martes, 25 de julio de 2017

RECORDAREMOS VUESTROS NOMBRES: BENEMÉRITOS LEALES A LA REPÚBLICA
























Destino, 2017 
          El capitán de caballería Escofet, jefe de la comisaría de orden público, cuenta en sus memorias que ante la negativa de Aranguren a secundar la sublevación, Goded le amenazó con fusilarle pero no se amedrantó: «Si mañana me fusilan, fusilarán a un general que ha hecho honor a su palabra y a sus juramentos militares. Pero si mañana le fusilan a usted, fusilarán a un general que ha faltado a su palabra y a su honor».
            
            Lorenzo Silva en Recordarán tu nombre desarrolla un relato novelado, de ficción pero no fabulado, que el autor vincula a la biografía de sus abuelos Manuel y Lorenzo de los que conoce su memoria histórica gracias a las mujeres de su familia: madre y tía. Ambos fueron uniformados también, -uno en la policía, subordinado de Aranguren, y otro en el ejército, a las órdenes de Goded en Marruecos-; ninguno de ellos se sumó a la rebelión militar. Además, Silva recurre a testigos, documentos y ha contado con la inestimable colaboración de la familia del general.



       




           Lorenzo Silva recibió la distinción como Guardia Civil honorario por su defensa de la imagen del cuerpo armado. La benemérita protagoniza la serie de catorce títulos del teniente Bevilacqua y la brigada Chamorro; además, del ensayo sobre el cuerpo en Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil.          



       La guardia civil se funda en 1844, reinado de Isabel II, para la defensa de la seguridad nacional,  manteniendo unos primeros escarceos con los carlistas. Atendían la vigilancia de bienes ante el pillaje, el tránsito por los caminos y la prevención ante los malhechores, en sustitución de la Santa Hermandad que cosechó la mala fama de llegar siempre tarde y de ahí el dicho "a donde vas mangas verdes", en referencia a su uniformidad. 
      
       
          Hemos generalizado el titulo de nuestro post respecto del de la obra de Silva pues queremos extender el imperativo de no olvidar a aquellos militares que, al igual que  Aranguren, cumplieron con el deber. Dos coroneles, tres tenientes coroneles y comandantes de la guardia civil fueron exterminados en Cataluña. Debemos recordar a Batet, Núñez de Prado y Sebastián Pozas Perea, inspector general de la guardia civil y ministro de la gobernación del primer gobierno de la República en la guerra

             La madrugada del 19 de julio se declaraba en Burgos el Estado de Guerra, con la irrupción de las tropas por las calles, igual que sucediera en Vitoria, Valladolid y Pamplona. La mayor parte del ejército secundó el golpe de Estado, aunque para conseguir su propósito los sublevados tuvieron que derrocar al general Domingo Batet Mestres, máximo jefe de la VI División en Burgos, fiel a la República, fusilado el 18-2-1937, a quien le impusieron una
 sanción económica desorbitada de cinco millones de pesetas. Contaba con el apoyo del teniente coronel Arturo Herrero Company. También fue apresado el General Julio Mena Zueco, que sustituía a Gonzalo González de Lara al mando de la 11.ª brigada de infantería ante las fundadas sospechas de que iba a ser uno de los incitadores a la rebelión golpista.


           Las órdenes de los sublevados fueron dirigidas por el coronel Fernando Moreno Calderón, Jefe de Estado Mayor e integrante de la Junta de Defensa Nacional, quien tuvo que lidiar otro duro enfrentamiento para reducir al mando de la Guardia Civil, el coronel Luis Villena Ramos, sin embargo, el teniente coronel Eduardo Dasca García, jefe de la comandancia de la provincia, desobedeciendo las órdenes de su superior, no entregó las armas que reclamaban los milicianos del Frente Popular ante el levantamiento militar; el capitán Enrique Marín Valenzuela y el brigada Andrés Arranz Iglesias fueron asesinados el 9 de agosto de 1936 (José Luis Cervero, Los rojos de la Guardia Civil. La esfera de los libros).


            El 27 de julio la Junta de Defensa Nacional decretó la destitución de los gobernadores civiles con carácter retroactivo al día 19 de julio. El de Burgos, Julián Fagoaga Reus, fue paseado el 1 de septiembre y es suplantado por el teniente coronel Marcelino Gavilán hasta que fue relevado por Francisco Fermoso Blanco, quien firma las sacas que partieron del penal de Burgos del 10 de septiembre al 12 de octubre -siguiendo la pauta que se daba en provincias castellanas como Salamanca, Valladolid y Segovia, cesando la violencia al unísono-, según las órdenes dictadas por el general de brigada retirado Fidel Dávila Arrondo que pasa a formar parte de la Presidencia de la Junta Nacional junto al General de División Miguel Cabanellas Ferrer como Presidente (24 de julio de 1936). En el Gobierno de 1938, presidido por Franco, fue nombrado Ministro de Defensa.


           El caudillo estaba molesto por el posicionamiento de gran parte de los miembros beneméritos en la sublevación y tubo intención de disolver el cuerpo. Fue el teniente general Camilo Alonso Vega, nombrado director de la Guardia Civil entre 1943 y 1955 el encargado de la remilitarización, eligiendo a sus mandos entre los oficiales del ejercito que establecieron una disciplina ideológica derechista. Una de las funciones primordiales encomendadas fue la de aniquilar a los maquis. 

En la novela se recogen documentos y hechos acaecidos en la contienda entre los que caben citar que en su origen se encuentra la necesidad del Cuerpo Nacional al servicio del Estado y no del cacique local. Entre los artículos de la Cartilla del Guardia civil originarios y que aún perduran se encuentran el sometimiento a la autoridad civil, el respeto a los ciudadanos y que debe ser prudente y "político sin bajeza".     

 Apuntaremos que procedemos de una tradicional familia de hijos del cuerpo y nuestros abuelos sostenían la consigna de que los guardias civiles no podían manifestar tendencias políticas por tener que servir al gobierno y este se mostraba cambiante. 



            Retomando a Aranguren, en su momento el oficial pudo haberse exiliado y su mujer le recordaba que si Franco había fusilado a su primo Ricardo de la Puente Bahamonde con quien jugaba de pequeño, cómo iba a perdonarle a él, pero el general no consideraba que hubiera motivos para que le fusilaran pues intentó salvar a Goded, eludiendo firmar su sentencia de muerte, lo que le enfrentó con Azaña; intercedió para que otros militares no fueran asesinados. El consejo de guerra que condenó a muerte a Aranguren no argumentó pruebas y firmaron una sentencia injusta.

             Según Heliodoro Rolando de Tella, Franco dio la orden: "A Aranguren, que lo fusilen aunque sea atado a la camilla", ejecución que le practicaron sentado en una silla porque el mando había sufrido un accidente. El 21 de abril de 1939, una vez finalizada la Guerra Civil, le ejecutaron.




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LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUARDIA CIVIL





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