La violencia de género necesita más referentes en la producción editorial tanto para que infantes e inconscientes sepan distinguirlo como para que se manifiesten los aquejados por la represión machista, como hace Cristina Farreras en La Loca. En el presente post nos centraremos en el álbum ilustrado Francisca, de Cristina Oleby y mencionamos otros trabajos interesantes como los de Edurne Portela, abordando una realidad que permanece oculta en el seno de las familias mientras emerge de la propia sociedad machista de cuño tradicional.
Francisca es un cuento con apariencia de relato clásico al situar la acción en arquetipos del Medievo, sin embargo es una historia que acontece hace "mucho o poco tiempo", insinuando que pasaba desde antiguo al igual que sucede en nuestros días.
Mientras él se sienta con vistas al exterior ella tiene la mirada hacia el muro |
Enrique es el señor altivo que como cualquier enamorado se muestra en un principio muy atento y detallista. La naturaleza rinde honores con dos tortolitos como testigos. Según se va apagando su pasión pasa progresivamente a someter en dominio a Francisca en el castillo.
Los jardineros plantan setos para no poder ver el exterior |
Dentro de su fortaleza Enrique va ejerciendo un acoso psicológico mediante reproches, menosprecio e ignorando a su pareja.
Francisca se queda en casa sin salir mientras Enrique lleva una vida activa |
A Francisca se le proporciona de todo para que no tenga necesidad de salir del castillo y, por ello, se siente recluida entre las doce torres, el laberinto de plantas y los trescientas sesenta y cinco alojamientos.
Francisca teje un mantel con amor |
La metáfora del distanciamiento entre ellos en el comedor simboliza cómo se va haciendo imposible la comunicación entre ellos.
La idea del alargamiento de la mesa la tomó la autora del relato visitando un castillo |
El personaje principal masculino no se transforma en "ogro", cuando el acoso psicológico y la modificación en el comportamiento de su carácter se manifiesta de manera progresiva hacia un ser malvado que le identifica un cuervo negro. Tampoco es intención de las autoras encasillar la historia en el pasado mientras texto e imagen resultan comedidos y exquisitos.
La tragedia reflejada en la luz roja proveniente de la otra habitación, haciendo sufrir a Francisca. Los floridos tejidos de vivos colores, ahora se estampan con ramas secas que invaden el lecho. |
El mérito del relato reside en la sutilidad que lo convierte en un cuento preciso y necesario. La violencia de género puede intuirse en pequeños detalles como en un dejar de hablar, faltar al respeto y cortar las "redes sociales" a la pareja con los amigos y familiares.
El contacto de Francisca con la gente es anulado por Enrique |
El desarrollo de la trama transluce el guión de un cortometraje cinematográfico por la historia tan evocadora y la defensa de los derechos de la persona, valores en los que reincide la autora en sus obras. La idea la perfiló a lo largo de mucho tiempo y la asentó tras un viaje por los castillos de Polonia. Las historias de Cristina Oleby no se caracterizan por tener el final feliz de cuento y en este caso con mayor realismo. En El viaje de Nora la protagonista con sus muñecos no consiguen el fin cometido y se debe ahondar en que la experiencia es el tesoro obtenido. Francisca es una obra de autor, donde incluimos la contribución estética de la ilustradora.
La lluvia se introduce en la casa en donde Francisca viste de negro |
El 25 de noviembre, considerado como el día del fin de la violencia de género, la protagonista recibe la noticia de que va a ser madre y decide marcharse, liberándose junto a su hija en un final apoteósico, al galope, a lomos de un caballo blanco.
Francisca de Pedraza fue la primera mujer española que denunció violencia de género por parte de su pareja y sería reconocida como tal, según sentencia de alejamiento de su cónyuge por la Corte de justicia de la Universidad de Alcalá de Henares, en 1624.
La autora escribió la obra pensando que lo ilustraría Mariona Cabassa |
La ilustradora catalana Mariona Cabassa también se dedica a tatuar sobre la piel y está acostumbrada a trazar precisas filigranas que ejecuta para la ocasión mediante una técnica mixta de lápiz, ceras, rotulador y acrílico, aportando en sus vivos diseños el clasicismo que envuelve al cuento en una magia universal de todo tiempo y lugar.
Artes finales de Mariona Cabassa para Francisca |
La bella fábula, resultante de las ilustraciones y su moraleja que no por su trama, anima a que todas las que porten antifaz puedan desposarse y arrojar las alforjas para superar la montaña arbórea y alcanzar la mar.
Los varones tienen que aplicarse el cuento porque no "es cosa de niñas" y no se debe caer en el comportamiento que se critica. Se equivocan también los mayores que piensen que es un cuento infantil, así como los que crean que es un relato tan solo para los adultos. No podemos menos que sugerir la fórmula que no es otra sino el aprecio y el respeto, o lo que es lo mismo, cultivar día a día un amor hacia la pareja para que sea verdadero y perdure.
La obra supera la línea de lo fantástico del cuento hacia lo cotidiano, como alertan del peligro los grandes clásicos La ratita presumida y Caperucita roja, por lo que consideramos que Francisca es otro imprescindible que hay que leer hablándolo con nuestros menores y no puede faltar en ninguna biblioteca que se precie.
Cristina Oleby con su trofeo en la 81 FLM 2022 |
Edurne Portela en Formas de estar lejos muestra cómo la violencia psicológica y el maltrato machista no es condición única de gente humilde y sin educación como suelen aparecer en los medios de comunicación por ser la que llega a terminar en tragedia. El acoso en la pareja se encuentra sometido desde el control y la anulación de la persona por la represión verbal y económica, pues también es muy habitual en las clases altas con un alto nivel de formación donde se oculta todavía más en secreto.