jueves, 1 de abril de 2021

CRÓNICA DEL SANTO REY DON FERNANDO III, por Diego López de Cortegana, Arcediano de Sevilla, edición de Jacobo Cromberger, 1516


  Facsímil de la edición de Sevilla, de Jacobo Cromberger, 1516. Fermín de los Reyes Gómez (editor). Con estudios críticos de José Luis Gonzalo Sánchez-Molero y José Manuel Lucía Megías: El Santo Rey Fernando y su periplo entre las viejas corónicas, y las xilografías caballerescas de la crónica del Santos Rey don Fernando Tercero, obra del canónigo sevillano Diego López de Cortegana, arcediano de Sevilla, publicada en 1516 por el famoso impresor alemán, asentado en Sevilla a fines del siglo XV, Jacobo Cromberger.



Editorial Universidad Complutense, 2008
Colección Patrimonio Bibliográfico Complutense
Encuadernación de tapa dura 
114 pp. + portada y 42 folios de numeración original
953 gr. 19 x 29 cm.
ISBN: 9788474919424 
Edición de 1000 ejemplares




    Hasta nosotros solo han llegado dos ejemplares de su edición príncipe de 1516. Uno de ellos, conservado en la Hispanic Society of New York, carece de portada, pero el bibliófilo Francisco Guerra logró adquirir uno sin faltas, que hoy se guarda en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense. 

   Su publicación constituye además un testimonio precioso acerca del dramático momento en que España se encontraba hacia 1516-17, sumida en una grave crisis política y social, derivada de la demencia de la reina Juana y de la muerte de su padre el rey don Fernando. En Castilla y en Aragón se veía con notable inquietud el hecho de que el nuevo gobernante fuera un  extranjero, el archiduque Carlos de Austria, que no había pisado el país. Sin embargo, su hermano pequeño el infante don Fernando había nacido en Alcalá de Henares en 1503, criándose y educándose en el reino. Sobre él se tenían grandes esperanzas, y se deseaba que fuera designado como gobernador del reino al fallecer su abuelo del mismo nombre. La evolución de los acontecimientos fue, sin embargo, muy diferente, pero este libro refleja de manera fiel las tensiones políticas del momento. 

   Aunque su editor literario, el arcediano Diego López de Cortegana (1455-1524) no se refiere en ningún momento al infante, y la obra aparece dedicada a Fernando Enríquez de Rivera, Capitán general de la ciudad de Sevilla, la portada, con una entalladura a plana entera, nos revela otra historia editorial. En realidad la Corónica fue el resultado de un proyecto muy ambicioso, que quedó interrumpido de manera abrupta en 1516. Su verdadero destinatario era el infante don Fernando.

   Ya en 1508 y en 1511 Fernando el Católico y su nieto habían viajado a Sevilla, pero en las Navidades de 1515 el monarca aragonés se encaminó hacia Sevilla, anunciando su proyecto de armar una flota contra los turcos. Fue entonces cuando Cortegana decidió publicar su edición de la Coronica, concebida como un obsequio para el infante, probablemente bajo el patrocinio de Diego Deza, el arzobispo de la ciudad y gran rival político de Cisneros. Sin embargo, antes de llegar a Sevilla el rey Fernando falleció, en su testamento se nombraba como regente al príncipe Carlos; y Cisneros ordenó el traslado forzoso del infante a Alcalá de Henares. Ante este giro político, Cortegana y Cromberger se vieron obligados a cambiar la dedicatoria, pero no modificaron la ilustración de la portada, una costosa entalladura xilográfica. En ella se observa como dos eclesiásticos, ante una imagen sentada de Fernando III el Santo, ofrecen un libro a otros dos personajes en hábito cortesano. Quien recibe el libro es un personaje joven, de estatura menor que el resto. Se trata del infante don Fernando. Su dignidad como infante real justificaría que el clérigo se arrodille ante él, pero existen otros detalles que avalan esta identificación. Ciñe una espada, símbolo de la autoridad real, y su aspecto físico evoca al del hermano de Carlos V. 

   Sabemos que uno de los primeros compradores de la Crónica de Fernando III fue Hernando Colón, quien anotó en su Regestum librorum, que le «costó en Medina del Campo 42 ms. por Julio de 1518». Este ejemplar ha llegado a la Biblioteca de la Universidad Complutense tras un azaroso periplo bibliófilo, perteneciendo sucesivamente a Rafael Floranes (1743-1801), Fernando Fernández de Velasco (1835-1912) y Francisco Guerra Pérez-Carral (1916-2011), quien cedió su espléndida biblioteca a la Universidad Complutense en 2006. 


Indice:
 NOTA DEL EDITOR. 
 EL SANTO REY FERNANDO Y SU PERIPLO ENTRE LAS "VIEJAS CORÓNICAS": 
El ejemplar complutense de la Colección Francisco Guerra. 
La Coronica como objeto bibliográfico. 
La Coronica en su contexto histórico: Castilla 1516. 

 LAS XILOGRAFÍAS CABALLERESCAS DE LA CRÓNICA DEL SANTO REY DON FERNANDO TERCERO: 
1. Los Cromberger y los libros de caballerías. 
2. Una clasificación de las estampas de la Crónica del santo rey don Fernando tercero. 
3. El modelo editorial caballeresco de Cromberger. 
4. Los grabados específicos hacia la "generalización referencial". 
5. Los grabados referenciales: el triunfo de la "decoración" sobre la "ilustración". 
6. El modelo iconográfico cromberguiano caballeresco frente a otros modelos amadisianos europeos.

 CORÓNICA DEL SANTO REY DON FERNANDO, TERCERO DESTE NOMBRE, QUE GANÓ A SEUILLA E A TODA EL ANDALUZÍA, EMENDADA POR DON DIEGO LÓPEZ, ARCEDIANO DE SEUILLA, DIRIGIDA AL MANÍFICO E MUY NOBLE SEÑOR DON FERNANDO ENRÍQUEZ, HIJO DEL ILUSTRE SEÑOR DON PEDRO ENRÍQUEZ, ADELANTADO MAYOR DEL ANDALUZÍA, QUE AYA GLORIA 


PRÓLOGO 

   Entre otras scripturas, magnífico e muy noble señor, que en la librería desta Sancta Yglesia de Seuilla se guardan, hallé la historia del sancto rey don Fernando, que ganó esta insigne e muy noble ciudad. E como quier que algunos sumarios de su Corónica se ayan imprimido, parescióme que era bien publicar ésta por ser más copiosa y en ella largamente se cuentan sus notables hazañas dignas de perpetua memoria e que no esté encerrada vna historia que tanto es por todos desseada, mayormente en esta muy noble ciudad que él ganó con mucho trabajo e peligro de su persona y con grandes expensas e gastos de sus rentas e tesoros, los quales embió al cielo para que allá le fuesen restituidos. 

   Y porque para mejor recontar su Corónica ay necesidad de començar vn poco más al principio de donde él desciende, comiença la narratiua o exordio dende el rey don Alonso, su abuelo, hijo del rey don Sancho el Desseado, porque mejor se entienda la historia de su real linaje e nobles e sanctos fechos. Como quier que su línea viene de tantos reyes, que sería confusión y prolixidad inxerirlos aquí todos, mayormente que nuestra intención es solamente contar la historia deste sancto rey don Fernando, la qual fue emendada o, hablando más cierto, renovada en la pronunciación de algunos vocablos antiguos porque mejor los modernos los entiendan.


   Y por que a vuestra merced, como principal cauallero desta ciudad e del nombre deste sancto rey pertenesce fauorescer sus grandes e nobles fechos, me paresció que justamente le deuía dirigir esta Corónica para que con su autoridad e fauor se publique por todos los que la quisieren leer, quanto más que vuestra merced sacó la espada deste rey bienaventurado el día de Sant Clemeynte deste año del nascimiento de nuestro Saluador Iesu Christo de mill e quinientos e quinze años quando se haze una solenne e muy deuota procesión en memoria que en tal día él ganó esta gran ciudad, estando en la capilla de los reyes mostró desseo de ver su Corónica. Por lo qual me mouí por seruirle a la emendar como dixe e publicar en su nombre, pues en él y en sus nobles costumbres imita a este tan santo y bienauenturado rey. 

   Bien creo yo que no faltará quien me reprehenda diziendo que no es justo mudar los vocablos antiguos porque paresce que tienen magestad y más auctoridad que los modernos. Pero a esto es fácil la respuesta, que, quando alguna historia latina se torna en nuestra lengua e común hablar, no vsamos de los vocablos latinos avnque son más resonantes que el romance sino de la habla cotidiana, la qual sirue según el tiempo corre, que ya vemos en espacio de cuarenta o cinquenta años assaz diferencia e mudamiento en muchos vocablos de estonces a los de agora. Pero con el fauor de vuestra merced esto e otras cosas que los maldizientes suelen buscar me darán poco cuydado, mas de quedar por vuestro seruidor como lo soy. E con esta osadía y esfuerzo, inuocando el nombre de Dios e de la Virgen María, nuestra señora, su madre, con sus armas e las vuestras comienza la historia en la manera que se sigue.


INTRODUCCIÓN 

   En 1516, el impresor alemán Jacobo Cromberger, instalado en Sevilla a comienzos del siglo XVI, sacaba de sus prensas la Corónica del sancto rey don Fernando, cuya edición preparara el canónigo hispalense Diego López de Cortegana, arcediano de Sevilla. Es probable que el editor manejase un original conservado en la Biblioteca Capitular de Sevilla, hoy desaparecido, limitándose a copiarlo con unos mínimos retoques –enmendada, según confiesa en el título de la obra–, que fue la que entregó a Cromberger para su impresión. 

   Como confiesa en el Prólogo, la obra le fue solicitada por don Fernando Enríquez de Ribera, hijo del Adelantado de Andalucía y señor de Tarifa, don Pedro Enríquez, tomándola de uno de los varios ejemplares manuscritos que por entonces circulaban por Sevilla, como don Diego López de Cortegana confiesa en la introducción de su Prólogo:

 Entre otras scripturas, magnífico e muy noble señor, que en la librería desta Sancta Yglesia de Seuilla se guardan, hallé la historia del sancto rey don Fernando, que ganó esta insigne e muy noble ciudad. E como quier que algunos sumarios de su Corónica se ayan imprimido, parescióme que era bien publicar ésta por ser más copiosa y en ella largamente se cuentan sus notables hazañas dignas de perpetua memoria. 


   La obra alcanzó un extraordinario éxito, hasta el punto de haber sido reimpresa en varias ocasiones, tanto en Sevilla, como en otras ciudades de España. Una de ellas lo fue por el propio Jacobo Cromberger, en Sevilla, en 1526, habiéndose identificado varias reimpresiones, la última de la cuales tuvo lugar en 1539. Parece que de la primera edición sólo subsiste un ejemplar en muy buen estado, conservado hoy en la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid y otro en peor estado en la Hispanic Society de Nueva York. Fue donada por el profesor y bibliófilo don Francisco Guerra, quien, tras múltiples peripecias, la había adquirido en Londres en 1965. Él mismo poseyó otros ejemplares de la Crónica, uno de 1566 (Medina del Campo) y otro de 1884 (Madrid). No obstante, los eruditos del XVII y XVIII hacen referencia a una primera edición realizada en Valladolid en 1515, de la que hablaron tanto Nicolás Antonio como el jesuita P. Andrés Burriel, y de la que sólo ha llegado a nosotros esta simple noticia. Según Sánchez Molero, se trata posiblemente de «una confusión con la edición vallisoletana de 1551. Hubo otra en Salamanca en 1540. En cualquier caso subsiste la sospecha de que Diego López, aunque no la cita en su Prólogo, la utilizase al referirse en 1516 a su Corónica como nueuamente sacada en molde

 

  La Crónica de Fernado III sigue con ligeras variantes, a veces, extractando el texto de la Primera Crónica General de España [PCG] o Estoria de España. Veamos algunos ejemplos: 


1. Llegada a Burgos de doña Beatriz de Suabia 

«La noble reyna doña Berenguela, quando supo la venida de la infanta doña Beatriz, salió muy noblemente acompañada de prelados y varones religiosos y los maestres de las Órdenes y de abadesas y dueñas de orden y de mucha noble caballería» [Corónica, cap. XI]. 

Et fue y la muy noble reyna donna Berenguella et la noble corte de Castiella, et y estidieron delant todos los grandes omnes del regno et las ricas hembras et otras duennas con ellas, et por la mayor parte de todos los mayorales de las çipdades et los caualleros del rey [PCG, cap. 1026, 39]. 

 

2. Conquista de Capilla 

   « Después de passado lo sobredicho, el noble rey don Fernando sacó su hueste e vino sobre Capilla, que es vna fortaleza muy fuerte en el arçobispado de Toledo, e puso cerco sobre ella e túuola cercada catorze semanas y en fin la tomó e tornóse a Toledo» [Corónica, cap. XIIII].

 Apoderado con su hueste muy grant contra los moros, fue desta vez et cercó Capiella, que es muy fuerte castiello en el arçobispado de Toledo, et conuatiól muchos días, et prisol. Et al cabo de xiiii semanas de quando saliera con su hueste, tornóse a la çipdat de Toledo [PCG, cap. 1037a]. 


3. Sublevación de Aben Hud en Murcia «Mas, /9v b según quenta la historia, esto significó luto por el destruymiento de su gente que dende a poco tiempo sucedió en Murcia y en otros muchos lugares, porque en este tiempo ganó el rey don Fernando el Andaluzía e todo lo que auía sido primero de christianos, saluo a Valencia e sus términos, en la qual estaua vn moro que se llamaua Zahén que era del linaje de los reyes de Valencia y este moro yua ganando esta tierra» [Corónica, cap. XIIII]. 

según cuenta la estoria mostraua esto sennal de lloro et de duelo et de destroymiento de la su yente; et fue esto uerdat, ca se cunplió en Murcia et en otros logares a poco tiempo, ca estonçes en medio deste tiempo. Ganó del Andalozia el rey don Fernando lo que era antes de los cristianos españoles, sinon a Valencia et sus términos de aderredor, en que estaua vn moro que dizien Zaen e era del linaje de los reyes, et este moro guerreaua et amparaua la tierra [PCG, cap. 1037b].


4. Cerco de Jaén y muerte de Alfonso IX de León 

«Este noble rey don Fernando sacó su hueste e fue a cercar a Jaén [e] combatiólo muy reziamente. E como no la pudiesse ganar por ser tan fuerte, acordó de tornarse para Castilla e tornar o-/10r a tra vez con mayor exército. E quando llegó a Guadalaxara diéronle nueuas cómo el rey don Alonso, su padre, era muerto en Villanueua de Sarria y que lo enterraron en la yglesia de Santiago, y que auía dexado el reyno a sus hijas doña Sancha y doña Dulce, las quales auía auido en doña Teresa, su muger. Murió este rey don Alonso año del Señor de mill e doscientos e treynta e quatro años. Mas la noble reyna doña Berenguela, con el gran cuydado que tenía de las cosas que cumplían a su hijo, saliólo a recebir e luego le dio priessa que fuesse a tomar la possessión del reyno de su padre antes que se le recreciesse algún estoruo» [Corónica, cap. XV].

Despues de todo esto, saco el rey don Fernando de cabo su hueste muy grande; et fue et cerco a Jahen, et conbatiola ya quanto muy de rezio. Mas veyendo el, et sus omes buenos que eran y con el, que la çipdat era tan fuerte que se non podie conbater con engenno de omne, ouo su conseio con sus omnes buenos, et su acuerdo fue tal: que se fuese ende daquella vez, et despues tornarie y quando Dios quisiese, a seruicio de Dios. Et fizolo asi, et leuantose ende de torna para Castiella. Et quando veno a Guadalfaiara, llegol allí mandado que su padre don Alfonsso, rey de Leon, era finado en Uillanueua de Sarria, et quel enterraran en la iglesia de Santiago –murio este rey don Alfonso de Leon, padre deste rey don Fernando de Catiella, en la era de mil et CC el LXVIII annos, et andaua estonçes otrosi el anno de la Encarnacion del Sennor en mil et dozientos et treinta annos– et dixieron esos mandaderos quel rey don Alfonso, su padre, mandara el regno a sus fijas, las que fiziera en donna Teresa. Onde la noble reyna donna Berenguella, su madre del rey don Fenando, con cuedado de madre, salio al rey don Fernando bien aca al camino por o vinie, por acuçiarle que fuese quanto mas podiese a recibir el regno de ssu padre, ante que nasçiesse y por ventura algún estoruo [PCG, cap. 1038a-b]. 

5. Fernando III toma posesión del reino de León

«Porque avn no tenía el rey don Fernando toda la possesión del reyno, puesto que tuuiesse la más parte, se-/10v a gún cuenta la hystoria, partió de Mansilla e fue para León, que es cabeça del reyno, a donde fue muy honradamente recebido e con mucho plazer. E allí fue alçado por rey de León por el obispo de la mesma cibdad, que se llamaua don Rodrigo, e por todos los caualleros e ciudadanos y puesto en la silla real cantando la clerezía Te Deum laudamus solemnemente. E todos quedaron muy contentos e alegres con el rey e desde estonces fue llamado rey de Castilla y de León, los quales dos reynos legítimamente heredó de su padre y madre. E assí como estos dos reynos se auían diuidido algunos tiempos, assí se juntaron otra vez en este noble rey don Fernando el tercero» [Corónica, cap. XVI].

Veniemos de Mansiella a Leon, que en aquel regno paresçe et es siella de la real maiestad, mas que otra çipdat de todo aquel regno, et fue y rreçebido sin toda contralla, mas muy bien et muy onrradamiente. En en aquel logar, en la çipdat de Leon, fue el rey don Fernando de Castiella alçado rey de Leon, de don Rodrigo obispo desa çipdat et de todos los çipdadanos, caualleros et ruanos et el otro pueblo, al alteza del regno de León, et puesto en la siella real, la clerecía cantando alta et onrradamiente con el: Te Deum laudamus, et quiere esto decir en el lenguaie de Castiella: «A ti, Dios, alabamos». Et, esta alabança cantan a Dios las clerezias con su rey quandol alçan de nueuo, commo estonçes en el regno de Leon al rey don Fernando, et otrosi esta alabança cantan a Dios a las eleçiones, esto es a las ecogencias que fazen de nueuo de sus obispos et de sus abades [PCG, cap. 1039, 723b].


6. Batalla de Jerez

«En aquesta batalla fue muerto el rey de los gazules e otros muchos honrados moros. En la muerte deste rey de los gazules ganó mucha honra el nouel cauallero Garci Pérez /12v a de Vargas, a quien armó cauallero Áluar Pérez antes que entrasen en la batalla, porque este Garci Pérez lo mató. Este rey de los gazules era el que arriba diximos que vino con los setecientos caualleros alárabes, que puso en más aprieto a los christianos. E avnque la historia los llama arriba alárabes e aquí Gazules, de vna mesma gente e rey se entiende. Este rey auía passado de allende como en romería en seruicio de su Mahoma, e quando passó acá diole el rey Abén Huc a Alcalá que llaman «de los Gazules», que por estos gazules la llamaron a ella Alcalá de los Gazules» [Corónica, cap. XIX]. 

En esa fazienda fue muerto el rey de los gazules, et otros muchos onrrados e poderosos moros de grant cuenta. En la muerte dese rey de los gazules, cuenta la estoria por afirmamiento de los que se y açertaron, onrró mucho el nouel cauallero Garçi Perez de Uargas –que y don Aluar Perez, entrada desa lid, fizo cauallero– el comienço de la su caualleria: ca sin falla ese dize que lo derribó e mató. Et ese rey de los gazules fue el que llegara con los seteçientos caualleros aláraues que de suso dixiemos; et commo quier que los de ssuso la estoria «aláraues» nombre, ante los llamauan bien a ese timpo «gazules», et por ese nom-/bre dellos llaman a ese «rey de los gazules»; et auie pasado de allen mar, commo en rromeria, en seruicio de su Mahomad. Et desque ese rey fue aca pasado, diot Abenhut Alcalá, a que agora llaman «de los gazules» [PCG, cap. 1044, 727 a-b].

   Podríamos añadir otros muchos ejemplos de la forma de resumir e incorporar el texto de la Primera Crónica General a la nueva versión modernizada de la Crónica de Fernando III, elaborada por el canónigo sevillano. 

* * *

   Una de las pocas interpolaciones efectuadas por López de Cortegana es el largo excursus introducido para explicar la forma en que Fernando III accedió al trono, si bien conservando los derechos de su madre doña Berenguela, que, mientras vivió, retuvo su condición y sus derechos de reina. En efecto, en todos los documentos dados por Fernando III, hasta el fallecimiento de su madre doña Berenguela, ésta figura como reina accediendo y dando su beneplácito a la decisión del rey.

«En este passo podrá ser que los lectores no queden bien satisfechos de cierta duda que de aquí nasce, e porque no queden con este sinsabor, absoluerse ha bre- / 5r a mente. La dubda puede ser ésta: Que pues doña Berenguela heredaua de derecho a Castilla después de la muerte de su hermano el rey don Enrique, ¿por qué embiaua secretamente y con cautela por su hijo don Fernando para lo alçar por rey? Pues tenía marido biuo que era don Alonso, rey de León, y heredándolo ella, lo heredaua el marido. E también se podría con razón preguntar ¿por qué estaua doña Berenguela en Castilla o a qué causa no estaua con el marido en León?

La satisfacción es ésta: que este casamiento de doña Berenguela e don Alonso, rey de León, fue fecho por vía de paz e concordia, porque siempre tuuieron grandes guerras su padre de doña Berenguela y el rey de León. E los grandes de Castilla, por euitar daños e porque ouiesse paz e concordia entre el rey de Castilla e el rey de León, contrataron el tal casamiento, no embargante que doña Berenguela y el rey de León eran muy cercanos parientes. E la reyna doña Berenguela ouo del rey don Alonso al infante don Fernando, de quien es la presente historia. Después el Papa dirimió este casamiento e mandólos apartar por ser tan cercanos parientes. Después el rey don Alonso, casó con otra muger, e la reyna doña Berenguela vínose en Castilla. E después de la muerte del padre, quedó con el hermano don Enrique, que heredó el reyno».

   Esta extraña aclaración no tiene relación alguna con la PCG ni tampoco con la Historia del arzobispo de Toledo, en la que en buena parte se basa la Estoria de España. Según Sánchez-Molero, sólo puede entenderse este excursus si se conecta con acontecimientos, no del pasado, sino del momento en que se redacta la Corónica del canónigo Diego López de Cortegana.


   En efecto, en 1515, todavía en vida de Fernando el Católico había una cierta tensión en los ambientes políticos del reino, partidarios unos del infante Carlos, que heredaría los reinos de España, además de los de su padre Felipe el Hermoso y los de su abuelo paterno el emperador Maximiliano, y otros del infante Fernando, hermano de Carlos, por quien Fernando el Católico parecía demostrar una gran predilección. El amplio excursus que comentamos parece tener la intención de explicar con un ejemplo de la historia la proclamación de Carlos como heredero del trono, reinando todavía su madre Juana «la Loca».

   Todos estos acontecimientos explican también la imagen de portada de la Corónica en la que el receptor de la misma es un joven cortesano que podría haber sido el infante don Fernando. A él iría dedicada la obra. Pero muerto Fernando el Católico y proclamado Carlos rey de España, ya no tenía sentido la dedicatoria, sino todo lo contrario, siendo sustituida por otra a un noble sevillano de antiguo linaje pero políticamente irrelevante.

* * *

     El autor de las Corónica no abunda en referencias al manuscrito que le sirvió de base a su edición. Se limita a confesar, en el Prólogo de su obra, que

en la librería esta Sancta Yglesia de Seuilla …, hallé la historia del sancto rey don Fernando … E como quier que algunos sumarios de su Crónica se ayan impreso, parescióme que era bien publicar ésta por ser más copiosa y en ella largamente se cuentan sus notables hazañas dignas de perpetua memoria …

   Ello nos lleva a concluir que don Diego López de Cortegana no se excedió en su indagación de los fondos entonces existentes de la Biblioteca catedralicia. De haberlo hecho, hubiera comprobado que el sumario o resumen de la vida y reinado de Fernando había prescindido de aspectos y hechos muy notables contenidos en la Estoria de España. Así, en el caso de la conquista de Sevilla, el autor del resumen de la Estoria prescinde del largo relato del asedio del castillo de Triana (Estoria, caps. 1109-1121); o de los dos interesantes capítulos en los que se describen los padecimientos que los cristianos tuvieron en el asedio de Sevilla y la ingeniosa y compleja disposición de su campamento (Estoria, caps. 1126 y 1127).

    La edición de 1516, salida de los prensas de Cromberger, se imprimió con una tipografía clara de recuerdo goticista y, como era costumbre, adornada con una serie de estampas encabezando los distintos capítulos. Estas interesantes xilografías, tanto las que se emplearon en esta Corónica como en otros de los impresos salidos del taller de los Cromberger, se caracterizan, como afirma José Manuel Lucía Megías, por reutilizar «los materiales con los que contaba en numerosas ediciones de diferente naturaleza textual, gracias al carácter referencial de la mayoría de los más de dos mil xilografías que se llegaron a emplear en cientos de ediciones que vieron la luz en sus prensas».


   Diego López de Cortegana nació, tal vez, en Cortegana (actual provincia de Huelva) en 1455 y fue uno de los más destacados intelectuales de la brillante Sevilla de los finales del siglo y comienzos del XVI, en la que sobresalieron, entre otros, el cronista de los Reyes Católicos Alonso de Palencia, y maese Rodrigo Fernández de Santaella, canónigo de la Catedral Hispalense y arcediano de Reina, fundador del Colegio de Santa María de Jesús, de que derivó andando el tiempo la Universidad de Sevilla. Por entonces la ciudad era un foco de la cultura renacentista, brillando principalmente por su conocimiento de la lengua y literatura latinas.

   No sabemos dónde cursó los estudios eclesiásticos, pero no cabe duda de que frecuentó asiduamente el círculo de Alonso de Palencia y de maese Rodrigo. En cualquier caso, debido a su cercanía a la reina Isabel la Católica, de la que fue capellán, y a sus propios méritos personales, fue nombrado canónigo de la Catedral de Sevilla, alcanzando posteriormente la dignidad de arcediano de Sevilla. Ocupó durante muchos años el cargo de oficial y fiscal de la Inquisición durante el mandato de don Diego de Deza, arzobispo de Sevilla (1504-1523) e Inquisidor General hasta 1507. Sus relaciones con los monarcas Católicos datan de los inicios de la Inquisición en Sevilla. En 1485, los reyes le reconocieron su hidalguía y las exenciones anejas a su condición. Su relación con la Inquisición se prolongó, como él mismo confesó en 1524, durante casi 30 años, servicio que le produjo numerosos beneficios económicos y propiedades. Como escribe Juan Gil, «la riqueza acumulada por Cortegana gracias a las donaciones que le hicieron los reyes y tierras confiscadas (a los conversos) explica la abundancia de arrendamientos en Sevilla y sus tierras hechos en su nombre».

   Su condición de oficial de la Inquisición fue compatible con la de escritor y aficionado a las letras, destacando por sus traducciones de obras del humanista Eneas Silvio Piccolomini, como Tratado de la miseria de los cortesanos, El sueño de la fortuna y, tal vez, La Historia de los amantes. Lector apasionado de las obras de Erasmo de Rotterdam, a quien dio a conocer en España, tradujo su obra Querella de la paz / Querela pacis (Sevilla, 1520). Entre sus traducciones más destacadas está sin duda la de Metamorfosis o El Asno de Oro, de Apuleyo, impresa en Sevilla por Cromberger en 1513, considerada por Menéndez y Pelayo como «sabrosísima» por «la lindeza y gracia de su estilo». Fallecería el 1º de octubre de 1524. Entre los muchos bienes acumulados a lo largo de su vida destacaban, según el inventario realizado por su albacea, el licenciado Diego de Ribera, «muchos libros de gramática y otros libros por encuadernar», sin contar en su escritorio «sesenta e tres libros grandes e pequeños» .




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