jueves, 29 de julio de 2021

UNA HISTORIA DEL TABACO, por JAVIER LÓPEZ LINAGE y JUAN HERNÁNDEZ ANDREU


 Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Agencia Nacional de Tabaco 

España, 1990 

Encuadernación en tapa dura con sobrecubierta ilustrada 

186 pp., 25 X 30 cm. 

ISBN 9788474798166

Puede consultar disponibilidad en el correo:  

librerialibropasion@gmail.com


   El estudio que se presenta bajo el título «Una historia del tabaco en España» expone la trayectoria fundamental de un hecho cultural tan importante como fue el descubrimiento europeo, a través de España, de la planta americana del tabaco.


   El libro se estructura en dos partes bien diferenciadas: 

 La primera, muy variada, se recogen los aspectos más físicos o tangibles de esta planta, que se van describiendo a través de seis capítulos dedicados a su descubrimiento y botánica; a los usos tradicionales y sus repercusiones sociales; a su manufactura antigua; al comercio de importación -imprescindible durante más de 350 años- y. por último, a su cultivo, desde los primeros ensayos autorizados en nuestro país hasta su definitiva legalización en 1940.

 La segunda parte está dedicada íntegramente al análisis de la renta del tabaco, ocupándose de una circunstancia decisiva en su evolución histórica: la intervención exclusiva de la Hacienda Pública sobre los flujos económicos generados por el tabaco.

 Destacamos la importancia gráfica de las ilustraciones con representación botánicas y aportaciones de las expediciones científicas que desde la Corona de España y con el impulso de la Ilustración hacia el conocimiento. 

Publicado en Amberes, 1576

   El tabaco es el producto obtenido de las hojas de la planta Nicotiana tabacum, una planta herbácea y perenne, de la familia de las solanáceas. Es originaria de la zona del altiplano andino y se extendió por todo el continente alcanzando el Caribe entre 2500 y 3000 años antes de Cristo.  En este sentido existen esculturas y pinturas precolombinas que representan personajes en alguna acción relacionada con el tabaco.

André Thevet, 1575. Biblioteca Nacional

   El conocimiento del tabaco se dio tempranamente a la llegada de Colón algo en cuya reconstrucción documental se recrea el libro. Rodrigo de Jerez, junto con Luis de Torres, componentes de la primera expedición de Colón quienes contemplaron cuando realizaban un reconocimiento de la isla de Cuba la habitual inhalación entre los nativos de "tizón", del humo tras prender hojas que ellos mismos secaban. Bartolomé de las Casas ya lo llamó tabaco y criticaba su inhalación por provocar efectos desinhibitorios que aprovechaban para realizar de forma inconsciente los trabajos duros, y también en los rituales. 

Ceremonia ritual en Brasil

   Diversos viajeros españoles como Gonzalo Fernández de Oviedo relataron la costumbre de los nativos de fumar lo que llaman tabaco o las hojas secas y enrolladas. Habitual en las Antillas, la Florida, México y Brasil, para lo que utilizaban unos artilugios en forma de rollo de hojas o tubos a manera de pipas. Los indígenas mexicanos le atribuían propiedades medicinales y la usaban en sus ceremonias. Con la conquista europea, el tabaco empieza a perder su sentido cultural y ritual y pasa a tener un uso más cotidiano que se administra hasta a los niños. 

   En 1565, el médico sevillano Nicolás Monardes publicó Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales en la que describe la planta del tabaco, el uso que hacían de la misma los indígenas americanos y sus empleos terapéuticos. Una planta con beneficios medicinales para alivio de heridas y reuma, espectorante, vomitivo, profiláctico y calmante.  


La flora de la Real Expedición del Nuevo Reino de Granada,
dirigida por José Celestino Mutis entre 1783-1808.
Madrid Real Jardín Botánico

   Entre 1571 y 1577, el médico y botánico español Francisco Hernández de Boncalo, fue elegido por la corona española para dirigir una expedición científica en el territorio de Nueva España, que plasmó su trabajo en "Historia natural de la Nueva España" con una de los primeras descripciones sobre el tabaco y sus propiedades: 

 "Es el yetl una hierba de raíz corta, delgada y fibrosa de donde nacen tallos de cinco o más palmos de largo, vellosos, desordenados, estriados y lisos; hojas anchas, oblongas y hasta cierto punto parecidas a las del lampazo; flores semejantes a las del beleño que dejan, cuando caen, cápsulas llenas de semillas. Llaman los haitianos a esta planta tabaco (y de ellos se transmitió el nombre no sólo a los indios, sino también a los españoles), porque se mezclaba a los sahumerios, que igualmente llamaban tabacos. Algunos lo llaman hierba sagrada, y, otros, nicociana. Sus propiedades son bien conocidas: las hojas puestas a secar, envueltas luego en forma de tubo e introducidas en cañutos o en canales de papel, encendidas por un lado, aplicadas por el otro a la boca o a la nariz, y aspirando el humo con boca y nariz cerradas para que penetre el vapor hasta el pecho, provocan admirablemente la expectoración, alivian el asma como por milagro, la respiración difícil y las molestias consiguientes... 
 Se embota el sentido de las penas y trabajos, e invade por completo el ánimo como un reposo de todas las facultades, que podría llamarse una casi 'embriaguez'... 
 El polvo de las hojas, aspirado y tomado por la nariz, hace que no se sientan los azotes ni los suplicios de cualquier género, incrementa el vigor y fortalece el ánimo para sobrellevar los trabajos... Pero los que toman la corteza en cantidad de lo que cabe en una cáscara de nuez, se embriagan de tal modo que caen de inmediato inconscientes y medio muertos. Los que recurren al auxilio del tabaco con más frecuencia de la que conviene se ponen descoloridos, con la lengua sucia y la garganta palpitante, sufren ardor del hígado y mueren al fin por caquexia e hidropesía; mas los que lo usan moderadamente suelen liberarse de otras muchas molestias...".

 

   Los primeros cultivos de tabaco se realizaron, por los españoles, en 1530 en territorio de la isla de Santo Domingo, ​ adquiriendo su cultivo un rápido desarrollo que lo llevó en menos de un siglo de las tierras de América hasta Europa, Asia (se introduce por los portugueses y se comienza su cultivo en el siglo XVII, sobre todo en Japón y Filipinas) y África (costa oriental, Madagascar y más tarde en Egipto y Marruecos). 

   Jean Nicot, embajador francés en Lisboa, envió esta hierba en 1560 a la reina Catalina de Médici como remedio a sus jaquecas, con ello se extiende el empleo del tabaco aspirado y la planta adquiere fama medicinal, derivando del apellido su nombre genérico: nicotiana. En 1585 La planta fue llevada a Inglaterra por Francis Drake y también el inglés Walter Raleigh inició en la corte isabelina la costumbre de fumar tabaco en pipa. El uso del tabaco se difundió rápidamente por Europa, posteriormente alcanzó Rusia, y en el siglo XVII llegó a China, Japón y la costa occidental de África. En 1604, el rey Jaime I de Inglaterra prohibió el tabaco en todo el país. También el Papa Urbano VIII, en una Bula de 1642, elimina el consumo de tabaco en todas las iglesias de la diócesis de Sevilla.
Flora de Filipinas, Manila 1877
Manuel Blanco et al
Jardín Botánico

   Tras la expansión mundial de la planta, Las principales plantaciones de tabaco se establecieron en Virginia, Brasil (Bahía de Recife), Nueva Granada (Venezuela), Nueva España (Guadalajara) y en las islas del Caribe, especialmente en Cuba y, en menor escala, en Filipinas y en las islas holandesas. Comienza un comercio internacional de tabaco en el que Francia produce en las Antillas y Guayanas, Portugal en Brasil e Inglaterra en Virginia y La Florida, España lo produce en América (una vez perdidas las colonias se realizan plantaciones en Canarias y Extremadura, con fábricas en Almería, Galicia, Tarragona y Madrid).

Título de participación o accionista en fábrica tabaco de Filipinas

              

El comercio del tabaco en España

   A principios del siglo XVI se establecieron las primeras industrias de manufacturas de tabaco en la ciudad de Sevilla, las primeras de toda Europa.  Antes, el tabaco venía de Cuba y Santo Domingo en polvo. Una vez levantada la factoría sevillana, la hoja de tabaco llegaba íntegra para ser tratada en la fábrica que monopolizó la producción del tabaco en España. 



El puerto de Sevilla pasó de las 15.328 libras de tabaco en 1609 a 404.564 en cuatro años. En 1797 aportó 101.863.200 reales vellón al patrimonio nacional.

    En 1632 se instauró el estanco del tabaco en España, que duró hasta 1844, en que fue arrendado al marqués de Salamanca. A partir del siglo XIX, se abrieron en España nuevas fábricas de tabaco en Bilbao, Santander, Madrid, etc., mejorándose, al mismo tiempo, la producción de tabaco en Cuba, entonces primer productor mundial de tabaco. 

Manuscrito de Instrucción General del cultivo de Tabaco, 1764


   Se establecieron fuertes relaciones entre las tabaquerías yanquis y las cubanas, lo que a largo plazo tendría nefastas consecuencias para los cubanos. Entre 1866 y 1874 se permitió la libre introducción y venta del mismo. En 1887 se estableció un sistema de arrendamiento de monopolio, adjudicado a la Compañía Arrendataria de Tabaco. La entrada de España, en 1986, en la Comunidades Europeas supuso la desaparición del monopolio.


   El tabaco sin combustión se utilizó de forma aspirada y para masticar, esta última modalidad nunca estuvo muy difundida en Europa, pero si alcanzó popularidad en la zona meridional y del sureste de Estados Unidos. 


Uitotos tomando rapé, grabado de América pintoresca 1884

   La inhalación de tabaco seco por la nariz era algo practicado en el periodo precolombino en América. La población indígena de Brasil fue el primer pueblo conocido en consumir el tabaco de este modo, que preparaban con morteros de palisandro.​ Las primeras descripciones de dicha práctica fueron recogidas por fray Ramón Pané después del segundo viaje antillano de Colón (1493-1496).

   La costumbre del cigarrillo es antigua pues los indios de las Antillas y México fumaban el tabaco con un tubo hecho de hojas de una planta distinta, normalmente maíz. Al trasladarse a Europa se sustituyó el maíz por papel. Fue a principios del s. XVIII cuando Antonio Charro, vendedor de labores de tabaco en el Baratillo de México, tuvo la idea de vender raciones de briznas envueltas en un papel fino en forma de cilindro.

Ilustraciones idealizadas de Juan Carlos Arbex 

   En la primera mitad del siglo XVIII había siete fábricas de la Reina del Tabaco donde trabajaban 13.316 personas de las que 9.555 eran mujeres, propiedad de la Corona española, poseedora hasta entonces del monopolio del tabaco, materializándolo en la Real Fábrica de Puros y Cigarros de México, lo extiende a Cuba y cede la explotación a la compañía de la Habana. A fines del siglo XVIII y gran parte del XIX, la América de habla inglesa se convirtió en la principal productora mundial de Tabaco con la invención de la máquina de elaborar cigarros en 1881, que posibilitó su difusión a una mayor población e hicieron su consumo más masivo. En pocas décadas, el consumo de cigarrillos se generalizó.

   El despegue de este consumo masivo de tabaco se produce, en Estados Unidos, a partir de los años 20 del siglo XX, y a partir de los años 50 en España.  



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