miércoles, 11 de abril de 2018

¡ESPAÑOLES, A MARRUECOS! de JULIO ALBI DE LA CUESTA




               Los conflictos de España con Marruecos no están tan lejanas en el tiempo, ni en el espacio. De la Marcha Verde y la guerra por el Sáhara español a las batallas de Annual 1921. El autor se retrotráe un poquito más allá, a la contienda con nuestros vecinos en la guerra de África 1859-1860.







                  


          Cargas de coraceros con refulgentes cascos metálicos agrestes cabileños, de chilabas rayadas lanceros con multicolores banderolas la legendaria Guardia Negra, azul y roja audaces cornetas, casi niños bellas hebreas presidiarios encadenados, como salidos de Los Miserables húsares, blancos y celestes aérea caballería marroquí, envuelta en jaiques fantasmales misteriosas ciudades santas arias de Bellini cantadas a la luz de las hogueras por oficiales sentimentales zocos abigarrados curtidas cantineras vestidas a la amazona, revólver en cinto Prim tonante, en los Castillejos caravanas ondulantes de camellos ataques a la bayoneta con banderas desplegadas, al compás de músicas y charangas y plumas como las de Alarcón, que tomaban sus sueños por realidades.


El general prim en la batalla de Tetuán.
Francesc Sans i Cabot (1865)

             Por estos y otros aspectos la Guerra de Marruecos de 1859-1860 ha pasado a la historia con el nombre de Guerra Romántica, carácter que comparte la misma denominación oficial, Guerra de África, que desorbita el ámbito de las operaciones que se llevaron a cabo, para darles una dimensión continental cuando, en realidad, solo se desarrollaron entre Ceuta y la bahía de Tetuán. Junto a todo eso existe, sin embargo, otro rostro no tan evocador, el de una campaña improvisada, lanzada en la peor época del año y con medios navales insuficientes soldados ateridos, mal cobijados en tiendas diseñadas para resguardar del sol, no para proteger de las constantes lluvias, y batalla inútiles y costosas. Y siempre, la sombra del cólera insidioso, matando a diestro y siniestro, más feroz que las balas, que envió a miles de hombres a la tumba, tras entierros clandestinos, para no desmoralizar a los supervivientes, o a hospitales donde con frecuencia agonizaban olvidados en el suelo, sobre un montón de paja podrida. 


Fantasía árabe. Fortuny

          En Españoles, a Marruecos! La Guerra de África 1859-1860, Julio Albi de la Cuesta retrata con maestría esta dicotomía, porque si la guerra fue indiscutiblemente popular, miles de españoles pagaron para no ir a ella si concitó consensos de todos los partidos, la unanimidad duró poco si obtuvo ciertas ventajas, generó decepciones, incluidas las de la propia Isabel II, y si se derrochó bravura, sobraron imprudencias censurables.



Ilustrado con grabados de época

 



         Fue, pues, una campaña con claroscuros, como tantas otras, lejos del escenario, a la vez idílico y teatral, que en ocasiones se ha presentado.









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