David Douglas Duncan falleció el 8 de junio de 2018 a los 102 años. El fotoperiodista estadounidense ha sido muy considerado, ganando la Medalla de Oro Robert Capa en 1967, recordado por sus dramáticas fotografías de combate en las guerras del Pacífico (Japón, Corea y Vietnam), reportero de la revista Life y reconocido por ser el "fotógrafo oficial" del artista vanguardista más innovador de todos los tiempos. Picasso y Jacqueline es el libro que presentamos, un homenaje del fotógrafo, póstumo, con las instantáneas y recuerdos.
Picasso y Jacqueline en 1956 |
Duncan conoció a Picasso y Jacqueline en 1956, presentado por su compañero fotógrafo Robert Capa. La discreción e inteligencia visual de este reportero de leyenda le abrieron todas las puertas de la casa de Picasso y Jacqueline, hasta llegar a los sentimientos más profundos de sus corazones. Publicó siete libros con fotografías de Picasso. Duncan se hizo amigo íntimo de Picasso y fue la única persona autorizada a fotografiar muchas de las pinturas privadas del artista. Duncan vivió en Castellaras, Francia, cerca de Mougins, donde el malagueño pasó los doce últimos años de su vida.
En el año 1957, Duncan visitó a su amigo Picasso en su Villa de la Costa Azul. No era la primera vez. En aquella ocasión, el periodista viajaba con un perro teckel: Lump (granujilla en alemán) que fue para quedarse a vivir con Picasso para siempre. Picasso había tenido perros antes, pero nunca mostró un especial cariño por ninguno de ellos, sin embargo este teckel consiguió granjearse el aprecio del maestro.
Duncan advierte en la mirada de Picasso que apenas cerraba los ojos. En las instantáneas los mantenía abiertos, y bien abiertos, hasta cuando besaba a Jacqueline. Salvo aquella vez como acto reflejo, en que tocaron la trompeta pegada a su oído, y en la ocasión que su amigo fotógrafo no quiso retratar.
Jacqueline cuidó mucho del maestro y le aseaba. Sintió mucho su pérdida y la cuestión es cómo hubiera afectado en la obra del artista si el destino hubiera deparado la situación contraria en la que hubiera vivido más tiempo él.
Viendo a la musa del pintor apreciamos cómo el referente marca los trazos para inspirar la representación de la mujer "perfecta" o amada para el artista.
Picasso se encontraba en el exilio y no pretendía regresar a España hasta que muriera el dictador, algo que no pudo ser. Dos noches al año recibía la visita de otro repatriado español: Eugenio Arias, su peluquero, natural de Buitrago de Lozoya (Madrid) donde hay un museo del barbero con regalos que le hizo el malagueño que no le pagaba en metálico sino con presentes.
Gracias a la amistad que desentrañaron el fotógrafo con el artista cubista y su mujer tenemos tantos momentos íntimos de la pareja. Este libro póstumo a sus, más que amigos, rinde un sincero homenaje en imagen y texto.
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Jacqueline estudió danza y enseña al maestro en esta composición rítmica |
En el año 1957, Duncan visitó a su amigo Picasso en su Villa de la Costa Azul. No era la primera vez. En aquella ocasión, el periodista viajaba con un perro teckel: Lump (granujilla en alemán) que fue para quedarse a vivir con Picasso para siempre. Picasso había tenido perros antes, pero nunca mostró un especial cariño por ninguno de ellos, sin embargo este teckel consiguió granjearse el aprecio del maestro.
Según Duncan Picasso no pestañeaba ni cuando besaba a Jacqueline |
Duncan advierte en la mirada de Picasso que apenas cerraba los ojos. En las instantáneas los mantenía abiertos, y bien abiertos, hasta cuando besaba a Jacqueline. Salvo aquella vez como acto reflejo, en que tocaron la trompeta pegada a su oído, y en la ocasión que su amigo fotógrafo no quiso retratar.
Jacqueline, a la luz y a la sombra de Picasso |
Jacqueline cuidó mucho del maestro y le aseaba. Sintió mucho su pérdida y la cuestión es cómo hubiera afectado en la obra del artista si el destino hubiera deparado la situación contraria en la que hubiera vivido más tiempo él.
Ceremonia nupcial con Jacqueline que fue su segunda esposa, la definitiva |
Viendo a la musa del pintor apreciamos cómo el referente marca los trazos para inspirar la representación de la mujer "perfecta" o amada para el artista.
Su musa aparecerá reflejada en los rasgos femeninos de muchas de sus obras |
Picasso se encontraba en el exilio y no pretendía regresar a España hasta que muriera el dictador, algo que no pudo ser. Dos noches al año recibía la visita de otro repatriado español: Eugenio Arias, su peluquero, natural de Buitrago de Lozoya (Madrid) donde hay un museo del barbero con regalos que le hizo el malagueño que no le pagaba en metálico sino con presentes.
El artista entre las rejas "del exilio" gustaba vestir a rayas, aunque horizontales, junto a sus palomas en libertad |
El fotógrafo cuando publica el libro |
Gracias a la amistad que desentrañaron el fotógrafo con el artista cubista y su mujer tenemos tantos momentos íntimos de la pareja. Este libro póstumo a sus, más que amigos, rinde un sincero homenaje en imagen y texto.
Puede consultar disponibilidad en el correo:
Editorial Muchnik. Tela dura en tela y sobrecubierta. 238 pp. 25 x 32 cm. ISBN 260500127X - 48,00€ |
La pareja con el fotógrafo al volante |
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ADIOS PICASSO por DAVID DOUGLAS DUNCAN
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