jueves, 13 de febrero de 2020

EL ÁRBOL ROJO DE LAS EMOCIONES de SHAUN TAN

A veces el día empieza vacío de esperanzas…


Shaun Tan nos describe, a modo de parábola, el día de una joven sin nombre que camina cabizbaja por parajes oníricos, donde las cosas parecen no tener sentido, y el mundo es una máquina sorda. El futuro se percibe como una amenaza y la soledad se suma a la confusión. La muchacha atraviesa por difíciles momentos sin poder hacer nada. Al final del día, inesperadamente, la joven encuentra la ilusión perdida.


Puede consultar disponibilidad en el correo:  


Editorial Barbara Fiore, 2010 - 32 pp., en gran formato 24 x 32 cm
ISBN 9788493481117  - 17,10€



  
Comentarios de Shaun Tan 

      El árbol rojo es una historia sin una narrativa definida. Una serie de mundos imaginarios distintos en forma de imágenes autónomas que invitan a los lectores a extraer su propio significado en ausencia de cualquier tipo de explicación escrita. Como concepto, el libro se inspira en el impulso de los niños y adultos para describir sentimientos mediante metáforas: monstruos, tormentas, la luz del sol, el arcoíris... Superando los clichés, intenté crear imágenes que exploraran las posibilidades expresivas de este tipo de imaginación compartida que pudiera resultar extraña y familiar a la vez.


  Un poético álbum ilustrado que aborda la crudeza de la soledad que en alguna ocasión todos hemos experimentado, a través de un texto sencillo y evocadoras imágenes.

                      

Los personajes van  por la vida a lo suyo, sin dar la cara e ignorando el problema


    El árbol rojo empezó más que nada como una narración experimental: la idea era crear un libro sin historia. Siempre me ha gustado el fenomenal álbum ilustrado de Chris Van Allsburg The Mysteries of Harris Burdick (1984) que es un gran ejemplo de enigma de palabras e imágenes que exhibe fragmentos parciales de historias desconocidas y deja que el lector recorra a su imaginación. No es una narración secuencial a pesar de que los álbumes ilustrados son ideales para ello. En cambio, puedes abrirlo por cualquier página, leerlo al revés o en el orden habitual y contemplar durante el tiempo que haga falta cada imagen. 


    También me he dado cuenta de que la ilustración es una buena manera de expresar tanto sentimientos como ideas, en parte porque es externa al lenguaje verbal del mismo modo que muchas emociones pueden ser difíciles de articular mediante palabras. Por consiguiente pensé que sería interesante hacer un álbum ilustrado sobre sentimientos, sin necesidad de una linea narrativa de contexto, que de algún modo fuera «directamente a la fuente».
                                         
La impotencia. El mundo acuático 
y los fenómenos naturales.


     El resultado después de mucho garabatear fue una serie de paisajes imaginarios que sólo quedaban conectados por un mínimo hilo de texto y por la silenciosa figura de una chica que siempre aparecía en el centro y con la que el lector está invitado a identificarse. 



   Al principio se levanta y encuentra un montón de hojas oscuras que caen del techo de su dormitorio y amenazan con aplastarla silenciosamente, con abrumarla. La chica vaga por una calle, a la sombra de un pez gigantesco que flota por encima suyo. Se imagina a sí misma atrapada en una botella encallada en una playa solitaria, o perdida en un paisaje extraño. Se encuentra en un pequeño bote entre grandes barcos que están a punto de chocar y, a continuación, encima de un escenario frente a un público misterioso, sin saber qué hacer. Cuando parece haber perdido toda esperanza, la chica vuelve a su dormitorio y descubre un pequeño brote rojo en medio del suelo de la habitación, que pronto crece hasta convertirse en un árbol rojo lleno de vitalidad que llena su cuarto con una cálida luz. 

                                   
                                        
En el teatro de la vida no sabes qué hacer con una marioneta de ti, mientras, la gente te mira alienada 



             Cada una de las imágenes está abierta a libres interpretaciones en la ausencia de una descripción que las complemente. La mínima historia que pueda haber allí intenta recordarnos que, del mismo modo que los sentimientos negativos son inevitables, la esperanza siempre consigue mitigarlos.



     Originalmente tenía previsto hacer ilustraciones que cubrieran un abanico de sentimientos: miedo, alegría, tristeza, asombro, etcétera. Pero cuanto más trabajaba en ello, más me centré en los sentimientos negativos, especialmente sentimientos de soledad y depresión, y más interesantes me parecían tanto desde un punto de vista personal como artístico. No es que yo sea una persona infeliz, es sólo que esas ideas parece que invitan más a la reflexión. Algunos lectores me han preguntado por qué mis imágenes son a menudo «sombrías», y creo que la razón es ésa, porque me atraen más las cosas que no acaban de estar bien, como las injusticias sociales y medioambientales de Los conejos, la apatía social de La cosa perdida, o incluso las ideas autodestructivas de El visor. Creo que ese tipo de cosas son interesantes desde un punto de vista artístico, quizás porque no son temas resueltos, como un rompecabezas. Al mismo tiempo, me gustan las obras festivas, como lo es en última instancia El árbol rojo, pero en las que cualquier significado aparente siempre queda unido a la incertidumbre. El árbol rojo puede florecer, pero también morirá, por lo que nada es absoluto o definido. Es necesaria una reflexión concienzuda de la vida real como algo que está continuamente buscando una resolución.



   El árbol rojo se ha traducido a muchos idiomas, incluido el chino, el japonés y el coreano, lo que indica que tiene un atractivo intercultural. Las ideas del libro original son muy amplias y en mi opinión apuntan más a un método de expresión, de «mundos emocionales», más que el hecho de tener un contenido muy concreto, por lo que no solo induce a interpretaciones variables, sino que además casi las está pidiendo. Eso parece apropiado si tenemos en cuenta que la experiencia de cada uno con el «sufrimiento» y la «esperanza» es única y personal.



 Nuestra interpretación           
           
Hay que tirar y jugar la partida 
                    


            Para no desvelar más el libro nos centraremos tan solo en dos ilustraciones. En la portada, la protagonista se dirige a la deriva en su barco de papel, que vendría a representar un sombrero, y en el reflejo del agua podríamos aparecer cualquiera de nosotros recompuestos a base de dinámicas hojas de árbol, como si se tratara de pájaros que aletean en pleno vuelo, menos una: la semillita de esperanza, que es roja como el pelo de la niña. Hojas que levantaron a la protagonista de la cama. No hemos querido desvelar mucho el desarrollo final y en su lugar mostramos otra paradoja que aparece en el libro, en la que la vida aparece como un juego donde tenemos que tirar el dado para determinar nuestro destino y nuestra suerte. La vieja maquinaria de la sociedad amenaza su marcha. Como opina el Sr. Tan, de lo negativo extraemos más pensamiento y para comprobarlo no hay más que ver qué es lo que pasa a ser noticia en los telediarios. 






        Nos encontramos ante una importante obra de un reputado artista, reconocido internacionalmente, que obtuvo con este trabajo, entre otros, los premios Patricia Wrightson en la NSW Premier´s Book Awards; CBC Picture Book of the Year Honour Book Awards; Short-listed for the WA Premier´s Book Awards y Spectrum Silver Award. Su físico, al igual que su obra, traslucen el orientalismo de Shaun Tan, de padre chino, aunque su madre australiana le proporcionara desde nacimiento su nacionalidad y una formación anglosajona que le conducen a elaborar una crítica social. En Perth, suroeste del continente desarrolló su juventud, es una demarcación muy influenciada por el ambiente acuático que podemos apreciar en esta obra, al igual que la defensa de la Naturaleza y los conflictos que genera la vida urbana, vistos desde un prisma de ciencia ficción con una óptica futura y surrealista. 




   Shaun Tan es australiano, nacido en 1974. En el colegio lo conocían como «el que dibujaba bien» lo que compensaba en parte el hecho de que fuera el último de la clase y el bajito. Sus influencias infantiles son variadas, desde los libros de Roald Dahl a las historias de ciencia ficción de Ray Bradbury o John Christopher, y películas de Star Wars o series como The Twilight Zone. Se licenció en la Universidad de WA en 1995 con matrícula de honor ex aequo en Bellas Artes y Literatura Inglesa y actualmente trabaja a tiempo completo como artista y autor free lance en la también costera ciudad australiana de Melbourne.
                  
   Comenzó durante su adolescencia a realizar ilustraciones para relatos de ciencia ficción publicados en pequeñas editoriales y desde entonces se ha hecho célebre por diseñar libros ilustrados que abordan temas sociales, políticos e históricos mediante imágenes oníricas. Sus obras han sido traducidas a diversos idiomas y han deleitado a lectores de todas las edades.

   Shaun también ha ejercido como escenógrafo y artista conceptual para obras de animación; además, dirigió el oscarizado cortometraje en el que adaptó La cosa perdida. En 2011 recibió el prestigioso Astrid Lindgren Memorial Award en Suecia como reconocimiento de su obra.




 Hemos aprovechado los materiales que facilita la editorial desde la web:
www.barbara-fiore.es  a los que se puede acceder pinchando en la obra del artista:


LIBROS EDITADOS

CIGARRA (2018)
EL VISOR (2012)
LOS CONEJOS (2009)






Recomendamos las entradas a nuestro blog de importantes trabajos ilustrados que se enfrentan al miedo y a los que puedes acceder pinchando:

CUENTOS DE LA PERIFERIA de SHAUN TAN



EL MIEDO EN LOS ÁLBUMES ILUSTRADOS



CURIOSIDADES DE BENJAMIN LACOMBE







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