miércoles, 1 de abril de 2020

EL RUBIO. CASO CERRADO de GUSTAVO SOCORRO

 La Audiencia de Las Palmas lo condenó a 12 años y el Supremo elevó la pena a 34. La causa 59/77 viene recogida en el libro de Gustavo Socorro, 167 entrevistas a los protagonistas, algunos de los cuales rompen su silencio. Unas cuatrocientas ilustraciones con fotos y documentos. Una investigación  que viaja por Las Palmas de G.C. Tenerife, Londres, Argel, Amberes, París, Bruselas, Rotterdam, Madrid o Barcelona. Gustavo Socorro, investigador y guionista de una serie televisiva, publica su vida en este libro El Rubio, caso cerrado.

Puede consultar disponibilidad en el correo:  


Gustavo Socorro
Autoedición, 2002
Tapa blanda con solapas.
728 pp., 16 x 24 cm
ISBN 8460764192
ISBN 9788460764199


   El supuesto autor del secuestro y muerte de uno de los industriales tabaqueros más importantes de los años sesenta, Eufemiano Fuentes Díaz, El Rubio de Arucas murió el 23 de febrero de 2005. Nunca se confesó culpable, sólo reconoció una vez que sabía quiénes eran, pero no dio sus nombres. Eufemiano Fuentes fue secuestrado el 2 de junio de 1976, con 65 años, en plena transición a la democracia. Una voz telefónica pedía un rescate de 900.000 dólares. El 5 de octubre siguiente aparecieron unos restos que se atribuyeron al industrial.
                          



    Nunca se descartó la posibilidad de que el empresario hubiera organizado su huida tras la muerte de Franco, con cuyo régimen se le relacionaba directamente. El 26 de octubre moría de un disparo uno de los principales inspectores del caso, Manuel Rey Mariño. Convertido en una leyenda social y mediática, similar a El Lute, el joven delincuente Ángel Cabrera escapó de todos los cercos, viajó al Argel que entonces cobijaba al independentista Antonio Cubillo y luego vivió 13 años en países del norte de Europa y de Latinoamérica. Se entregó en agosto de 1989, después de la muerte de su hermano y el calvario a que se sometió a su familia.

                            


        El Rubio salió de prisión el 3 de febrero de 2005, con tan sólo 50 kilos de peso, tras haber sufrido cuatro infartos, pasar por tres cárceles y no haber hecho ni recibido ninguna llamada en 16 años. Sólo le dio tiempo de acudir una vez a la oficina que le tramitaba las ayudas sociales para ex presidiarios. Prólogo de Eligio Hernández.

           


     


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