miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL LIBRO DE LA VOZ

Un método para preservar la voz y dotarla de la máxima expresividad



ISBN 8479532467-21,5 x 13,5 cm, 324 pp.-12 €


     
     Quién no se ha excedido alguna vez en el canto o ha abusado de bebidas demasiado frías con el consiguiente castigo para sus cuerdas vocales. Determinados profesionales no pueden permitirse tantas alegrías para preservar su voz. Presenciamos situaciones en las que el monitor/a con grupos numerosas, que exigen mayor explicación y resolución de dudas, tiene que forzar la voz para aplacar el cuchicheo de los pupilos. Se sabe que cada maestrillo tiene su librillo y emplea su propio remedio como puede ser el beber agua para que no se reseque tanto la garganta, dirigir la pregunta al que está hablando y así obtener un doble descanso.

  Además de maestros, también actores/actrices, cantantes, locutores y periodistas, políticos, oradores, conferenciantes, profesionales de las ventas... La voz es su instrumento de trabajo y hay que saberlo manejar para obtener el mejor rendimiento pero cómo cuidarla para que dure.

   El uso de la voz nos ha exigido a todos un largo aprendizaje: el potente llanto del recién nacido, nuestros primeros balbuceos, las palabras aprendidas imitando a nuestros padres, la adquisición de vocabulario y la capacidad, por fin, de comunicar plenamente nuestras ideas y emociones. Después, con los años, muchas veces lo olvidamos y damos por supuesto que ya sabemos utilizarla, que tenemos una voz para siempre, que siempre será la misma y siempre dispondremos de ella para expresarnos.


   A nadie nos suele gustar nuestra voz cuando la escuchamos "por primera vez" en una grabación, incluso no la queremos reconocer. Los tonos de voz enamoran y muestran nuestra personalidad sin saber quién determinó a quién, como el hábito al monje. Los tonos graves tienen más poder de convicción en los medios de comunicación y la publicidad los sabe sacar partido.




 


   Si vivimos de nuestra voz, es imperativo que sepamos hacer un buen uso de ella. Debemos saber cómo se produce, para mejorar la dicción, por ejemplo; cómo utilizarla con la mayor eficacia, y cómo cuidarla, para evitar perderla cuando más la necesitamos. La soprano Ainhoa Arteta a los cuarenta años estuvo de baja nueve meses por un problema con sus cuerdas vocales. La presentación de un libro me produjo unas molestias debajo de la lengua por una mayor verborrea de la que estaba habituado y tuve que recurrir a los fármacos.







   El libro de la voz de Michael McCallion recoge más de veinticinco años de experiencia en una serie de técnicas sencillas, como es la respiración, para preservar la voz; y más aún, para enriquecerla y dotarla de la máxima expresividad mediante ejercicios. 

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