Edgar Morín ya nos había impresionado con sus teorías sobre la estética de la imagen aunque su auténtica especialidad sea la antropología donde integra al hombre con el animal. La similitud con sus parientes más cercanos que son los chimpancés asemejan sus modos de comportamiento sin tener que evidenciarlo con el ADN. Según Morín la clave de nuestra naturaleza se encuentra en el lenguaje y la cultura y se cuestiona de dónde proviene ésta. El autor no se deja encasillar limitando al ser humano en un arcaísmo sino que busca al hombre a través de sus múltiples "nacimientos", desde sus orígenes (hominización) hasta su devenir contemporáneo.
"Lo que está muriendo en nuestros días no es la noción de hombre, sino un concepto insular del hombre, cercenado de la naturaleza, incluso de la suya propia. Lo que debe morir es la autoidolatría del hombre que se admira en la ramplona imagen de su propia racionalidad ".
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| Kairós 1974 - 20 x 13,5 cm. 270 pp. 14 € |
Dando un repaso a todas las épocas desde la clásica de Socrates, pasando por Montaigne y hasta la de Pascal. En su estudio revisa todas las corrientes desde el racionalismo de Descartes, el humanismo religioso, el organicismo spenceriano, el darwinismo social y sin dejar de lado a Marx y Freud.
"Ante todo, el hombre no puede verse reducido a su aspecto técnico de homo faber, ni a su aspecto racionalístico de homo sapiens. Hay que ver en él también el mito, la fiesta, la danza, el canto, el éxtasis, el amor, muerte, la desmesura, la guerra".
Determina que no es el sapiens sino sus predecesores quienes elaboran las herramientas, el lenguaje y la cultura, aportando también la magia, el desorden y su más profunda originalidad es la de ser un animal dotado de sinrazón.
"No deben despreciarse la afectividad, el desorden, la neurosis, la aleatoriedad. El auténtico hombre se halla en la dialéctica sapiens-demens".
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