"El marxismo es una creación póstuma que se debe a otros. Engels fue quien dijo que el capitalismo se autodestruirá".
Taurus, 2018 - 887 pp. -37,00€ |
Gareth Stedman Jones presenta una extensa biográfía actualizada de Marx que incorpora nuevas fuentes como la correspondencia con otros intelectuales que los socialdemócratas alemanes no tuvieron interés que se
hicieran públicas. Además de la vida realiza una exposición de sus ideas, muestra la evolución de su pensamiento y explica sus influencias: desde el idealismo alemán a las teorías económicas inglesas y francesas, desde el mundo del exilio y las revoluciones a la organización sindical o las divergencias estratégicas en la izquierda.
Apunte biográfico
Marx era el niño mimado de
una familia de judíos convertidos al protestantismo que lo cuidaban mucho. Su padre escribió observaciones importantes sobre sus limitaciones. Cuando Marx quería todavía ser un poeta, le escribe una carta donde le reprocha que pase el día sin vestirse, que fume y beba demasiado, que sea indulgente consigo mismo. Su madre tenía una visión bastante clara de sus virtudes y sus defectos y era capaz de controlarlo.
Marx economista
A través de Engels, Marx conoce la economía política. Engels escribió una crítica de la política económica en 1843, porque era amigo de los owenistas en Manchester. El modo capitalista de producción podía situarse en este marco interpretativo, y ese es el armazón que emplea Adam Smith. Pero no había nada que hiciera pensar que podía haber otro modo de producción que sucediera a la sociedad capitalista. En el tercer volumen de El capital demuestra que no comprende la relación entre valor y precio. Es más filósofo que economista pero hay que mostrarse benévolo ante los cambios acaecidos a lo largo del tiempo.
La crítica a la crítica de la religión
Para entender que en los años cuarenta hay que atender a la crítica religiosa de los jóvenes hegelianos a la que Marx se encuentra adscrito. Destacan David Friedrich Strauss, un seguidor de Hegel, sostiene en La vida de Jesús que el cristianismo es una manera adecuada de entender lo divino y lo humano que sustituye la vida de Cristo por la vida de la humanidad. La aportación de Ludwig Feuerbach dice que la humanidad es el ser sufriente y pensante, es material y espiritual. Hay una inversión donde el hombre piensa que es el agente de Dios en vez de ser creado. Marx extiende ese argumento a la propiedad privada y el sistema económico. La humanidad creó esto, no viene de un lugar exterior. Y como lo creó también lo puede superar, y de esto habla cuando trata el fetichismo de la mercancía. Marx no creó la concepción materialista de la historia. Quería reconciliar lo material y lo ideal.
Max Stirner en El único y su propiedad dice que la superación de Feuerbach no es tal, porque todavía se basa en la idea de algo llamado humanidad, en cuyo nombre deben actuar los hombres comunes: esto, sostiene, es como Dios con otro nombre. Aconsejaba la primacía del ego: si apartas esa idea de imperativo ético sobre la humanidad, el hombre puede hacer lo que quiera, el individuo puede hacer lo que le apetezca. Marx en La ideología alemana dedica cientos de páginas a criticar a Stirner pero nunca aborda este punto central. La obligación humana con un espíritu. Lo que Marx hace es superar el debate hablando de que no hay imperativo ético pero tienes que observar la historia de la lucha de clases. Sustituye la obligación ética por la lucha de clases, que no es una idea muy convincente. Aunque fuera muy subrayada por la tradición comunista, la lucha de clases es uno de los puntos más débiles de la teoría marxista y el propio Marx le presta menos atención conforme pasa el tiempo.
Marx y la evolución
Marx construye una historia natural del modo capitalista de producción y cómo evoluciona. No válido para la plusvalía. Cambia de opinión y a finales de los sesenta abandona la idea. De nuevo, es Engels el que traza un paralelismo entre Marx y Darwin. Pero Darwin no estaba interesado en la historia, no creía que tuviera un significado, mientras que Marx pensaba que la historia era muy diferente de la historia natural. Creía que la historia trataba de la intervención del hombre en la naturaleza. No pensaba que el hombre fuera un ser natural o estuviera determinado por la naturaleza. Esto no significa que no dependa de elementos naturales y tiene que ver con lo que Marx y otros intentaban: encontrar una forma de unir lo material y lo ideal, no sugerir que uno dominaba y el otro era solo un efecto.
El periodista
Marx no distingue entre ser filósofo y periodista. El periodismo era la forma de ganarse la vida. Utilizaba su conocimiento filosófico para sus artículos. Su periodismo era muy bueno en algunos aspectos, pero es muy académico, muy intelectual. Ahora no lo consideraríamos periodismo. La filosofía alemana se encuentra muy arraigada y es muy contundente.
Los acontecimientos históricos
Marx intenta entender lo que ocurre a la luz de su visión general de la realidad. Lee The Economist de manera muy fiel y se pregunta qué ocurre en la bolsa. Sin embargo, al pensar en las reacciones de los trabajadores, no creo que tuviera nunca una idea muy realista de quiénes eran y lo que hacían. Si piensas en cosas como los miembros de partidos, diría que tiene una visión un poco cruda de lo que puede ser burgués o pequeñoburgués.
Los derechos individuales
Nunca superó el momento de pensar que la declaración de los derechos del hombre era el epítome del pensamiento burgués y no una verdadera emancipación. Nunca consideró la individualidad de los trabajadores, sino el perfil general. Nunca pensó en cómo podían cambiar entre sí los individuos. Y esta es a mi juicio una de las razones por las que su política no es muy buena. No entendía cómo actuaba la gente.
Marx y el nacionalismo
Karl subestima el poder de la nación. Viene de Hegel, que se toma el Estado muy en serio y a la nación no. Sin embargo, la idea de la Internacional es buena, más en el caso de la Primera: intentaba ofrecer un contrapeso al irrestricto mercado de trabajo internacional, que creaba racismo, opresión, etc. En ese sentido es difícil pensar cómo hacer funcionar una Internacional, pero es una buena idea en principio.
Marx jóven y adulto
La influencia de Hegel adquiere importancia, tienes la idea del desarrollo del capitalismo. El Manifiesto comunista -Marx joven, parece menos caduca que El Capital pese a que ésta acierte de lleno en las consecuencias de cómo está afectando la globalización-. Aunque no acierte en lo político, aporta una imagen muy iluminadora del funcionamiento del capitalismo: no respeta las jerarquías, derriba y levanta cosas, impulsa la economía hacia delante de una manera que ningún otro sistema había hecho en el pasado...En El capital Marx maduro, en la década de 1860, piensa sobre todo en Inglaterra, producto de fuerzas que llegan desde fuera, como las reformas de 1867, pero también en cambios paralelos en las prácticas de las empresas. Estas ideas, esta transición del capitalismo a lo que podríamos llamar socialdemocracia se encuentra en el primer volumen de El capital y sin duda habría estado en el segundo si hubiera salido a la vez pero sale treinta años después cuando es imposible hacer oposición a la represión de Bismarck.
Vigencia de Marx
En otros momentos había un fuerte movimiento sindical, del que se pensaba que podía causar un cambio de régimen. Y una idea de la historia. Nada de esto parece muy probable ahora. Ha habido grandes transformaciones en la división internacional del empleo y la naturaleza del trabajo, que hacen difícil pensar en la clase trabajadora y cómo puede reaccionar en el futuro: asuntos como internet, el aumento del trabajo informal, etc. Es una situación muy distinta de la que habría sido reconocible en otra época. Pero es relevante la idea de que el pensamiento religioso puede corromper el pensamiento político en términos de inversión y fetichismo. Al margen de lo que pensemos, la de Marx es una de las descripciones más elocuentes de lo que es bueno y malo del capitalismo, lo que es dinámico y creativo y lo que es destructor y habría que frenar, pero no creo que nos dé una herramienta para hacer una aplicación positiva de eso, como hace cincuenta o sesenta años.
Nunca siguió a detalle cómo debía funcionar la plusvalía, cómo se relacionaba con un día de trabajo, no veía diferentes formas de actividad económica. La mayor parte del trabajo se había hecho en Francia en los treinta y cuarenta, y Marx tomó mucho de ahí.
Las revoluciones y los regímenes del siglo XX
Marx dijo cosas muy importantes para los revolucionarios del siglo XX. Pero su idea cambiaba, respondía a acontecimientos. No construía una teoría. Aprendió de la experiencia y se volvió más realista. Quería colocar su pensamiento en el contexto en el que estaba escrito. La idea de que las revoluciones eran una repetición de 1789 era común en los años cuarenta, cuando el paradigma era la Revolución francesa. Pero eso cambió. Como resultado de la experiencia revolucionaria, llegas al desarrollo de formas de asociación política en los cincuenta y sesenta, sobre todo en los sesenta, cuando hay una renovación de la política en Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia. Su escritura cambia porque cambian las circunstancias. No está fijada en una idea de la revolución. Desde una perspectiva política, yo quería cambiar el foco de sus experiencias en las revoluciones de los años cuarenta, que era muy poco realista, a las de los sesenta, cuando tenía un sentido mucho más informado de lo que podía ser posible. No resultó ser lo que decía, pero no era exageradamente impreciso, como en sus textos anteriores.
A través de Engels, Marx conoce la economía política. Engels escribió una crítica de la política económica en 1843, porque era amigo de los owenistas en Manchester. El modo capitalista de producción podía situarse en este marco interpretativo, y ese es el armazón que emplea Adam Smith. Pero no había nada que hiciera pensar que podía haber otro modo de producción que sucediera a la sociedad capitalista. En el tercer volumen de El capital demuestra que no comprende la relación entre valor y precio. Es más filósofo que economista pero hay que mostrarse benévolo ante los cambios acaecidos a lo largo del tiempo.
La crítica a la crítica de la religión
Para entender que en los años cuarenta hay que atender a la crítica religiosa de los jóvenes hegelianos a la que Marx se encuentra adscrito. Destacan David Friedrich Strauss, un seguidor de Hegel, sostiene en La vida de Jesús que el cristianismo es una manera adecuada de entender lo divino y lo humano que sustituye la vida de Cristo por la vida de la humanidad. La aportación de Ludwig Feuerbach dice que la humanidad es el ser sufriente y pensante, es material y espiritual. Hay una inversión donde el hombre piensa que es el agente de Dios en vez de ser creado. Marx extiende ese argumento a la propiedad privada y el sistema económico. La humanidad creó esto, no viene de un lugar exterior. Y como lo creó también lo puede superar, y de esto habla cuando trata el fetichismo de la mercancía. Marx no creó la concepción materialista de la historia. Quería reconciliar lo material y lo ideal.
Max Stirner en El único y su propiedad dice que la superación de Feuerbach no es tal, porque todavía se basa en la idea de algo llamado humanidad, en cuyo nombre deben actuar los hombres comunes: esto, sostiene, es como Dios con otro nombre. Aconsejaba la primacía del ego: si apartas esa idea de imperativo ético sobre la humanidad, el hombre puede hacer lo que quiera, el individuo puede hacer lo que le apetezca. Marx en La ideología alemana dedica cientos de páginas a criticar a Stirner pero nunca aborda este punto central. La obligación humana con un espíritu. Lo que Marx hace es superar el debate hablando de que no hay imperativo ético pero tienes que observar la historia de la lucha de clases. Sustituye la obligación ética por la lucha de clases, que no es una idea muy convincente. Aunque fuera muy subrayada por la tradición comunista, la lucha de clases es uno de los puntos más débiles de la teoría marxista y el propio Marx le presta menos atención conforme pasa el tiempo.
Marx y la evolución
Marx construye una historia natural del modo capitalista de producción y cómo evoluciona. No válido para la plusvalía. Cambia de opinión y a finales de los sesenta abandona la idea. De nuevo, es Engels el que traza un paralelismo entre Marx y Darwin. Pero Darwin no estaba interesado en la historia, no creía que tuviera un significado, mientras que Marx pensaba que la historia era muy diferente de la historia natural. Creía que la historia trataba de la intervención del hombre en la naturaleza. No pensaba que el hombre fuera un ser natural o estuviera determinado por la naturaleza. Esto no significa que no dependa de elementos naturales y tiene que ver con lo que Marx y otros intentaban: encontrar una forma de unir lo material y lo ideal, no sugerir que uno dominaba y el otro era solo un efecto.
Marx editor de la Rheinische Zeitung 1843-44 |
El periodista
Marx no distingue entre ser filósofo y periodista. El periodismo era la forma de ganarse la vida. Utilizaba su conocimiento filosófico para sus artículos. Su periodismo era muy bueno en algunos aspectos, pero es muy académico, muy intelectual. Ahora no lo consideraríamos periodismo. La filosofía alemana se encuentra muy arraigada y es muy contundente.
Los acontecimientos históricos
Marx intenta entender lo que ocurre a la luz de su visión general de la realidad. Lee The Economist de manera muy fiel y se pregunta qué ocurre en la bolsa. Sin embargo, al pensar en las reacciones de los trabajadores, no creo que tuviera nunca una idea muy realista de quiénes eran y lo que hacían. Si piensas en cosas como los miembros de partidos, diría que tiene una visión un poco cruda de lo que puede ser burgués o pequeñoburgués.
Los derechos individuales
Nunca superó el momento de pensar que la declaración de los derechos del hombre era el epítome del pensamiento burgués y no una verdadera emancipación. Nunca consideró la individualidad de los trabajadores, sino el perfil general. Nunca pensó en cómo podían cambiar entre sí los individuos. Y esta es a mi juicio una de las razones por las que su política no es muy buena. No entendía cómo actuaba la gente.
Marx y el nacionalismo
Karl subestima el poder de la nación. Viene de Hegel, que se toma el Estado muy en serio y a la nación no. Sin embargo, la idea de la Internacional es buena, más en el caso de la Primera: intentaba ofrecer un contrapeso al irrestricto mercado de trabajo internacional, que creaba racismo, opresión, etc. En ese sentido es difícil pensar cómo hacer funcionar una Internacional, pero es una buena idea en principio.
Marx jóven y adulto
La influencia de Hegel adquiere importancia, tienes la idea del desarrollo del capitalismo. El Manifiesto comunista -Marx joven, parece menos caduca que El Capital pese a que ésta acierte de lleno en las consecuencias de cómo está afectando la globalización-. Aunque no acierte en lo político, aporta una imagen muy iluminadora del funcionamiento del capitalismo: no respeta las jerarquías, derriba y levanta cosas, impulsa la economía hacia delante de una manera que ningún otro sistema había hecho en el pasado...En El capital Marx maduro, en la década de 1860, piensa sobre todo en Inglaterra, producto de fuerzas que llegan desde fuera, como las reformas de 1867, pero también en cambios paralelos en las prácticas de las empresas. Estas ideas, esta transición del capitalismo a lo que podríamos llamar socialdemocracia se encuentra en el primer volumen de El capital y sin duda habría estado en el segundo si hubiera salido a la vez pero sale treinta años después cuando es imposible hacer oposición a la represión de Bismarck.
Vigencia de Marx
En otros momentos había un fuerte movimiento sindical, del que se pensaba que podía causar un cambio de régimen. Y una idea de la historia. Nada de esto parece muy probable ahora. Ha habido grandes transformaciones en la división internacional del empleo y la naturaleza del trabajo, que hacen difícil pensar en la clase trabajadora y cómo puede reaccionar en el futuro: asuntos como internet, el aumento del trabajo informal, etc. Es una situación muy distinta de la que habría sido reconocible en otra época. Pero es relevante la idea de que el pensamiento religioso puede corromper el pensamiento político en términos de inversión y fetichismo. Al margen de lo que pensemos, la de Marx es una de las descripciones más elocuentes de lo que es bueno y malo del capitalismo, lo que es dinámico y creativo y lo que es destructor y habría que frenar, pero no creo que nos dé una herramienta para hacer una aplicación positiva de eso, como hace cincuenta o sesenta años.
Nunca siguió a detalle cómo debía funcionar la plusvalía, cómo se relacionaba con un día de trabajo, no veía diferentes formas de actividad económica. La mayor parte del trabajo se había hecho en Francia en los treinta y cuarenta, y Marx tomó mucho de ahí.
Cartel de la Revolución cultural China 1971, conmemoración de la comuna de París. Marx fue el portavoz por la Asociación Internacional de Trabajadores |
Las revoluciones y los regímenes del siglo XX
Marx dijo cosas muy importantes para los revolucionarios del siglo XX. Pero su idea cambiaba, respondía a acontecimientos. No construía una teoría. Aprendió de la experiencia y se volvió más realista. Quería colocar su pensamiento en el contexto en el que estaba escrito. La idea de que las revoluciones eran una repetición de 1789 era común en los años cuarenta, cuando el paradigma era la Revolución francesa. Pero eso cambió. Como resultado de la experiencia revolucionaria, llegas al desarrollo de formas de asociación política en los cincuenta y sesenta, sobre todo en los sesenta, cuando hay una renovación de la política en Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia. Su escritura cambia porque cambian las circunstancias. No está fijada en una idea de la revolución. Desde una perspectiva política, yo quería cambiar el foco de sus experiencias en las revoluciones de los años cuarenta, que era muy poco realista, a las de los sesenta, cuando tenía un sentido mucho más informado de lo que podía ser posible. No resultó ser lo que decía, pero no era exageradamente impreciso, como en sus textos anteriores.
Extracto de la entrevista de Daniel Gascón
a Gareth Stedman Jones para la revista Letras Libres
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