Las interpretaciones creativas para obtener volumen en distintos planos generados mediante el dominio de la luz y visiones tan particulares como las ingeniadas por Velázquez en las que se confunden lo real y lo imaginario como establece en Las Meninas (1656).
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| Velázquez da un giro y muestra el cómo se hizo el retrato de los reyes, mostrados en el espejo del fondo, ante la familia despreocupada. |
La fábula de Aracne más popularmente conocida como Las Hilanderas. En el siglo XVIII se amplió el perímetro del lienzo con una banda ancha, de casi medio metro, en su parte superior y unas bandas más pequeñas en el resto del cuadro. Ello adulteró la composición mitológica para convertirla en una escena costumbrista.
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| La parte oscurecida es la ampliación que no representó Velazquez |
Velázquez cuenta en ella la disputa entre la diosa Palas y Aracne por el arte de hilar. Tras ellas aparece el tapiz «El rapto de Europa» que pintó Tiziano para Felipe II y que copiaría Rubens. El cuadro dentro del cuadro
De los cuadros paisajistas Vista de Zaragoza se muestra como una obra topográfica, en perspectiva, con gran detalle de la ciudad. El puente de piedra en el Ebro había perdido sus arcos centrales. Se trata de un encargo real a Martínez del Mazo, yerno de Velázquez.
La Inmaculada de los Venerables, o Inmaculada de Soult -nombre del mariscal que se la llevó- (hacia 1678), del también pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo muy reconocido ya en su época. En 1852 fue pujada por el zar de Rusia, la galería de Londres e Isabel II para terminar siendo comprada por 615.000 francos, una cifra desorbitada que la encumbraban como la obra más cotizada del mundo en ese momento. En 1941 el gobierno de Vichy, con Peten al frente, canjearon con el de Franco esta imagen que fue requerida por el Caudillo junto a otras obras entre las que se encontraban La Dama de Elche y piezas del Tesoro de Guarrazar por obras irrelevantes para compensar el expolio que realizó Napoleón y con la condición de que España no colaborase con los aliados durante la Francia ocupada en la II Guerra Mundial.
Esta imagen posee una fuerza que le hace ser querida en todos los tiempos y que se encuentra en algo sobrenatural, no tanto en la religiosidad. Tiene que ver con la iconografía del poder que es obtenida por el color y en la majestuosidad.
Por encima de la Corona, la Iglesia ha sido el mayor mecenas de la producción artística. Hasta el siglo XIX, como complemento a la narrativa es la pintura la que construye las leyendas y los mitos en la construcción del imaginario colectivo.
Otro tema recurrente en Murillo fue la representación de niños que de forma espontánea comen, ríen y juegan felices. A parte de los temas religiosos es el primer pintor en abordar temas profanos en España. En la presente se considera que es El Niño Jesús como Buen Pastor que controla a su rebaño y será por eso por lo que nos mira a los ojos. Este cuadro también se encuentra ampliado para acompañar a San Juan Bautista Niño.
Francisco de Goya en sus cuadros da un vuelco a la pintura al asignar un protagonismo popular, metafórico y simbolista. En sus visiones criticó el alma humana en los tiempos que le tocó vivir.
Es poco conocido que algunos cuadros de Goya no los conocemos tal y como les proyectó el autor. En Saturno devorando a sus hijos la cabeza se encuentra restaurada al no extraerse toda la pintura de la Quinta del sordo donde vivió el pintor.
Al igual, en Duelo a garrotazos los hombres tampoco se encontraban enfangados en la obra original.
Por su parte, en 2009, El coloso fue desconsiderado por el Museo del Prado como obra del autor aragonés cuando, sin embargo, resulta más que probado por los especialistas que mantiene las pautas y estilo del pintor de Fuendetodos.
El museo del Prado pudo sufrir una desgracia en 1939 durante la peor situación del bando republicano en la Guerra Civil española. Mediado por un comité internacional se quisieron "salvar" medio millar de cuadros que se transportaron a la Sociedad de Naciones de Ginebra. 77 camiones acarrearon el tremendo riesgo en en trayecto siendo, primeramente, depositados en Figueres en lo que era el cuartel general de la República y, por tanto, objetivo militar franquista. Posteriormente, tuvieron que retornar a Madrid atravesando una Francia en guerra en trenes nocturnos que circularon sin luces para no ser detectados por la aviación alemana.
PORFUSAMENTE ILUSTRADO CON IMPRESIONANTES FOTOGRAFÍAS DE GRAN CALIDAD.
181 ilustraciones, un centenar de ellas en color a toda página con su texto explicativo, donde se realzan los valores de las obras.
Es una historia de la pintura a través de las colecciones del Museo. La primera parte de la obra representa cronológicamente las escuelas y estilos más significativos.
La segunda parte hace un recorrido de las colecciones del Prado con una visión proyectiva, en la que se le da gran importancia a los estilos, no se encasillan las obras artísticas en un puro nomenclátor, sino que se intenta que dialoguen con el espectador como expresión de un lenguaje.
En 1634, Velázquez recibe el encargo de pintar para el salón del reino del Retiro un cuadro conocido como Las lanzas, que representa a Nasao en La rendición de Breda de Velázquez y que pasa por nuestras retinas como una imagen idílica bien distinta de la que aconteció y se basa en el final de la comedia de Calderón de la Barca, donde se muestra al general Espínola que se inclina para recoger las llaves de la ciudad.
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| Vista de Zaragoza, Juan Bautista Martínez del Mazo 1647. |
De los cuadros paisajistas Vista de Zaragoza se muestra como una obra topográfica, en perspectiva, con gran detalle de la ciudad. El puente de piedra en el Ebro había perdido sus arcos centrales. Se trata de un encargo real a Martínez del Mazo, yerno de Velázquez.
La Inmaculada de los Venerables, o Inmaculada de Soult -nombre del mariscal que se la llevó- (hacia 1678), del también pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo muy reconocido ya en su época. En 1852 fue pujada por el zar de Rusia, la galería de Londres e Isabel II para terminar siendo comprada por 615.000 francos, una cifra desorbitada que la encumbraban como la obra más cotizada del mundo en ese momento. En 1941 el gobierno de Vichy, con Peten al frente, canjearon con el de Franco esta imagen que fue requerida por el Caudillo junto a otras obras entre las que se encontraban La Dama de Elche y piezas del Tesoro de Guarrazar por obras irrelevantes para compensar el expolio que realizó Napoleón y con la condición de que España no colaborase con los aliados durante la Francia ocupada en la II Guerra Mundial.
Esta imagen posee una fuerza que le hace ser querida en todos los tiempos y que se encuentra en algo sobrenatural, no tanto en la religiosidad. Tiene que ver con la iconografía del poder que es obtenida por el color y en la majestuosidad.
Por encima de la Corona, la Iglesia ha sido el mayor mecenas de la producción artística. Hasta el siglo XIX, como complemento a la narrativa es la pintura la que construye las leyendas y los mitos en la construcción del imaginario colectivo.
Otro tema recurrente en Murillo fue la representación de niños que de forma espontánea comen, ríen y juegan felices. A parte de los temas religiosos es el primer pintor en abordar temas profanos en España. En la presente se considera que es El Niño Jesús como Buen Pastor que controla a su rebaño y será por eso por lo que nos mira a los ojos. Este cuadro también se encuentra ampliado para acompañar a San Juan Bautista Niño.
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| El Duque de Lerma por Rubens |
Es curioso pero el mismo caballo le hemos visto en la monta de otro noble. Los personajes dirigen ejércitos y se muestran en batallas en las que dejan constancia que participaron.
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| Las tres gracias de Rubens. Los cánones de belleza eran bien distintos a los que muestra la publicidad . |
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| David y Golliat. Caravaggio |
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| Radiografía que muestra el primer proyecto |
Francisco de Goya en sus cuadros da un vuelco a la pintura al asignar un protagonismo popular, metafórico y simbolista. En sus visiones criticó el alma humana en los tiempos que le tocó vivir.
Es poco conocido que algunos cuadros de Goya no los conocemos tal y como les proyectó el autor. En Saturno devorando a sus hijos la cabeza se encuentra restaurada al no extraerse toda la pintura de la Quinta del sordo donde vivió el pintor.
Al igual, en Duelo a garrotazos los hombres tampoco se encontraban enfangados en la obra original.
Por su parte, en 2009, El coloso fue desconsiderado por el Museo del Prado como obra del autor aragonés cuando, sin embargo, resulta más que probado por los especialistas que mantiene las pautas y estilo del pintor de Fuendetodos.
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| El coloso representa al ser que nos defiende y protege frente al invasor |
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| El jardín de las delicias, El Bosco |
El museo del Prado pudo sufrir una desgracia en 1939 durante la peor situación del bando republicano en la Guerra Civil española. Mediado por un comité internacional se quisieron "salvar" medio millar de cuadros que se transportaron a la Sociedad de Naciones de Ginebra. 77 camiones acarrearon el tremendo riesgo en en trayecto siendo, primeramente, depositados en Figueres en lo que era el cuartel general de la República y, por tanto, objetivo militar franquista. Posteriormente, tuvieron que retornar a Madrid atravesando una Francia en guerra en trenes nocturnos que circularon sin luces para no ser detectados por la aviación alemana.
HISTORIA DEL ARTE DE ESPAÑA: PINTURA, ESCULTURA Y ARQUITECTURA
PORFUSAMENTE ILUSTRADO CON IMPRESIONANTES FOTOGRAFÍAS DE GRAN CALIDAD.
Lunwerg, 1996.
Tapa dura con sobrecubierta
576 pp., 25 x 30 cm.
Bajo la dirección de Xavier Barral I Altet, Autores Javier Arce, Joaquín Berchez Gómez, Manuel Borja Villel.
BUENDIA, José Rogelio.
Editorial: Silex.
293 pp. 293 pp., 18 x 23 cm.
ISBN 9788492187102
Es una historia de la pintura a través de las colecciones del Museo. La primera parte de la obra representa cronológicamente las escuelas y estilos más significativos.
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| Santo Domingo de Silos por Bartolomé de Cárdenas. |
La segunda parte hace un recorrido de las colecciones del Prado con una visión proyectiva, en la que se le da gran importancia a los estilos, no se encasillan las obras artísticas en un puro nomenclátor, sino que se intenta que dialoguen con el espectador como expresión de un lenguaje.
En 1634, Velázquez recibe el encargo de pintar para el salón del reino del Retiro un cuadro conocido como Las lanzas, que representa a Nasao en La rendición de Breda de Velázquez y que pasa por nuestras retinas como una imagen idílica bien distinta de la que aconteció y se basa en el final de la comedia de Calderón de la Barca, donde se muestra al general Espínola que se inclina para recoger las llaves de la ciudad.
La tercera parte, visualmente es la más importante, consta de un centenar de espléndidas reproducciones a todo color, acompañadas cada una de ellas de un texto explicativo, donde se realzan los valores estéticos y la significación histórica, sociológica e iconográfica de cada una de estas cien obras maestras cuidadosamente escogidas. Un breve vocabulario técnico ayuda al lector al entendimiento del lenguaje artístico y un índice topográfico -junto con planos- a la rápida localización de las obras.
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