Donde viven los monstruos: ¡Que empiece la juerga monstruo!
Donde viven los Monstruos de Maurice Sendak, 1963.
Edición española: 18ª ed. Madrid : Alfaguara, 2009. Traducción de Agustín Gervás.
Nuestra edición: Where the Wild Things Are, by Maurice Sendak. The Bodley Head. London, 1993. Reimpresión de 2008.
Donde viven los monstruos, uno de nuestros favoritos indiscutibles, tiene un texto que desborda fantasía y que engancha con su tremendo ritmo, tiempo y musicalidad, junto con unas ilustraciones sensacionales en pluma, tinta y acuarela que te cautivan y te sumergen en el mundo de Max, haciendo que quieras levantarte de un salto y ponerte a bailar en la juerga monstruo cada vez que lo lees. Es un verdadero placer leerlo en voz alta.
El texto
Donde viven los monstruos cuenta el viaje de un niño llamado Max desde la reclusión solitaria de su cuarto, al que le han mandado 'sin cenar' -como dirían ahora, 'a pensar'-, hasta donde viven los monstruos y su posterior regreso a su acogedor cuarto y al calor de su cena.
El cuento comienza con Max disfrazado de lobo, corriendo por toda la casa haciendo travesuras de todo tipo hasta que le mandan a la cama sin cenar. En la soledad de su cuarto, Max crea un mundo frondoso de bosque con lianas que le lleva 'a través del día y de la noche, entrando y saliendo por las semanas, saltándose casi un año hasta llegar donde viven los monstruos'. Aquí le espera un grupo de aparentemente terroríficos monstruos ruge-rugidos, cruje-dientes, ojos-en-blanco y muestra-garras. Max logra domarlos mediante el truco de 'mirar fijamente a los ojos amarillos de todos ellos sin pestañear una sola vez' y las criaturas, que vistas más de cerca resultan casi bobaliconas y del todo inofensivas, tienen miedo y le hacen rey de todos los monstruos. Entonces, empieza la juerga monstruo hasta que Max les ordena a todos que paren y les manda a la cama sin cenar. De repente, el niño se siente solo y no tan monstruo. Así que renuncia a ser rey de los monstruos y decide volver a su cuarto, donde comprueba que le espera su cena, y que sigue caliente.
¡Qué descripción tan estupenda de una rabieta!
Las ilustraciones
Estas son algunas de nuestras ilustraciones favoritas del libro:
En ésta, nos gusta el dibujo del monstruo en la pared, firmado por Max.
En ésta otra, nos encanta la expresión de Max, desafiando a la rabia y al aburrimiento con la imaginación:
Y ésta es una de nuestras ilustraciones favoritas de las de la juerga monstruo:
Uno de los muchos pequeños detalles que me gustan es que las primeras ilustraciones del libro están insertas en un marco que va haciéndose progresivamente más estrecho en cada página, a la par que la imaginación de Max se adueña de la situación, hasta que desaparece del todo y la ilustración cubre la página entera. Me gusta el hecho de que la realidad comienza enmarcada y que, tras pasar por el tamiz de la imaginación, acaba sin marco, más llena.
Lectura en voz alta
Tiene un texto de esos que te salen solos por la boca desde la primera vez que lo lees. Siendo un bebé muy pequeño, nuestro hijo parecía disfrutarlo, animándose con cada interjección y escuchando el suave runrún de la musicalidad de otras partes del texto (hablo siempre del texto en inglés).
Las primeras partes que atrajeron su atención y le hicieron reír eran evidentemente las partes donde Max dice ¡QUIETOS! y ¡YA BASTA!", acompañados por expresiones faciales y movimientos de mano exageradamente autoritarios de sus padres, y, por supuesto, la juerga monstruo, para la que emitíamos interesantes ruidos de tambor, alargando la escena un poco más de lo normal.
Para cuando ya había aprendido a pedirnos que le leyéramos ciertas partes de nuevo, le fascinaban los terribles rugidos, el crujir de los dientes, el movimiento de los ojos y la exhibición de las garras de los monstruos. ¡Otra! ¡Otra! nos decía. Y ¡Otra! ¡Otra!.
Siempre decimos la palabra 'nosh' (un equivalente a 'papeo' en español, pero más habitual en niños que su equivalente aquí). Será porque fue la primera palabra que aprendió para referirse a la comida y 'supper' (cena) no se la sabía. Además, nunca la utilizamos en casa.
(C) Copyright de todas las ilustraciones de este post, Maurice Sendak, 1963
(C) Copyright del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo si quieres pero cita la fuente (autora y blog).
El tamaño del niño y el de la luna crecen en las escenas a lo largo del relato y resulta sorprendente comprobar cómo el niño que afronta una rabieta descubre que, pese a haberse comportado mal, su mamá le tiene preparada la cena caliente y le ofrecerá el yogurt de chocolate que tanto le gusta.
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