En 2022 conmemoramos el V Centenario del fallecimiento en Alcalá de Henares de Elio Antonio de Nebrija (nacido en Lebrija, Sevilla, sin fecha conocida, entre 1441-44). En el prólogo del libro Juan Bonilla plantea lo paradójico que es cuando una personalidad de la talla de Nebrija queda reducida al nombre de una calle, a un centro de estudios o al cine-club de la localidad, como ocurre en la ciudad complutense, mientras la gente no sabe absolutamente nada de la figura del que fuera su ilustre vecino.
Editorial: NÓRDICA
MADRID, 2022
Encuadernado en tapa dura, cartoné
176 pp., 23 x 29,5 cm.
ISBN: 9788418930553
PVP. 25,00 € - Precio de Feria del Libro 22,50 €
Antonio contaba con los patronímicos de Martínez de Cala y Xarana pero se hizo llamar "de Nebrija", por ser Nebrixa el toponímico que Roma otorgara al lugar de donde es natural, pues en aquel tiempo se elegía los apellidos hasta que Cisneros estableciera el orden más habitual que conocemos. Resulta curioso cómo el primer gramático del castellano, que luchó por el entendimiento y para que la lengua fuera comprensible en la interpretación de sonidos con su representante, muestre en su nombre la primera disfuncionalidad, como lebrijano. Nos atrevemos a proclamar que los apellidados Nebrija proceden de la descendencia del ilustre gramático debido a su adjudicación propia pues nadie se apellida Complutum y la osadía de nuestro protagonista le da carácter originario.
Antonio contaba con los patronímicos de Martínez de Cala y Xarana pero se hizo llamar "de Nebrija", por ser Nebrixa el toponímico que Roma otorgara al lugar de donde es natural, pues en aquel tiempo se elegía los apellidos hasta que Cisneros estableciera el orden más habitual que conocemos. Resulta curioso cómo el primer gramático del castellano, que luchó por el entendimiento y para que la lengua fuera comprensible en la interpretación de sonidos con su representante, muestre en su nombre la primera disfuncionalidad, como lebrijano. Nos atrevemos a proclamar que los apellidados Nebrija proceden de la descendencia del ilustre gramático debido a su adjudicación propia pues nadie se apellida Complutum y la osadía de nuestro protagonista le da carácter originario.
Agustín Comotto (Buenos Aires, 1968) ha interpretado su biografía mediante los los textos y dibujos de este cómic riguroso, ameno y de una exquisita calidad, para establecer un acercamiento a la figura del ilustre humanista, que gozó de gran fama en el Real Colegio de España de Bolonia (Italia), la universidad más antigua y prestigiosa en occidente y ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el creador de la primera «Gramática castellana», publicada en 1492. Nos encontramos en el momento que se implantan los estudios de humanidad en la Universidad salmantina y la aparición de la imprenta para la difusión del conocimiento con las traducciones de obras en otras lenguas. El cómic recoge cómo Nebrija llamaba bárbaros a los que hacían interpretaciones poco rigurosas de los originales.
Nebrija sufrirá el rencor de los poderosos y la persecución de la inquisición a causa de sus críticas a la Vulgata de San Jerónimo, siendo tachado de judeoconverso, como defendiera Américo Castro aunque no es seguro como tampoco lo pudieron probar en su momento. Pedro Martínez de Osma le anima a matricularse en Bolonia y el astrónomo Abraham Zacur que le introduce en el interludio celeste, sus fuentes de inspiración, también sufrieron acusaciones de herejía. A partir de 1513, se afincó en la universidad Complutense, manteniendo una intensa relación con el impresor Brocar y el humanista se ocupó de comentar el texto de poetas clásicos y cristianos y fijó su mirada en el texto latino de la Biblia. En dicho examen se adentró Nebrija al arrimo de las Adnotationes in Novum Testamentum de Valla. Todo ello le llevó a tratar al arzobispo de Toledo Francisco Jiménez de Cisneros, que permite a Nebrija involucrarse en el proyecto de la Biblia Políglota Complutense. Se le practicó una causa inquisitorial y fue acusado de “temerario, escandaloso, impío, sacrílego y falsario”. La respuesta de Nebrija no se hizo esperar frente a aquellos que, como el inquisidor fray Diego de Deza, juzgaban su interés por los textos bíblico como una intromisión, reivindicó intencionadamente su capacidad en cuanto gramático para estudiar la Sagrada Escritura. Su trabajo más relevante fue Apología (1507) donde expone su defensa ante las críticas de sacrílego y se pregunta, citando a los Corintios: "¿Acaso no me basta con esclavizar la inteligencia en lo que me manda creer la religión, sino que se me obliga a no saber lo que sé...?"
Nebrija fue nombrado cronista regio en 1509, mientras, las diferencias con Cisneros le impidieron colaborar de pleno en el proyecto de la Políglota. Inició la última y breve incursión salmantina para quedar adscrito al movimiento preerasmista de Alcalá de Henares. El manuscrito "In Reuclinum Phorcensem et Erasmum Roterdanum quod de‘talita’ in Evangelio Marci et de ‘tabita’ in Luca non bene senserunt", tratado donde Nebrija refutó las lecturas de Erasmo y el hebraísta germano Johan Reuchlin.
La novela gráfica reconstruye la figura del personaje a través de los recuerdos del protagonista mediante constantes saltos en el tiempo a partir del juicio al que fue sometido Nebrija por la Inquisición en 1506, acusado de "falsear" la Biblia por recurrir en sus revisiones a los originales en hebreo. La historieta recorre los diversos escenarios de su vida mediante una delicada estructura narrativa. Se reconstruyen los acontecimientos como la peste que sacudió a Salamanca que rememora los tiempos actuales con tapabocas, en un guiño que le otorga contemporaneidad al igual que en los aspectos que salen a relucir, como la incompetencia de los cargos asignados a dedo.
Ante el nexo de los testimonios frente al tribunal, presidido por su viejo conocido el arzobispo Diego de Deza, compañero de estudios en Salamanca y convertido en antagonista ideológico, se suceden las andanzas por los escenarios en el rico periodo histórico que le tocó vivir. La lucha del individuo por defender su visión de los conocimientos frente a la tergiversación de las ideas de las instituciones.
Nebrija consideraba la gramática como la disciplina en que se basan las demás materias. Mantuvo una gran inquietud por el saber, que le permite manifestar en las viñetas "Pienso que las ciencias y las artes no tendrían razón de existir sin la gramática. Ésta les proporciona el verbo, el entendimiento". Para su propósito divulgador se sirvió del cardenal Cisneros y de su universidad de Alcalá de Henares, donde el sabio impartió la docencia.
Arriba, grabado de Nebrija dando clase a Juan de Zúñiga y la caracterización más solemne de los personajes en la novela gráfica, abajo. |
Comotto se inspira en grabados y pinturas de época para recrear las ciudades visitadas. Por las páginas desfilan los personajes más importantes de la época y que coincidieron con Nebrija, desde los Reyes Católicos a Colón y sus grandes valedores Juan de Zúñiga y el cardenal Cisneros, que le protegió de la furia inquisidora.
"Había sobre todo un proyecto y un modelo de un rey [Fernando el Católico] que quería fijar la unificación de los dos reinos a través de la fe religiosa y para eso dio poder a la inquisición. Ahí hay una lucha intestina entre órdenes religiosas (especialmente entre franciscanos y dominicos). Nebrija estaba en medio, dando vueltas". El gramático decía que la lengua fue compañera del imperio y es consciente en el cómic de que "fue utilizado en la medida que el poder quiere tener a su costado gente docta, gente sabia, porque lo legitima. Él tuvo ideas brillantes y entendía que el latín debería ser la lengua universal de Europa. Tuvo muchos enemigos por eso y ahí es donde empieza el problema".
La tipografía y el papel adquieren gran importancia por la figura que se retrata en el nacimiento de la imprenta. "Supo marcar los derechos de autor. Forzó al poder a que entendiera que los autores deben cobrar por la obra realizada. De hecho, para poder imprimir la obra de Nebrija le tenían que pagar, eso supuso un antes y un después en el mundo de los autores, fue un adelantado". Algo que secundaron autores como el dramaturgo Lope de Vega y se muestra en disputa con la difusión de la informática.
Podemos destacar la obra por la difusión de los valores humanos, dignos de ser adaptados en viñetas, la representación en imagen plástica de una época perfectamente documentada, un sincretismo cultural y religioso y, por encima de todo, el protagonismo de Nebrija en la lucha del individuo contra los dogmas.
El acabado de la obra ha pasado por la corrección ortotipográfica de Victoria Parra y Ana Patrón, quienes han dado la cursiva a los testimonios narrados en off mediante colores, según quien narra. La claridad expositiva y el gran formato hacen de este trabajo un producto asequible para todos los públicos, tratándose de una obra realista de ilustración clásica de gran factura técnica, lo que procede para recrear una época bajo medieval y renacentista.
El resurgimiento de este ilustre humanista ha venido para perpetuarse durante un siglo, siendo triste que retomemos a las personalidades importantes de la cultura tan solo en los aniversarios cuando abordamos figuras universales del conocimiento y el saber. Hay que entender, de lo que hace eco Agustín Comotto, que en la corona de los dos reinos se hablaban distintas lenguas, entre ellas el castellano convivía con el aragonés y el navarro o el vasco, además de tener que servir sus diccionarios y gramáticas para los territorios recién ocupados que pueblan islamitas y lo mismo para el entendimiento tanto en un imperio europeizante como para el otro lado del Atlántico, desde donde se incorporan nuevas palabras. Todo un reto para la traducción e interpretación de las lenguas siempre que no se mal interpreten los contenidos intencionadamente.
*Las citas del Agustín Comotto que aparecen en el post están recogidas de las declaraciones que hizo el autor de la obra a la Agencia EFE en la presentación del libro.
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