lunes, 11 de abril de 2022

PARTIDO JUDICIAL DE SALAS DE LOS INFANTES. EL GENOCIDIO FRANQUISTA . EXTERMINIO Y REPRESIÓN EN EL SUR DE LA PROVINCIA DE BURGOS

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Pedro Simón Llorente 


SIERRA DE PINARES

 

 La Guerra del 36 fue francamente tensa para muchas familias en la comarca pinariega. Según los censos nacionales de población, que en 1940 se hincharon para percibir ayudas por racionamiento. En Palacios de la Sierra se tiende al estancamiento[1] al pasar de 1.230 a 1.258 habitantes, cuando según el crecimiento comarcal medio tendría que haber incrementado dos centenares de habitantes, lo que también puede ser consecuencia de la represión a la que es sometida una localidad con una veintena de fallecidos, similar a Quintanar con el doble de habitantes; Vilviestre del Pinar registra seis víctimas en 939 habitantes y pudieron ser muchas más, y de lejos, Canicosa con dos de 874 habitantes; y Regumiel con una entre 541 residentes.

 

Julio Martínez Hernáiz como jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Salas de los Infantes impuso el terror y, a toque de tambor, colocaba los bandos informando del estado de guerra, la entrega de armas y la presentación de los que eran afectos al Frente Popular. El día 22 de julio en sesión extraordinaria con carácter de «urgencia», el alcalde de Quintanar de la Sierra Aquilino Peñaranda González dio conocimiento del bando que prohibía la comisión gestora elegida el 12 de abril de 1931 por ser afecta al Frente Popular. Se hace cargo del ayuntamiento Salvador Ureta, de 71 años. El 23 de julio es cesado su primer edil y es sustituido dos días después por el hijo de aquel, Jaime Andrés Ureta, de Acción Popular y perteneciente a una importante familia de empresarios de la localidad con intereses madereros. Era uno de los notables cabecillas que abordan las sedes de los partidos de izquierda «no sin antes tomar buena nota de los nombres»,[2] un sistema operativo habitual para registrar los afiliados, como se hace en Lerma y Burgos.

 

 El sistema represivo que establece J.A. Ureta es ponerse al mando de las «patrullas de vigilancia» que cercan tanto su población como las vecinas Vilviestre del Pinar y Palacios de la Sierra para establecer una redada humana y saquear víveres. El ayuntamiento de Quintanar de la Sierra en sesión extraordinaria de 11 de marzo de 1937 acuerda:

 Reconocer y admirar la labor desarrollada por Jaime Andrés Ureta en su doble función de Jefe Local de Falange y Alcalde del Ayuntamiento de la villa desde el Glorioso Movimiento Nacional,  organizando personal para ir al frente en calidad de voluntarios en número de 35 personas aproximadamente, acompañando en todo momento, a la guardia civil en las batidas por los montes en busca y captura de personas que habían huido, desvelándose en la organización de servicios públicos de vigilancia nocturna que sustituyera a las fuerzas de la Guardia Civil ausente, recibiendo órdenes de la autoridad a la que daba estricto y pronto cumplimiento y costeando de su bolsillo particular muchos gastos que se hacían por bien y para el bien del pueblo que los abonaba con una esplendidez que tanto honraba a él como a la corporación municipal, amén de la infatigable labor desarrollada en esta zona de pinares en los primeros días del movimiento en la que defendía ardorosamente la causa Nacional por si quedaba aún alguna persona no simpatizante con la misma. [3]

 

 Entre los meses de julio y agosto del 36 hasta en ocho ocasiones el ayuntamiento de Quintanar paga facturas de bebidas, cafés y comidas a las fuerzas públicas después de las redadas. El 20 de septiembre de 1936 el ayuntamiento incauta bienes y efectos que pertenecen a los partidos integrantes del Frente Popular en sus domicilios sociales y cesa a tres guardas municipales y dos serenos por ser de la izquierda.[4] El peón caminero Francisco Barriuso de María es encarcelado.

 

 Siguiendo el modelo alemán del Eintopf (una olla), se establece a nivel nacional el Día del plato único, que por orden del 30 de octubre de 1936 se constituye con fin recaudatorio. Los primeros de cada mes, que se amplía por quincenas entre septiembre y marzo, se recogen fondos de particulares y comercios, los restaurantes contribuyen con un 10% de las comidas y el 5% de la pensión completa bajo multa por incumplimiento, así como la sanción a las corporaciones que no cumplen con las contribuciones. Se sanciona a los que están en desacuerdo y no contribuyen en la medida de sus posibilidades o por faltar a las recaudadoras. Desde agosto de 1937 pasa a ser semanal. La mitad de los ingresos son destinados a fines social-benéficos y la otra mitad para el subsidio pro combatientes,[5] del Día semanal sin postre.[6] La paradoja se da en tener que contribuir forzosamente para agradecer a los sublevados el atender a necesitados cuando ellos provocaron la situación.

 

 Entre los días 19 al 21 de julio, según una trama establecida en la Casa del Pueblo, se forja el boicot a todos los vehículos que habían requisado en el municipio los sublevados, a los que les extrajeron la pipa para imposibilitar el arranque. Además, mediante pinos cortan la carretera Salas-Cidones en el km. 23, negándose a su retirada excusados en que se encontraban en huelga. La sentencia procesó sin pruebas a Sinforoso Pablo, Francisco Rodríguez, Juan y Liborio Pascual y José Fernández. Y a los conductores Agustín Ayuso, Lucio Guevara, Agustín Íñiguez Plaza, Mauro Martín Ayuso, Rolando Peñaranda Medel condenados a cadena perpetua y fueron trasladados al fuerte de San Cristóbal, mientras quedaban absueltos Jacinto González de Prado y Julián de Juan Elvira que eran derechistas.[7]

 

 A algunos de los detenidos y puestos en libertad… les procuraron hacerles la vida imposible, llena de sobresaltos; tenían la costumbre de hacerles visitas con simulacros de detención a altas horas de la noche, recreándose en sus miedos y en su terror.[8]

 

 Entre los motivos por los que se ceba la represión en la localidad, aparte de consignarse como la más poblada de la Sierra, reconocemos las habituales: mayor concienciación ideológica, donde se enfrentan grupos sociales (por el año 1933-34 se quemó la sede cooperativa La Piraniega); la Casa del Pueblo y la Sociedad Obrera El Porvenir de la Sierra, presidida por los hermanos Juan y Liborio Pascual Martín, que cuenta con 70 afiliados; coexisten frente a una importante agrupación de falangistas y requetés, que rememoran lazos históricos carlistas de enfrentamientos vividos en un municipio donde el bando del cura Merino dispuso de un importante apoyo; el posicionamiento eclesiástico en favor del Nacional-Catolicismo endureció la línea represiva; y la oligarquía caciquil mira por sus intereses sin dudar en aniquilar tanto a personas como estructuras económicas, atentando contra industriales[9] y en perjuicio del cooperativismo maderero.

 

 Entre los activistas se cuentan los hermanos Enrique y Román Andrés Ureta, hermanos de Jaime, represores en la retaguardia o «amas secas». Otra familia importante fue la del tío Pichuelas, Francisco Santamaría Abad, que pregona que hay que hacer cribas en los izquierdistas hasta tercera y cuarta generación. Sus hijos Odón, Austraberta y Elías Santamaría Alonso se significaron hasta llegar a ser éste el jefe local de Falange. José Villalvilla, que había sido enlace sindical de la CNT en la construcción del pantano de Cuerda del Pozo, se convirtió en un exaltado falangista que toma parte en los actos propagandistas de la comarca, como es recordado en Vilviestre del Pinar.

 

 Al año siguiente del levantamiento, el reparto del poder en la corporación municipal de Quintanar de la Sierra se encuentra copada por los miembros de Falange Española: Manuel Hernando Rioja y Eulogio Gil Martínez, antiguos miembros de la CEDA, y otros ediles como Mariano de Miguel Chicote, quién marcha voluntario al frente al estallar el alzamiento.

 

  En Palacios de la Sierra el poder municipal también se reparte entre las familias pudientes. José Ayuso instruye a sus hijos: «Aunque entre los hermanos os llevéis mal, que al menos uno se encuentre en la casa grande». Su hijo Gabino Ayuso pretende ser alcalde, sin embargo, el respaldo mayoritario durante la república recae sobre Pedro Simón Llorente, quién también es presidente del Sindicato de Oficios Varios, de UGT. Empieza a darse relevancia a las fiestas del 1º de mayo, día al que se traspasa la costumbre de que quién remata el Prado de Nava (propiedad del concejo a subasta), invita a los vecinos; y se ameniza la conmemoración del día de la República con los dulzaineros. Según el TRP, prohibió las procesiones y los entierros católicos. Curiosamente, el cura Argimiro Pascual recibe patatas del primer edil porque en el pueblo «Nadie podía pasar hambre».[10] En el recuerdo de los vecinos perdura su gran oratoria en los mítines en «pro» de los trabajadores, como gran conocedor de sus necesidades al haber sido meseguero (guarda de las tierras). Levanta casetas en diversos pagos para que los vecinos se protegieran ante las inclemencias del tiempo, exige el cumplimiento en el peso estipulado para la venta del pan y tiene el valor para publicar un bando en contra del Estado de Guerra, por lo que se ve obligado a huir al monte. El TRP lo considera un activista que aconseja la violencia y organiza huelgas. El 24 de julio, en ausencia del alcalde, se instituye como Alcalde-Presidente a Félix García Domingo.

 

 El 16 de agosto la Junta de Defensa de Burgos emite una declaración que arremete contra la conciencia: «…que nadie se abstenga de acudir con su aportación de moneda y… el oro que cada español tenga en su poder debe de entregarlo sin demora para esta causa…». La corporación de Palacios «coopera económicamente» con 50 pesetas para la Junta de Defensa Nacional (sesión del 23-8-36). El 25% de la suscripción voluntaria va destinada para los vecinos del pueblo que acuden al frente por el bando sublevado y, según sesión de 27 de septiembre, se estipulan 17 pesetas para cada individuo incorporado a filas. El ayuntamiento destina una aportación de 25 pts. para el «Avión Burgos».[11] Además, los vecinos deben repartirse una contribución de 800 pesetas en un plazo de ocho días, según trae establecido el jefe militar de Salas de los Infantes –suponemos que una cantidad proporcional se establece en el resto de municipios– (sesión del 30-8-36); y una donación de leña –Quintanar de la Sierra había aportado tres camiones–; e igualmente, se instaura el «Plato único» (sesión del 15-11-36). La alcaldía es sucedida por Alberto Castrillo, que también es juez, y posteriormente los Ayuso: Félix y Cosme.

 

 Los dos lugares precedentes mostraron el triunfo de las izquierdas en las elecciones de 1931, y a ellos se suma Vilviestre del Pinar en 1933, por lo que también acusa la represión política, que recae sobre sus ediles. La corporación destituida se atreve a incluir en el libro de actas que lo firman bajo la fuerza de las armas. Entre las actuaciones del gobierno de la República en el municipio destaca la prolongación de la jornada educativa en dos horas con horario de tarde y la creación de una bolsa de empleo para que los patronos contraten a los obreros que se ofrecen a trabajar, en correspondencia con la Ley de Términos Municipales. En el pueblo hay una considerable filiación política constatada en dos fundaciones: Izquierda Republicana y otra que congrega a los jóvenes, de tendencias socialista y comunista.[12]

 

 Tanto en Palacios de la Sierra como en Vilviestre del Pinar Jaime Andrés Ureta, conocido como El Carnicero, pone en práctica el cerco de las villas, reclutando a sus propios obreros, voluntarios falangistas y los miembros de la guardia civil. El día 17 de septiembre se realiza la redada en Vilviestre, con un grupo de efectivos conducidos en camiones y un autobús para establecer el acordonamiento por el perímetro del pueblo. Lucio Peñaranda consigue eludir el cerco, sin embargo, regresa a auxiliar a su padre que no podía más, y es apresado y cargado en la camioneta. A su progenitor le obligan a cumplir penitencia hincado de rodillas para que rezase en una casa a las afueras del municipio. Ureta tiene intención de fusilarlos en Vega Molino pero son llevados a la prisión de Salas y conducidos a la fosa de el Palancar (Pinilla de los Barruecos) el 22 de septiembre del 36. Con Lucio se encuentran Linos Chapero, Adón Redondo y los hermanos Anselmo y Francisco de Rioja. Junto a ellos, van a parar a la misma fosa los vecinos de Castrillo de la Reina Anselmo Medel y Santos Salas.

 

 Las duras delaciones partieron de las hermanas Emilia y María Marcos Benito. Desde entonces el municipio va a ser regido en alternancia entre El Cachabas y el maestro Máximo Cámara Rupérez, que también ejerce como juez, aunque tampoco perderán status su hijo, el derechista José María Cámara Martínez, y el vástago de la Tía Navarrona, Alberto Benito.

 

Los vecinos de Palacios de la Sierra que hicieron frente fueron conducidos al Fuerte de San Cristóbal:

- Valentín Ayuso Mediavilla. Labrador de 35 años y casado. Ingresa el 12 de septiembre del 36, condenado a reclusión perpetua por rebelión y tenencia de armas. En consejo de guerra le determinan 30 años y va Pamplona en abril del 37. Sale con prisión atenuada el 6 de julio del 40.

- Desiderio Condado Olalla. Hijo de Julio. Minero de 32 años, soltero. Sometido a Consejo de Guerra en Bilbao por auxilio a la rebelión, por lo que es condenado a 30 años, que cumple en San Cristóbal y en Orduña, donde es trasladado el 26 de octubre del 39.

- José Molinero Castañeda. Jornalero de 27 años y soltero. Se le forma Consejo de Guerra en Vitoria por «Rebelión militar». Es condenado a 30 años, reclusión perpetua, e ingresa en la prisión el 28 de julio del 36 donde se le considera como uno de los organizadores de una fuga que resultó frustrada; y el 11 de noviembre del 42 es trasladado a la Prisión Central de Astorga.

- Juan Ruiz Alonso, labrador de 22 años. En circunstancias idénticas al anterior, quien también intenta huir del fuerte de San Cristóbal y es recluido después en Astorga y Mahón. Le condenan a 30 años.

 

    Fuerte de San Cristóbal (Navarra)


 Canicosa de la Sierra no es ajena a los altercados, además de la fiesta del comunero de Revenga, cuenta con dos víctimas paseadas y la detención el 6 de septiembre del alcalde Lucas Bartolomé junto a cuatro vecinos dirigidos a la prisión de Burgos. El tejero asturiano Ángel Obeso, de tendencias izquierdistas, cuando parte el camión manifiesta «que van a defender si marchan llorando». Fueron excarcelados el 29 de septiembre. En fechas vacacionales en el pueblo se encuentra el maestro Constantino Ibáñez Pascual, destinado en Chamartín de la Rosa (Madrid), que según testimonios de los vecinos a la Depuración de maestros se prodiga en discursos en las reuniones políticas desarrolladas en la localidad. Es detenido pero sale de prisión y supera el Tribunal al ser avalado por Nicolás Montero, miembro de Acción Popular de Quintanar. De acuerdo con las disposiciones del gobernador, se nombra a cuatro vecinos para que ayuden a recoger las cosechas de los voluntarios alistados en el ejército y en caso de no faenar se les multa.

 

 SALAS E INMEDIAIONES

 El 3 de septiembre se selecciona un primer grupo de ocho personas de Castrillo de la Reina. Aprovechando la reducción de la marcha por el estrechamiento de carretera en el antiguo paso por el pueblo de Hortigüela, tras rasgar la lona saltan del camión y logran escapar atados Canuto Santamaría y Gerardo Gómez Salas, quienes propician una fuga que les permite regresar a La Campiña, a las inmediaciones de su municipio. A los demás les «pasean» en la Tierra de Germán, pasado el cruce a Mambrillas de Lara en dirección a Burgos al lado izquierdo de la N-234 en el km. 456, en una fosa cavada por dos izquierdistas del pueblo bajo amenaza de que les iba a pasar lo mismo por pensar como ellos.                                                                         

- Julián Santamaría. Alcalde. Resulta herido en el tiroteo y logra escapar resguardándose en un corral donde le asiste un pastor que termina delatándole y es reconducido al mismo lugar en otra fosa.

- Saturio Gómez. Concejal. Se le recuerda como un hombre sociable y simpático.

- Ponciano Salas. Pescadero.

- Lázaro Esteban. Labrador que ameniza como gaitero.

- Arturo Rubio. Cantero, de Los Chivorras.

- Nicolás Rubio. Concejal. Cantero. Primo del anterior y por tanto de la misma familia, y se dejaron aconsejar, convencidos de su inocencia, por un tío afín al levantamiento.

 

 Motivos por los que se da con mayor contundencia la represión en el municipio son los enfrentamientos políticos locales en los que la nueva corporación republicana exige cuentas de los fondos municipales entre 1923-27 –su alcalde Norberto González recibe fondos para expropiar los terrenos de la línea férrea del Santander-Mediterráneo–. Con el levantamiento pasa a ser alcalde presidente Aniceto González y se reprime a la anterior corporación, paseando al alcalde e intentándolo con Canuto Santamaría que es concejal y presidente de la Asociación de Trabajadores de la Tierra, además, el secretario municipal es destituido; y un enfrentamiento religioso: la comisión gestora prohibió al cura la procesión en la ermita de Santa Ana porque no había solicitado autorización. Los vecinos caldearon el ambiente bajo la mofa con el párroco Julián Gil bajo la proclama «Que se suba la sotana». Se maneja una «lista negra» con una veintena de vecinos del pueblo pero los lazos familiares y los intereses cruzados entre los ejecutores lo desestima.

 

 Rabanera no cuenta con ninguna víctima pese a que Mariano Ovejero es alcalde electo por las izquierdas. Los vecinos destacan que de no ser por los informes favorables del cura párroco Ricardo Cardenal y el buen hacer del secretario no hubiera salvado la vida. Principalmente le avala el respeto que mantuvo con el desarrollo de las celebraciones religiosas. Su lugar lo ostenta Lorenzo de Miguel. Un vecino compungido nos comenta que un familiar, secretario del obispo de Burgos, pone en duda la tranquilidad en el municipio al ser conocedor del listado donde figuran dieciocho identidades a reprimir, enumerada por sus propios paisanos. 

 

 En Salas de los Infantes se llega a detener a más de una treintena de vecinos, entre los que se encuentra su primer edil Pedro Regalado Martínez, que extrañamente es liberado tras dos meses de encarcelamientoal igual que la mayoría de los apresados. Tampoco se libraron de fuertes sanciones económicas. Más caro pagan dos vecinos foráneos: el secretario, quién en la taberna comentó que había visto a los curas en la catedral de Burgos empuñando armas y que si ganaban había que ir a por ellos; y el vecino Alejandro, que fue asesinado por los falangistas.[13] Suponemos que el dueño de la taberna, el catalán Pedro Font se libró al huir del municipio, pues los regentes de locales donde se congregaban los izquierdistas solían contarse entre las víctimas.

 

 Diversas conjeturas son apuntadas por la tradición oral sobre quién/es intercedieron para eludir un exterminio que se presentaba atroz.[14] Francisco Sierra que forma parte del tribunal militar u otros funcionarios salenses trasladados a Burgos; el cura de la Iglesia de Santa María, Emiliano García Vedía, increpaba en sus homilías por una limpieza mediante el fusilamiento ejemplar, y comunicaba las liberaciones por anticipado; incluso pudieron ser los empresarios conservadores Emilio García de Abajo que era abogado, farmacéutico y dueño de una compañía eléctrica y Jesús Aparicio Rica, toda una institución como dueño de un comercio de comestibles, distribución de bebidas, café y salón de baile, almacén de coloniales, fábrica de chocolate; y es elegido alcalde-presidente en la gestora «nombrada por la superior autoridad» en sesión de 18 de junio de 1938.

 

 Candidatos a ser exterminados son los ex alcaldes de la república Regalado y sobre todo su antecesor Adalberto Bengoechea, sometido a Consejo de guerra donde le condenaron a muerte; [15] y la familia Martínez: Maximiliano, Benito… y Arsenio Martínez Martínez, venido de Silos, instala una fábrica de curtidos; presidente de Acción Republicana con influencias en la comarca, según el TRP; El alcalde Pedro Regalado y sus hermanos Maximiliano y Federico, pertenecientes a una extensa familia dedicada al abastecimiento cárnico, fueron detenidos y sancionados económicamente. Cómo se salvaron de ser paseados obedece a cuestiones de arbitrariedad de los que tenían la decisión y que se ha llegado a conocer por el expediente del oficial de la Guardia Civil de la localidad. [31] 

 

 En Pinilla de los Barruecos hicieron subir al camión a Melquíades Contreras, Alejandro Fernández, Santiago Moral, Félix Olalla, Eulogio Sans, Hermógenes Terrazas y su hermano Esteban. Todos ellos fueron trasladados al penal de Burgos el 20 de julio. El Juez de paz, cargo del que dimite tras el alzamiento; y más afines al levantamiento el párroco Don Lino Peña y Peña y, sobre todo, la mediación de un teniente del ejército de la localidad, interceden en su liberación, condición que no se extendió a Esteban Terrazas, natural y vecino de Villanueva de Carazo, se encontraba trabajando de albañil en Pinilla junto a su hermano. Figura como liberado el 3 de octubre, posiblemente confundido con otro hermano llamado Valérico quién sí se salva, y se nos cuenta en Pinilla que la Guardia Civil le buscó en la casa de su hermano pensando que estuviera escondido. Las declaraciones de los compañeros del penal confirman su trágico desenlace. Como vamos a comprobar, en estos dos lugares se mediaron influencias que minimizaron las ejecuciones si las comparamos con las que se fraguaron por el entorno.

 

 El resultado es bien distinto entre los detenidos de Mamolar. Nos encontramos ante el municipio del partido de Salas donde proporcionalmente la represión se cebó de forma desmesurada. Un pequeño pueblo que contaba con 80 vecinos, familias que suman 358 habitantes empadronados en 1935. El alcalde Mariano Bartolomé fue destituido por Blas Bartolomé. Salvo el Gallego, que es detenido, los demás se habían entregado voluntariamente, sin embargo, y contrariamente a su presunción de inocencia, fueron fusilados en el cerro de el Palancar, que se conoce en el pueblo como camino de los Muertos, donde también fueron a parar las víctimas de Vilviestre del Pinar y dos de Castrillo de la Reina. Se les recuerda que eran gente humilde: 

- Daniel Bueno. Se encontraba soltero.

- Dionisio Peña. El barbero.

- Jesús Oliva. El tejero, un gallego casado en el pueblo.

- Herminio Peraita. El panadero, familia de los molineros de Barbadillo de Herreros.

- Venancio Peña. Agricultor y ganadero.

- Ramón Peña. El sastre.

- Eugenio Carazo. Natural de Hinojar de Cervera y casado en el municipio. Partió con otros serranos en la saca del 29 de septiembre y se encuentra en Estépar.

 

 Los vecinos de la localidad apuntan al desmán las acusaciones y denuncias, entre otros, del párroco Francisco Viñalar; del cantinero Pedro Peña y Peña –hermano de Linos, párroco de Pinilla–; o el gaitero Francisco Izquierdo Ibáñez. Tanto es así, que la lista recogía una veintena de nombres donde aparecen los hermanos del barbero: Gonzalo y Francisco; Ubaldo Bartolomé, quién salta del furgón siendo tiroteado y se salva ocultándose entre los cultivos; un hombre que se mostraba muy temeroso por lo que acontecía y no era para menos, apodado como «Tío Dios, porque nunca muere». El Portugués logra huir a su país, y pudiera ser Francisco Bass, quién regresa para trabajar en el empedrado de la carretera. Secundino Aguirre, natural de Penches, guarda forestal y trabajó por los cerros de Huerta y Mamolar, fue liberado con prisión atenuada en 1940.

 

¿Y el maestro? El alcalde de la villa manifiesta la ausencia de magistrado para el nuevo curso, que por «ideas perturbadoras ha sido apresado y conducido a Burgos…»  (Carta emitida el 26 de agosto de 1936). Acusado de ser el fundador de La Casa del Pueblo del municipio; y pese a la propuesta de una candidata por parte de la junta de gobierno fue sustituido por un excombatiente, Pedro Martínez Cruces, reconocido como delator de antinacionalistas en Silos, quien y a pesar de carecer de preparación alguna, sube al encerado de la escuela para suplir a Leoncio Hernández.

 


 

   TIERRA DE LARA 

 Andrés Cristóbal, apodado el Perrete, ejercía como maestro en Salas de Bureba. Regresaba a Mambrillas de Lara tras inspeccionar como se encontraba la situación en Burgos y es apresado cuando se disponía a bajar del vagón en la estación de Campolara. Los vecinos de esta localidad se opusieron a la ejecución en el pueblo por respeto hacia los familiares que tenía en este municipio y le traslada a San Millán de Lara para ser sacrificado. Parece ser que fue enterrado en el mismo campo santo. Previamente sufre una brutal paliza para que delatase[16], siendo rematado con una maza.

 

 En Tierra de Lara figuran pocas víctimas, pese a que nos encontramos con lugares más poblados que en la actualidad. A parte de los ferroviarios, anteriormente consignados, en Lara de los Infantes consideramos a Narciso Blanco, joven labrador de dieciocho años que estuvo preso dos días con El Perrete, y siguiendo su destino es sacrificado por la noche en San Millán de Lara. Donde se dieron tres víctimas y otra en Villaespasa.

 

 En Quintanalara la confianza de Quinciano Cruzado de “no haber hecho nada” le hace regresar a casa y no huye al monte como hicieron Silvano Heras, Martín del Hoyo y Feliciano Gil. Su hermano Heraclio Cruzado fallece en el frente. Hijos del maestro de Cubillo del Cesar y de Teresa, natural del municipio. El cura es quien informa al requeté de qué personas son quienes debían ser perseguidas.

 

 En Barbadillo del Mercado se respiraba cierta conciencia de clase obrera. Por las tardes se desarrollan asambleas con conferencias en el Comité o Casa del Pueblo. El 13 de agosto son detenidos varios vecinos de la localidad. Marceliano Cerrada se hizo de rogar para ser detenido al esconderse en un montón de paja de la era y es localizado al atardecer. Se trata de uno de los mayores impulsores del pensamiento izquierdista en la localidad. Casado y con dos hijos, era encargado o capataz en la obra en la línea férrea. Se muestra como uno de los personajes emergentes en la localidad al contar con una tienda de ultramarinos con distribución de piensos, lo que le permite encontrarse bien relacionado entre la comunidad. Por testimonios sabemos que mantuvo una dura rivalidad con su competidor el Sr. José Moral de Hoyuelos. Otro concienciados fueron Martín Marañón y su hijo Sebastián Marañón, quienes se ganaban la vida como peones a jornal. Se da la circunstancia de que la vivienda de este último, que se encontraba soltero, era la Casa del Pueblo o lugar de reunión y asambleas. La tragedia pudo alcanzar mayores tintes al ser encarcelados Braulio Cerrada, padre de Marceliano y antiguo alcalde de la localidad que termina siendo reportado; mientras que Mariano Domingo, Pablo Pineda y Elías de Domingo estuvieron dos años en el penal de Hontoria de la Cantera. En otra jornada es apresado Vitores Heras del que no se tiene ningún rastro.

 

 La Revilla es otro de los pueblos donde se ceba la represión con la corporación del pueblo. En pleno jolgorio de celebración en la fiesta estival cuatro familias encuentran un desenlace trágico.[17]

- Elías Ballesteros. Molinero. Concejal. Había sido miembro de la corporación; deja a su viuda Victoria de Juan con dos hijos.

- Ismael Barriuso. Ex alcalde. Indiano venido de probar suerte en las Américas.

- Ángel Gonzalo. Hermanastro del anterior y también miembro de la junta gestora.

- Moisés Heras. Ferroviario. Su hermano Tomás, perteneciente también a la corporación, es afectado por una enfermedad cardiaca, muy mal tratada según nuestros informantes, que lo atribuyen como reacción por su condición ideológica.

 

 Los vecinos coinciden en considerar que Torcuato Barriuso de Miguel, alcalde cuando se produce el levantamiento, no pudo superar los trágicos sucesos vividos al no poder hacer nada por los reos, entre los que figura su propio hermano, por lo que le da por evadirse en una embriaguez incompatible con la vida. Melquíades Barriuso Ballesteros, cartero de la localidad, se salva al fugarse gracias a estar sobre aviso por los propios guardias civiles con los que mantiene buen trato en relación con su oficio. Huye a Santander donde pretende encontrarse con su familia.[18]

 

 No podemos ignorar como catalizadores de la represión por estas localidades a Los Cuesta, albiñanistas de Burgos; el médico, vinculado a los nacionalistas –ejecutores de la represión desde la Capital–; y a la vengativa familia de los boticarios de Barbadillo del Mercado. Alejandro Moral es falangista y actúa por la Ribera. Los vecinos consideran que el cura de Barbadillo del Mercado estableció que «ya está bien».

 

 En Ahedo se recurre a la lista para cargar al camión a Florentino Alcalde, Antolín Ontañón, Basilio Martín y Pedro González; cuando el cura de la localidad, Basilio López Martín, (natural de Covarrubias); se sube al camión evitando que se los llevaran. En Hortigüela, en idéntico alarde, el párroco Máximo González del Pozo proclamó que el más rojo era él para proteger a sus convecinos. En Contreras se juzga al zapatero; además de detener a José María Sáez, el juez; al hijo del boticario; a Félix Bernabé, alguacil y a Fidel Blanco, secretario del juzgado.




 

 

   CENTROS RESINEROS 

 A tenor del revuelo montado en Huerta del Rey, donde los propios militantes destruyen los símbolos indicativos de su agrupación, quemando la cartela de la sede de Izquierda Republicana, banderas tricolores para evitar represiones…; junto a otros desencadenantes se elude la tragedia. El gobierno se encontraba formado por una gestora de fuerzas de Izquierda Republicana, donde Venancio Gárate es primer edil y se adapta en el bando sublevado. La UGT está bien representada en el municipio con una acusada militancia donde se encuentra el médico Eliseo Navazo, quién se llama al parentesco con el coronel Yagüe cuando es acosado por los requetés, dirigidos por el propio farmacéutico Maximino González Marcos. El «Pregúntenle a mi primo» resultó efectivo y con su transformación radical atenta contra los izquierdistas. El factor determinante según los vecinos fue la actitud valiente del vicario Raimundo Rubio que da la cara ante las milicias para evitar la masacre.[19]

 

 Los resineros de Arauzo de Miel-Huerta del Rey fueron sometidos a una represión contundente. Para José María Rojas obedece a un escarmiento al que someten los hijos de Pascual Briongos, propietario de la resinera local, a sus trabajadores por los actos de rebeldía del primero de mayo. Un encargo a Blas, de Hontoria de Valdearados, uno de los cabecillas de la represión, quien los asesina el mismo 25 de agosto que son apresados. Según los testimonios recogidos, la selección obedece a cierta rivalidad entre autóctonos y foráneos.


Los requetés navarros empiezan a reclutar campesinos serranos


 

 Por los pueblos acechan requetés navarros impartiendo conferencias que animen al alistamiento de los aldeanos, quienes en un principio se excusan en sus obligaciones de tener que cumplir con las labores de recolección y trilla, aunque tarde o temprano serán reclutados en el frente. Un albiñanista narra cómo se desplazaban en jornadas diarias aprovechando los contactos de la organización –hijos de excombatientes carlistas del XIX–, para el alistamiento de una veintena de mozos en Gumiel de Hizán.[20] La influencia carlista todavía mantenía semillas en Arauzo de Torre y Arauzo de Miel, vinculados a Lerma y a históricos: Gregorio González Arranz, alcalde de Roa durante las primeras guerras; y en Neila al cura Jerónimo Merino.

 

 En Hinojar del Rey se cuenta un considerable número de voluntarios. Pedro Hernando Sebastián niega ante el Tribunal de Responsabilidades Políticas su pertenencia al Frente Popular, pese a haber sido nombrado gestor por el Gobernador, donde la agrupación sólo había escrutado a su favor una tercera parte de los votos. José Yagüe es nombrado Alcalde Presidente hasta marchar a los pocos días al frente, aún así quedarán en la retaguardia agitadores del talante de Aurelia Tejedor Tejedor. En el municipio prospera el reclutamiento de «voluntariado». Entre los actos represivos destacar a los que se vieron sometidos la familia del secretario Lorenzo Tapia Peñalba, natural de Tubilla del Lago y casado con la nativa María Hernando; mientras el cabeza de familia se encuentra apresado, a sus hijas Benita y Esiquia les cortan el pelo que pasa a ser un exvoto del Santo Cristo de la Misericordia.

Resinera de Hontoria del Pinar

 

 En Hontoria del Pinar, los requetés simulan una tentativa de quema de la iglesia, lo que es considerado como una provocación para achacar su responsabilidad a los republicanos. Éstos, así lo denuncian al no haber tomado parte en el incidente. El cura Cándido Orcajo Díez, y el alcalde presidente Amadeo de Grado, en la misma iglesia elaboran «la lista». Se entregan Eugenio Alonso de Pablo y Salomón Ortega, –detenido como miembro fundador de la UGT local, que dirige a la agrupación de resineros. El primero de mayo en el mitin del Teatro Principal de Burgos, precedió con sus palabras el discurso de Largo Caballero–. Fuerzas falangistas de Salas de los Infantes y del mismo Hontoria, legitimadas con miembros de la Guardia Civil, fueron captando a Alberto Adrado Otero, Jorge Rejas de Miguel (liberados el 13.8.36); Fermín de Miguel Sáez y Mariano Martín Carazo (liberados el 19.8.36); y Victoriano Sanz. Siete reos que fueron conducidos al penal de Burgos. Se tiene intención de asesinarlos en Cabezón de la Sierra, sin embargo, es frustrada por la actuación del sargento de la benemérita Sixto Berzosa Sanz que quiere que fueran conducidos a su destino el 31 de julio.

 

 El 15 de septiembre, sale de la prisión de Burgos una saca compuesta por una veintena de hombres, que fueron dispersados para su fatal destino. Donde se cuentan los tres paseados de Hontoria del Pinar. Entre los que también se encuentran Leopoldo Velasco, que figura como detenido el día 30 de julio. Había sido capataz del ferrocarril Santander-Mediterráneo y por entonces encargado del paso a nivel en el cruce entre Hontoria y Navas, casado y con tres hijos. Estaba afiliado al PSOE y a la UGT.

 

 Un pastor de Rabanera, Evaristo Cebrián, presencia el martirio cuando va en busca de un atajo de ovejas extraviado. Por él, sabemos que les mandaron cavar la fosa para luego pedirles que se mataran entre ellos. El ganadero fue descubierto por el ladrido de su perro con el estruendo de los disparos, le pidieron que se marchara no sin antes hacerle prometer que no contara nada. El buen hombre, lleno de remordimientos, terminó por confesarse y se lo cuestiona al cura, quién le explicó que ese juramento bajo las condiciones en que había sido ejercido no era legítimo. Cinco años después, se lo cuenta a la familia de una hermana de Victoriano, también bajo promesa de silencio. Afortunadamente para nuestro conocimiento, cuando lo narraba; la historia fue escuchada por un segundo testigo. Los homicidas fueron líderes requetés locales, y en cuanto a la fosa a la que se ofrece localizar el pastor, se encuentra en Valdeabejas, límite entre Rabanera y Hontoria del Pinar. El guarda forestal, Tiburcio Manchado fue avisado de que no frecuentara el paraje esa mañana; y Emilio Sanz ese día fue de bollero y presencia momentos después restos de botones y sangre por las inmediaciones. En el lugar se plantan pinos con una cruz grabada, y en el suelo se tienden piedras formando una cruz, por lo que la fosa se encontraba perfectamente localizada para los vecinos que rehusaban acudir o rezaban en el lugar de la tragedia.

 

 

   SIERRA DE LA DEMANDA Y VALLE DE VALDELAGUNA

 En Riocavado se encontraba la sede de una sociedad nutrida con obreros de la construcción del tramo de carretera a Pineda, y trabajadores en Barbadillo de Herreros. Éste es el lugar de mayor actividad obrera, donde llegan autobuses con jóvenes pertenecientes a los requetés y falangistas de Burgos. El 29 de agosto terminan siendo apresados el alcalde Baldomero García Peraita, y su hermano Julio García, molineros naturales de Valdepez. En la villa se les recuerda por su bondad al fiar el pan. El suegro de Julio era tratante y les propuso salir a Francia, pero nunca pensaron en marchar ni esconderse porque no habían hecho nada. Junto a ellos, seguirá el mismo recorrido hasta su ejecución, el industrial y también al Primer Teniente Alcalde, Anastasio García. Las últimas noticias que se tienen de él es una carta de cariño dirigida a su mujer para que cuidara de su hija pequeña; y en cuanto al paradero de todos ellos, fueron conducidos en una saca que parte de la Prisión de Burgos el 5 de septiembre donde se registran diez desaparecidos.

 

  Los vecinos recriminan las actitudes de una «mano negra», el veterinario Mateo Peraita, quién denuncia a sus primos; respaldada por los informes del cura párroco, Félix Pérez Escolar, que los increpa por su absentismo en las celebraciones eclesiásticas. En el lugar se prodiga mayor conciencia social que en el resto de la comarca por la industrialización que tradicionalmente siempre ha tenido el pueblo (las minas, el ferrocarril y las dos principales fábricas de palos torneados para muebles, de Baldomero Ugarte y de Vicente Verdugo con 40 y 15 empleados respectivamente).

 

 El 15 de septiembre fueron capturados Lorenzo Salas, quién se ajustaba en contratas, obrero recordado por sus ideas socialistas; Gayo Grandmontagne, aunque de éste se tiene la idea de fallecer en el frente; el conocido por El Manco logra escapar de la choza donde se refugiaban para terminar presentándose voluntario. Benito Martínez Garachana es sometido a un encarcelamiento prolongado. Los apresados de Barbadillo de Herreros son cargados junto a reos de Huerta de Arriba, Valle de Valdelaguna y Riocavado. Intuyendo su trágico desenlace, dos de éste último término saltan del camión a su paso por Barbadillo del Pez. Se trata de Narciso Martínez y Lesmes López, que iban a ser cuñados al esperar un incremento familiar el segundo. Anduvieron ocultos por el bosque, a base de suministros proporcionados por vecinos, hasta ser descubierto su refugio del Duengo en Riocavado. Con posterioridad Lesmes es sorprendido en el interior de una choza de carboneros en Barbadillo del Pez donde se resguardaban, mientras que Narciso consigue huir al encontrarse fuera de ella, pues uno de ellos siempre vigilaba desde fuera.[21] En Riocavado también es paseado Andrés Antolín, quién no se cuenta en la lista para ser apresado y fue detenido en sustitución del ex alcalde Martín Hoyuelos, interpuesto como canje por el secretario Francisco García que protege a su cuñado. El apuntador no se atrevería a mirar a la cara al hijo mayor de la víctima, a la vez que nunca le privó de un cigarro cuando éste se lo requiso.

 

 Valdelaguna es un paraje montañoso que tradicionalmente se ha caracterizado por servir de pasto veraniego para los rebaños trashumantes, proporcionado gran número de pastores a los grandes rebaños de merinas y hubo quienes han llegado a conformar rebaños propios. La influencia y respeto hacia estos ganaderos alcanza cierto respeto hasta el punto de poder mediar para evitar que fueran detenidos los que figuraban en las listas de su municipio, como es el caso de los Serrano de Tolbaños de Arriba. En Huerta de Arriba, el alcalde media para liberar a los hermanos de Vilviestre Julián y Teodoro de Pedro Mediavilla, pastores que se dedicaban a vender quesos, siendo el primero bastante significado, y tan sólo debemos lamentar la pérdida de Pascual Alonso Neila que posiblemente sea el que salta del camión y es tiroteado en la proximidad de los Terreros, término de Salas de los Infantes. En Huerta de Abajo el grupo derechista mayoritario controla la situación sin desprenderse de las armas, pues como dice el cura: «Las armas de caza no son para matar personas», y fueron reintegradas a sus propietarios. Cuando llega el camión a Neila se empieza a tirar de una lista donde aparecen los albañiles de la familia Gil y de los Mediavilla, junto al nombre del boticario y otros.[22] El párroco Julián García Román se encomienda como «padre de armas» y no se traslada a ninguno de los vecinos. Actitud que repite ante la comisión Depuradora de maestros, donde mantiene una postura transigente. El cuartel general del cura Merino se manifiesta en pro de la paz. La familia requeté de los Melitón ni tan siquiera sale de su casa.

 

 

   SILOS Y SIERRA DE CERVERA

 En Santo Domingo de Silos se recibe el comunicado emitido por el gobierno civil de la provincia en el que por «Ley de 30 de diciembre de 1932, en los pueblos donde no existan Sociedades Obreras ni Patronales, legalmente constituidas, los respectivos vocales que han formado parte de las Comisiones Gestoras serán elegidos por sorteo, entre cada grupo, presidiendo este un Delegado de Autoridad Gubernativa». En la junta gestora provisional (29-1-33), el vocal presidente era Domingo García Gil, acompañado por Ángel Martín Martín, quién se afianza como potentado durante la posguerra; y la maestra Teresa Bombín Sixto, a quién el levantamiento la pilla de vacaciones en Covarrubias, aunque pasa el Tribunal de Depuración de Maestros sin problemas gracias a impartir catequesis. La influencia del monasterio cisterciense impone un gobierno donde el primer edil Plácido Martínez Álamo es elegido popularmente durante la República, siendo apolítico en una villa donde la religiosidad se encuentra afianzada.

 

 La concienciación sindical que adquiere la villa está condicionada por el trabajo en las peonadas para la construcción de las carreteras de Burgos a La Vid, que se vienen ejecutando desde 1934, con la excavación del túnel de la Yecla. En ellas se establece una jornada de 8 horas y los domingos libre, sin poder realizar tiempo extraordinario no justificado por el Jurado Mixto Provincial.

 

 Apresaron al alguacil, también tamborilero, José García Gete. Cuando llamaron a la puerta del secretario, Antonio del Álamo Camarero, su familia elude la detención anunciando que se encuentra atendiendo a su madre en estado convaleciente, aunque realmente la que fallece es la suegra. Informantes nos confirman que sería detenido posteriormente sin mayor trascendencia. Al igual que los miembros de la corporación Plácido Martínez Álamo y Gregorio Palomero. Goyo, de Los Farrucos, se salva por la mediación familiar que gratifica en tratos de favor a los miembros falangistas con contribuciones para liberarlo.

 

 Una correspondencia fechada el 17 de abril de 1933 solicita al Gobierno Civil un Delegado para inspeccionar las cuentas municipales de la anterior corporación, acusados de malversación de fondos entre 1928-1932, (como sucediera en Castrillo de la Reina), lo relevante es que el escrito va firmado por tres de los desaparecidos del municipio: Carlos del Álamo, Pedro del Álamo y Jaime García.[23]

 

 Sus familiares siempre pensaron, según las informaciones de los funcionarios del penal, que habían sido trasladados al penal de Pamplona, sin obtener nunca noticias de ellos. Lo que sí sabemos es que estos dos últimos constan con salida en saca de la prisión de Burgos del 15 de septiembre, la misma en la que fueron paseados los vecinos de Hontoria del Pinar y parte de los desaparecidos de Quintanar de la Sierra.

 

 A pesar de registrarse pocas víctimas mortales en Tierras de Cervera, en Santibáñez del Val se conoce un asesinato macabro por la manera como la Guardia Civil recrimina a Juan Bengoechea, El Chatarrero, quién fue conducido al pinar para ser tiroteado en las piernas y dejarle morir, teniendo que soportar cuatro días de sufrimiento. Los vecinos tenían prohibición expresa de socorrerle.  

 

 Cuatro personas son paseadas el 4-8-36 en la cuneta de Caleruega hacia Espinosa de Cervera. Ése mismo día los falangistas fueron a comer donde el alcalde de Caleruega, quién les invita a que depusieran su actitud. Contrariamente, la milicia arremete contra la hija del primer edil cuando pasea con su novio. El cura de Espinosa intercede para que no se sumaran más víctimas, no obstante, no duda en ejercer acusaciones en el expediente para la Depuración de Maestros. El regente, Agustín Aragón Lucas, había aceptado los actos procesionales, aún así, es conducido a la cárcel por izquierdista, ateo y desafecto al Movimiento,[24] siendo librado de seis años y un día de prisión porque su abogado obtuvo una declaración en la que se reconoce que había sido nombrado primer edil del pueblo por ser el más culto. Agustín Aragón manifiesta a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que «La República era eso, que un pastorcillo como yo pueda ser alcalde de su pueblo», no sin dejar de ser recriminado por los caciques locales. Según comenta a Diario de Burgos, el magistrado del pueblo se percata que desde principios de año la correspondencia está siendo intervenida, acusando al monasterio de Silos, lugar desde donde se distribuye. La Guardia Civil persigue al maestro Andrés Sáez, quién se encontraba durante la contienda en búsqueda y captura. La incautación del correo fue una práctica franquista habitual.

 

 

   LOS HUIDOS

 El número de personas que optan por refugiarse en el monte es considerable. Franco intenta normalizar la situación con el compromiso de no tomar represalias con los que se entregasen «siempre que no tuvieran las manos manchadas de sangre». En Covarrubias, Damián Parga Hortigüela y su hermano lo hacen por mediación del coadjutor Víctor Subiñas. A pesar de la ley de amnistía, el TRP aplica correctivo para Damián de ocho años de inhabilitación para cargos políticos y una multa de 500 pesetas. Ángel Camarero (hijo), el mayor de una familia de siete hermanos de Barbadillo del Mercado es avisado en el monte de que si se entrega no le sucedería nada. En Huerta de Arriba fueron varios los que optan por refugiarse en el monte: Roque Nieto, Ildefonso González y Braulio Cerezo.

 

 En el punto de mira se encontraba el alcalde de Palacios, Pedro Simón, quién proclama ideas renovadoras como la independencia de Castilla y derechos sociales que chocan con los intereses de la jerarquía local. Anduvo en la sierra con seis compañeros con las entregas que conseguían pasar sus familias superando los férreos controles y manteniéndose con la leche de las cabras de sus vecinos, y hemos conocido a un pastorcillo que se convirtió en sus proveedor, que pasaba desapercibido ante la Guardia Civil, para cederle su pan y suministrarle útiles como cuchillas de afeitar que pasaba oculta en la suela de su calzado. Pedro Simón, tres meses después, según su expediente del TRP, logra pasar por Guadalajara e ingresa como cabo en el servicio de transmisiones de en la Unidad de Defensa Especial Contra Aeronaves (CAVE) en Albacete, hasta que pasa a Alicante buscando la evasión pero es detenido y llevado a Paterna. Otros paisanos suyos que deambularon por el monte elaborando carbón para subsistir, y regresaron al pueblo, como Mateo Llorente Mediavilla y Nicolás Sanz Alonso; de Vilviestre del Pinar, Ramón Molero y Gregorio Domingo; todos ellos anduvieron ocultos durante toda la contienda. Alejandro Elvira era una persona culta retornada de México, que al ser puesto en aviso de que iban a por él salta al monte (regresa con vida pero fallece por electrocución accidental); había tomado contacto con Sotero Chicote, de Regumiel, huido con su familia más de un año,[25] ambos se comunicaron con los de Quintanar de la Sierra: Domiciano Pérez y Cayo Andrés[26], Emiliano Peñaranda (El Sopero)[27] y José Rioja[28], que anduvieron escondiéndose en cuevas durante los tres años de la contienda. El control de la situación, la represión y el miedo eluden la guerrilla en una sierra propicia a las escaramuzas, como hacen los maquis en los frentes del norte en la zona de León-Galicia-Asturias; Sierra de Teruel y Levante o en el sur en Extremadura y Sierra Morena.

 

 Entre los huidos de Palacios de la Sierra figuran diversos activos que intentaron contactar con el frente republicano. Cosme Alonso Alonso, Alberto Ibáñez Castrillo y Manuel Blanco María abandonan La Campiña el 30 de octubre.[29] Fueron ayudados por Sinforosa Ibáñez de Hontoria del Pinar, pariente de Alberto, que les oculta en serones de carbón y mantuvo su actuación en secreto, hasta a su marido. Se pasaron al bando republicano en Guadalajara en el que combatieron. Terminada la guerra fueron encarcelados por el TRP y liberados antes de un año. Juan Ruiz Alonso, huido en el monte cerca de Rabanera, es detenido el 10-11-36. Atanasio Munguía, Demetrio Elvira, natural de Moncalvillo y criado en Palacios, y Fernando Chicote, considerado como el manitas que logra abrir las cerraduras y pueden escapar del calabozo de Almazán, no sin tener que sortear tiroteos en la fuga, hasta ser nuevamente apresados en Berlanga de Duero. El caso de Julián Llorente es muy particular, pues intenta aprovechar la oscuridad de la noche para pasarse al bando republicano pero se puso a andar en redondo y termina volviendo a las tropas rebeldes que le fusilan. Pedro Simón Llorente de quién ya hemos comentado, sería detenido en el penal de Valencia y acusado por «adhesión a la rebelión», según sentencia de 7 de diciembre de 1939. Sometido a Consejo de Guerra el 18 de enero de 1940 es condenado a «pena de muerte», y ejecutado a la mañana siguiente.

 

 

   LOS TOPOS

 Agapito de Rioja Martínez, resinero de Vilviestre del Pinar, es uno de los miembros fundadores de IR en su municipio, donde era el presidente y primer edil en la República, perteneciendo a la derecha republicana de Alcalá Zamora, hechos que niega al TRP aunque le impone una sanción de «ocho años de inhabilitación para desempeñar cargos y una sanción económica de 1.000 pesetas». Se mantuvo escondido en el molino donde trabaja por la noche hasta que es descubierto. Preso en la cárcel de Burgos y posteriormente en Valdenoceda, donde es retenido hasta el final de la contienda. 

 

 Alejandro Elvira de Castrillo de la Reina, se esconde en la cochinera de su propia casa, donde suponemos que elabora un poema donde se hace pasar por capitán de marina y escribe sus versos en la mar de la libertad, cuando en realidad se encontraba oculto en la pocilga de su casa, que el mismo había levantado al venir de América. El TRP le sanciona con 3.000 pesetas. 

 

Luciano Muñoz Ortego, natural de Rabanera, es ferroviario en Castrillo de la Reina.  Después de esconderse una corta temporada por el monte las Canalizas de Moncalvillo, regresó a su localidad, donde se ocultó durante toda la guerra en la casa de sus padres.

 

 Nicolás Sanz Alonso es de Palacios de la Sierra. Se había afiliado a la UGT por motivos de trabajo. Huye al monte y se refugia en casa de su hermano Agustín. La guardia civil le tiende una redada con una treintena de efectivos de la que escapa por piernas. Su casa tenía adosado un horno que daba a unas callejas: «Había realizado un boquete desde la casa al horno y por ahí se escapaba cuando venían a buscarle. Una noche un vecino le denunció porque le había visto llegar a casa. Les levantaron a todos de la cama. Entraron en casa la guardia civil, pincharon los colchones. Estuvo procesado por el TRP y estuvo en prisión un mes. En libertad no le dejaban vivir. Cuando había un problema como un robo le detenían. Una vez le dieron una paliza que le levantaron la piel. Le arruinaron para toda la vida porque no le dejaban vivir».[30]


Recomendamos entrar en la reciente publicación:

MEMORIA EMPAREDADA, LA REPRESIÓN DURANTE LA GUERRA CIVIL EN EL PARTIDO JUDICIAL DE SALAS DE LOS INFANTES, POR JESÚS CÁMARA OLALLA




 

 


[1] Si bien es cierto que desde el Catastro de Ensenada (1753), cuando era la localidad más poblada de la comarca burgalesa de Tierra de pinares, se encuentra afectada por el retroceso de la carretería.

[2] Así lo manifiesta al Tribunal para la Purga de Maestros.

 

[3]  Contrariamente, los vecinos de Quintanar presentaron una denuncia en la División Militar de Burgos contra Jaime A. Ureta por mal uso de los fondos municipales con los que paga fiestas particulares (Acta de sesiones, 26-3-37), por lo que es cesado el 17-7-37. Hilario Conde Ortiz, Jerónimo Ureta Pascual y Manuel Herrería Herrería fueron sobreseído por acusaciones en TRP-40, que obtuvieron tratos de favor de Ureta. Aportación de Jesús Cámara Olalla.

[4] Jesús Cámara Olalla consultando las actas de sesiones.

[5] Decreto del 25 de abril de 1937. El Subsidio al combatiente se disuelve por Ley 9-XI-39.

[6] El Archivo de Covarrubias registra las cuentas del “Día semanal Sin Postre” de 1938.

[7] Consejo de guerra sumarísimo, causa nº 53. Burgos del 10 de octubre de 1936. A los ejecutados se les retira la Suerte de pinos, según el acta de la Sesión de 15-11-1936, y asignan la percepción por viudedad.

[8]Memorias de Vicente Gil Antón.

[9] Constancio Medrano Ruiz pertenece a una importante familia de industriales madereros -hermano de Estanislao de la fábrica de Palacios que va a Salas- y cuenta con dos fábricas de aserrar, una en Regumiel y otra en Quintanar de la Sierra. En 1936 se hace con todas las suertes de pinos de Neila. Sus obreros cuentan con mejores condiciones laborales que el resto de la comarca.

        [10] Tanto es así, que el cura párroco encabezó las firmas recogidas para que no le mataran. 

[11] Canicosa aporta 200 pts. mientras el ayuntamiento de Coruña del Conde 50 pts. que junto al escote entre 1 y 20 pts. de sus 64 vecinos entregan esa cantidad en metálico, además de relojes, anillos de oro, fanegas de cereal y huevos. Por suscripción popular las provincias regalan al ejército un avión, como hizo Zamora. 

[12] Apreciación aportada por Melchor Peñaranda.

[13] Barajamos la posibilidad que Alejandro, “El Chato Lechosa”, su esposa se apellida Contreras Lechosa, pudiera ser el asesinado en Arroyo Ruyo.

[14] Alberto Bengoechea, Historia de Salas II, p. 291.

[15] Cuando José Mª Rojas examinó los expedientes de la Prisión Provincial de Burgos aprecié que el concejal y alcalde durante en 1931, Adalberto Bengoechea Martínez no había fallecido como expone la ficha carcelaria de Adalberto Bengoechea Odriazabal, igualmente vecino de Salas y encarcelado el 4-8-36. El edil no fallece por herida en el cuello en la prisión el 1-7-38, pues se encontraba liberado una semana antes.

[16] Algunos apuntan que buscaban el paradero de su padre. Éste fue muy pronto hecho prisionero.

[17] Los cuatro cuerpos se exhuman en la fosa próxima a la tenada de la Zorra en Pinilla de los Barruecos. Las víctimas suelen ser conducidas a fosas próximas a su localidad, lo que atribuimos en correspondencia con sus verdugos.

[18] Donde es detenido, siendo encarcelado en la prisión provincial de Burgos el 1-9-37 y liberado el 1-3-1941.

[19] Entre los procesados figuran Miguel García Jubera, electricista soltero de 39 años, que es apresado en San Cristóbal y Salamanca bajo una condena de 12 años por auxilio a la rebelión; y los resineros Mariano Muñoz Boal, sometido a TRP; y Gabino Tello de la Muela.

[20] J. M.ª Zugazaga, Cruz de Requetés, pp. 28-29.

[21] En cierta ocasión, uno de ellos ayuda a una muchacha de Barbadillo del Pez, cuyo caballo no acertaba a levantarse al empozado en el barro, cuando volvieron para recompensarle con alimentos no se presenta, quizás por miedo a que pudiera ser una trampa. Precisamente cuando se encontraban refugiados en la choza de un carbonero, se cuenta que su propietario fue quién advirtió su presencia a la Guardia Civil.

 

[22] Tenemos constancia de la reclusión de Manuel García Neila, labrador viudo de 37 años que fue condenado por rebelión militar a cadena perpetua. Ingresó en la prisión de Salas de donde pasa a la provincial de Burgos el 1 de octubre y al Fuerte de San Cristóbal el 28 de noviembre del 36. El 26 de abril del 37 cumple condena.

[23] Apreciación que agradezco a Domingo de Silos Represa. Un cuarto hombre era foráneo.

[24] De mediados de agosto hasta el 24 de junio de 1938.

[25] Fundador y secretario de la Casa del Pueblo, es sometido a juicio Sumarísimo por incitación a la rebelión donde se le condena a tres años, liberado de Valdenoceda el 30-9-39. Su mujer e hija también ingresan en prisión en octubre del 37, hasta el verano del 38.

[26] Estuvieron ocultos en el monte durante toda la guerra, para entregarse el 1-7-40. Cayo ingresa en prisión hasta el 1-10-1940.

[27] Se entrega en Bilbao en diciembre del 39.

[28] Se entrega y es encarcelado del 10-12-36 al 1-1-37.

[29] Son condenados a 6 años de cárcel.

[30] Juan Domínguez Medina, Ecos de un Palanciano.

[31]  Jesús Cámara Olalla. Memoria emparedada, Edita CNT, Burgos, 2022. Expediente del teniente Julio Martínez Hernáiz. 

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