Presentamos uno de los grandes "livres de peintres", donde las creaciones de un pintor acompañan y sirven de contrapunto al texto literario, donde se enriquecen los amplios márgenes con puntas secas: cuerpos cabezas, flores, soles y sombras, claveles y borrones en perfecta armonía con cierto barroquismo. Picasso ilustró muchas obras pero nunca tradujo visualmente lo ya expresado de forma verbal.
Inicio del prólogo de Juan F. Aramo
EDITORIAL: R. Diaz casariego
EDICIONES DE ARTE Y BIBLIOFILIA
ENCUADERNACIÓN: TAPA DURA EN TELA CON GRABADOS
Madrid, 1986
81 páginas ilustradas con facsímiles del pintor
Sin paginar y en papel papel hilo de alto gramaje
Gran formato; 30 x 39 cm., con láminas a página completa
Prólogo de Juan F. Aramo.
EDICIÓN DE 595 EJEMPLARES NUMERADOS, ES EL Nº 211.
Facsímil de la obra publicada en París, en 1948, "Les grand peintres modernes et le livre", coedición en español con Georges Breziller. El libro contiene un magnífico retrato del poeta in frontis, junto a veinte sonetos del gran escritor español, y cuarenta espléndidas láminas, dos para cada soneto: una con un sugestivo rostro femenino, y la segunda con el texto poético reproducido a mano por el pintor malagueño.
Luis de Góngora y Argote puede ser considerado un poeta clave en la literatura española. Es el autor que sirve como nexo en la lírica castellana entre la obra de Garcilaso de la Vega y la generación de 1927, quienes rememoran con su nombre rindiendo tributo al trigésimo centenario del fallecimiento del culterano.
En su tiempo, Góngora fue admirado por el ilustre Miguel de Cervantes, quien le homenajea en el prólogo de sus Novelas ejemplares. El manco de Lepanto no llegó a destacar en el arte de la lírica pero muestra signos de admiración hacia los versos de Don Luis.
Por tradición se sostiene el enfrentamiento de los dos grandes poetas del Siglo de Oro, entre el cordobés y Quevedo. Laxo planteamiento que se ha prodigado sin fundamento como chascarrillo hasta nuestros días, cuando el autor de medio millar de poemas y obras notables como Polifemo y Soledades, era mucho mayor que el joven a que identificamos por las lentes y la cruz de Santiago en el pecho que perteneció a otra generación. Con quien sí rivalizó Góngora con gran fortuna fue su coetáneo Fénix de los Ingenios que competía con ataques a un gran maestro de la metáfora sutil.
Los libros de poesía no era costumbre que se publicaran. Garcilaso, fray Luis de León, san Juan de la Cruz, Góngora y Quevedo fueron póstumas. Los autores no llegaron a ver editadas sus obras poéticas en vida. Tan solo Lope de Vega llegó a publicar sus poemas intercalados junto a su obra narrativa o épica.
La acción de transcribir los poemas era la manera de divulgar los poemas y en el caso de Góngora que llega a ser muy reconocido, se comercializaron cancioneros manuscritos del autor. Afortunadamente conservamos bastante completa su obra, hasta con títulos, gracias al empeño del propio autor que se empeñó en recomponer y dar orden cronológico a su obra cuando encargar la recopilación de un completo manuscrito a Antonio Chacón y Ponce de León, por lo que conocemos sus sonetos de forma ordenada.
Qué pudo atraer a Picasso para que manuscribiera una veintena de los sonetos de Góngora. Podemos considerar la deshumanización, el antirrealismo y cierto surrealismo que se vislumbra en ambos artistas. Los dos genios admiraron a la mujer de melena morena que definen a la andaluza. Por su caracterización resultan medievales y contemporáneos con aire barroco.
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por David Douglas Duncan
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