DE LA SIERRA NORTE DE MADRID Gentes. Lugares. Fiestas y Costumbres
Pueblos de la Sierra Norte de Madrid. Imágenes para el recuerdo. Gentes, Lugares, Fiestas, Costumbres
Sánchez Vigil, Juan Miguel, y Ángel Sanz, Martín,
Comunidad de Madrid
Madrid. 2005.
Encuadernación en tapa dura de editorial ilustrada.
395 pp., 23 x 25 cm.
40,00 €
Puede consultar disponibilidad en el correo:
librerialibropasion@gmail.com
El libro cuenta la Historia de los pueblos de comarca serrana del Norte de Madrid. Aunque lo más importante nos son los hechos sino los personajes, anónimos para nosotros pero que se han convertido en famosos y eternos protagonistas de los hechos cotidianos que figuran en las fotografías del libro. Vamos a conocerlos y hacerles parte de la memoria.
La Sierra Norte, en ocasiones mal llamada como la Sierra Pobre de Madrid, es una comarca informal aunque se corresponde con el término del partido judicial de Torrelaguna. Se encuentra en el extremo septentrional de dicha comunidad. Abarca un total de 1.253 km² y tiene una población ligeramente superior a los 26.000 habitantes, repartidos en 42 términos municipales.
Torrelaguna es la cabecera de la Sierra, cuna en 1430 del cardenal Cisneros que termina la iglesia de Santa María Magdalena.
Caserío de la Aldehuela en los años treinta. Fue levantado por el cardenal Cisneros como granero y bodega de Alcalá de Henares
Se puede diferenciar dos zonas características en el territorio de la Sierra Norte. Por un lado la zona de montaña, que corresponde a la mayor parte de la comarca, incluyendo las sierras de Somosierra, Sierra del Lobosillo, La Cabrera, La Morcuera y parte de la de Guadarrama, y la zona de campiña, en su extremo sudeste.
El principal río de la Sierra Norte es el Lozoya, si bien, por su territorio también fluye parcialmente el Jarama. El curso del Lozoya se ve interrumpido por cinco embalses interconectados (Pinilla, Riosequillo, Puenes Viejas, El Villar y El Atazar, lo que le confiere una vital importancia como fuente de suministro de agua para toda la Comunidad de Madrid.
En la Edad Media la cabecera de la comarca de Tierras de Buitrago de Lozoya, por encontrarse en el cauce más importante de la región.
Los grandes fotógrafos como Charles Clifford se desplazaron por encargo de la reina Isabel II a la Sierra norte para inmortalizar a mediados del siglo XIX la infraestructura para abastecer de agua a la capital. Arriba el acueducto del Canal a su paso por El Espartal. Abajo la Presa del Pontón de la Oliva, h. 1856
Dentro de la Sierra Norte, y correspondiéndose en buena parte con los valles que la atraviesan, pueden distinguirse las siguientes subcomarcas:
Sierra de la Cabrera
Valle del Jarama
Valles Alto, Medio y Bajo del Lozoya
Sierra del Rinón que es reconocida como Reserva de la Biosfera
Arriba, lavadero de Patones pero las mujeres también se desplazaban para realizar la colada en el río.
Portaban su cajón donde hincar las rodillas, protegiéndose de las incursiones del agua y como mesa de operaciones disponían losas donde friccionar las prendas con el jabón de la marca Lagarto. Para blanquear utilizaban el sol y la ceniza de la chimenea con la que luego se elaboraron de forma industrial los jabones.
Puede consultar disponibilidad en el correo:
librerialibropasion@gmail.com
Ya vienen los segadores tirando de hoz o guadaña de sol a sol. Abajo, se trilla para separar el grano de la paja con la que elaboran elegantes sombreros
La imagen en la que no se puede faltar es a la del grupo del curso escolar con los profesores, donde tampoco faltaban los curas párrocos. Los niños lucen sus Enciclopedias por delante de unas tristes vestimentas.
El autobús de línea repleto de ilusiones en la partida o la alegría en el regreso con los suyos.
No se puede olvidar el trabajo de los canteros que a golpe de maza sobre las cuñas con las que desgarraban los bloques de granito de las canteras de la sierra que fuera tan importantes para la fábrica de grandes construcciones.
Dalí aprovechó la piedra de Valdemanco que se empleó para la plaza madrileña de Fellipe II.
La cerda con su lechigada era el aporte de proteínas para todo el año. Porque del cerdo gustan hasta sus andares, no digamos sus jamones curados al fuego de la chimenea.
A todo cerdo le llega su san Martín. En noviembre la matanza. Un día de fiesta a la que todos se arriman porque se repartía la sangre frita en el almuerzo. De la "bocha" se aprovechaba todo para elaborar morcillas y chorizos.
La música metálica de la forja es característica por el golpeteo del martillo ante el yunque. Se decía que "día de lluvia... taberna y fragua". Buscando el calorcito.
La fiesta de la Vaquilla era una de las celebraciones de cambio en el día de san Sebastián, a finales de enero, cuando se recorrían las calles con cencerros anunciando el advenimiento de un nueva primavera y el reconocimiento de los nuevos jóvenes al final de la infancia.
No, no nos encontramos ante el rodaje de una película con Clint Estwood para un espagueti western y tampoco una toma para Curro Jiménez sino que se trata de una carrera de burros pese a que la envergadura de los cuadrúpedos se muestre bien distinta, al igual que los jockey. Torremocha del Jarama el 15 de abril de 1970.
El ganador es este caballito que era el que más trotaba para recorrerse todas las fiestas populares y que posaran los modelos en foto finish.
Seguimos de fiesta y se cabalga para escapar de la vaquilla con la misma emoción de una corrida de rejones.
El angelito, nieto ya, será un abuelo que montaba cuando a penas sabía andar en una motocicleta que solían ser de importación, para quien se podía permitir, o por la necesidad. El cartero recorría diariamente en una jornada los 75 kilómetros que distan los pueblos de la sierra de la capital.
La Vespa y Mobilettes son ideales para rondar y exhibirse transportando a las muchachitas que no tenían problema en equilibrar sus estilizados cuerpos hasta de costado
La salida en procesión de la Virgen Inmaculada, transportada en parihuelas por las novicias o en carros por una pareja de vacas uncidas con el ubio que reposa en vistosas morenas de cuero.
En 1951, para montarla solo había que vestirse con pañuelo como tocado y portar mantas para paliar el frío. Se disfrutaba mucho sin gastar porque la peseta que te daban había que devolverla en casa y para una ronda con la guitarra, la pandereta el almirez y una botella estriada.
Puede consultar disponibilidad en el correo:
librerialibropasion@gmail.com
JUAN MIGUEL SÁNCHEZ VIGIL es otro de nuestros habituales. Le conocimos en Montejo cuando realizaba este proyecto y visitando Carabaña, de donde tiene otro trabajo, aunque nosotros no fuimos preguntando por las aguas medicinales del lugar sino por conocer las casas-cueva. Junto con Plubio Mondejar son los mayores estudiosos de la fotografía en nuestro país. Le tenemos en el blog en libros sobre
Alfonso y A través del espejo. en nuestra entrada
Las fuentes de la memoria, la España de nuestros abuelos, a los que puedes acceder pinchando en ellas.
Recomendamos pinchar en la entrada a nuestro blog:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR APASIONARTE CON LOS LIBROS