Para interpretar la portada del libro es preferible encontrarse familiarizado con la cultura celta. Un collage donde se reconstruye la reencarnación para explicar el sentido de las pervivencias de dicha civilización a través de los tiempos, hasta nuestros días. El color base es el "verde irlandés" que proporciona la vegetación, sin embargo, por toda la cubierta, incluidas las solapas, discurre un río, lugar sagrado para los señores del roble que les conduce al Más Allá y por ello los adoraron, junto a las diosas Deva y Navia, que guían al otro mundo.
Los pilares de Castilla en las raíces celtas de Lara Antonio Palacios Gonzalo Editorial Ibérica Libros, 2023 16 x 23 cm, 250 páginas ISBN: 9788412486162 |
En la parte central destaca el pilar sobre el que se asienta el estudio: los altares en peña, rocas sacras saxas, que el de la imagen se localiza en La Cerca, comunero de los pueblos burgaleses de Quintanar de la Sierra, Regumiel y Canicosa. Un lugar que ha sido adorado desde el Paleolítico. Se debe a que la pareidolia muestra un cuerpo yacente o dormitando. Las peñas son los lugares elegidos como altares o santuario por acceder a lo más alto y mantenernos cercanos a las deidades celestes; el nivel de la tierra, una cueva que perdura habitada desde el Neolítico de lo que dan prueba las cazoletas donde se ofrecían las primicias a las divinidades. De época prerromana datan los lóculos y en su inmediación se presenta un enigmático santuario celta de tres rocas alrededor de un roble, que mantienen continuidad hasta la Edad Media; y el inframundo se encuentra representado por el agua del río.
El espacio donde se localiza la linea de fondo es el castro de Peñalara y el Castillo de Lara. En una puesta con la que da comienzo al nuevo día para los celtas. Un viaje a través de la noche de los tiempos.
El caballero representado en la fíbula salta a la peña. El caballo es otro animal sagrado en la civilización celta y al que se encomienda el jinete para ser portado al Más Allá. Las aves guían a los guerreros según las estelas de Numancia y de Lara según se coteja por lo que sabemos de las fuentes escritas, pues tan solo a los fallecidos en combate les exponían a las rapaces para ser portados a los dioses. La serpiente es otra animal psicopompo, que conduce a las almas y la podemos intuir en forma de espiral en la parte superior derecha.
En la parte inferior emerge una espada, pues las armas eran arrojadas al río en ritual. La que contemplamos es la Tizona de El Cid Campeador por mantener el personaje vínculos celtas en Mío Cid. La empuñadura de la espada es similar a las de tipo celta de Miraveche con las puntas a modo de alas hacia su hoja. La espada parece ser lanzada a la estela solar emergente del agua que, si bien es cierto esta también es medieval de tipo esvástica, tampoco entraña lugar a dudas en su iconografía con un origen celta y veneración pagana. Se encontró en el templo que pasó a denominarse Virgen del Sol, en Carazo. El astro Rey que emerge cada día.
El dinamismo de la porta del libro refleja las creencias en la reencarnación de la civilización celta, de las que nuestro trabajo muestra pervivencias hasta nuestros días mediante las tradiciones y en el imaginario, según la arqueología comparativa. El fenómeno mágico de la iluminación de la portada tan solo puede ser producto del eclipse de los tiempos pasados revividos en los presentes.
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