LOS CURSOS DE VERANO
Leonardo Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, fue el encargado de iniciar las jornadas que organizó la Universidad Complutense de Madrid el lunes 15 de julio de 2024 con la ponencia: `Novela policial, ¿novela social?´
Si la novela negra resulta filosófica, social o política es porque dentro de una trama policial se ofrecen inmensas posibilidades literarias como considera el propio autor, muy admirado entre sus compañeros próximos al género como reconoce su partener Rosa Ribas, donde Padura ha creado un detective que investiga, como haría un particular, desde fuera de su propio oficio y más próximo al nuestro de librero que es a lo que decide dedicarse al jubilarse en La neblina del ayer que nos recuerda al detective en Eduardo Mendoza.
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Padura en Toledo |
Leonardo Padura con aire humilde, asequible y próximo a los asistentes compara las dificultades de promocionar su obra en Cuba por falta de papel. Los precios, como se dijo en las sesiones, alcanzan en toda la Amárica hablante en castellano niveles desorbitado lo que limita la difusión de las obras pese a la similitud de la lengua. Las diferencias en las lenguas hicieron que Miguel Barrero revisara los diálogos de su obra
La otra orilla, pues se desarrolla en Buenos Aires, para conseguir la credibilidad callejera.
Al autor le interesa mucho el respeto por los procesos históricos. Doyle y Chesterton describieron policías ineptos y corruptos. Cosecha roja (1929), primera obra de Dashiell Hamett, narraba de forma premonitoria la tormenta económica y la crisis social que se avecinaba y que se muestra claramente en Las Uvas de la Ira (1939) de John Steinbeck.
Leonardo Padura desde su veteranía y con un decálogo de resoluciones de su inspector Mario Conde ha sentado claves para la novela negra actual, siguiendo consideraciones de Eugenio Fuentes que es el creador del detective privado Ricardo Cupido. Estos autores, coincidiendo con los ponentes a las jornadas, consideran que la voz narrativa o punto de vista debe ser honesto y trabajar con la verosimilitud. Padura se reconoce admirador del clásico Raymond Chandler y la contemporánea Fred Vargas, validando a los nórdicos en su cierta medida, como a Henning Mankell por abordar con Wallanger un conflicto existencial que deriva a la enfermedad y muerte del personaje/autor. El cine ha marcado mucho el género negro desde el clasicismo de Holllywood, donde los grandes escritores de novela negra trabajaron como guionistas, hasta el neopolar francés.
La novela negra en español tiene sus referentes en Manuel Vázquez Montalbán, Juan Madrid y Andreu Martín con un precedente en Francisco García Pavón que sorteaba la censura como podía.
Preguntado por la decisión de los nombres y si conocía el homónimo de su detective contestó que evidentemente en aquel momento el banquero era un personaje de la vida política española más importante que cualquiera de los presidentes que ha tenido la nación española desde ese momento y la elección del antropónimo obedece tanto a su sonoridad como a la imagen que cada autor se hace de ellos, lo que no deja de ser algo personal. Pone de ejemplo que son muy malos los nombres acabados en terminaciones verbales como en los infinitivos -ar por la redundancia malsonante al describir las acciones. El nombre sugiere estados de animo y marca a las personas aunque tan solo sea de manera evocadora al lector. El apellido entronca y aporta su importancia o arraigo familiar.
Leonardo Padura (La Habana, 1955), inicia su andadura como escritor de novelas con Fiebre de caballos (1983-84), de la que no se avergüenza, después de su licenciatura en periodismo y mientras trabajaba en la publicación El Caimán Barbudo. Antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 por el conjunto de su obra, había logrado el reconocimiento internacional con sus novelas policiacas protagonizadas por Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway, La neblina del ayer, La cola de la serpiente, La transparencia del tiempo, y Personas decentes que han sido traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett, el Premio de las Islas 2000, el Brigada 21 o el Premio de Novela Histórica Barcino. Las primeras han dado origen a la serie televisiva Vientos de La Habana (Premio Platino). También es autor de La novela de mi vida (2002), El hombre que amaba a los perros (Premio de la Crítica en Cuba, premio Francesco Gelmi di Caporiacco, Carbet del Caribe, Prix Initiales y Prix Roger Caillois), Herejes (Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza), Como polvo en el viento (2020), del libro de relatos Aquello estaba deseando ocurrir, y de la novelización de Regreso a Ítaca, así como de los ensayos reunidos en Agua por todas partes y del reportaje sobre la música latina Los rostros de la salsa.
El hombre que ama a su perro y los libros
La serie protagonizada por Mario Conde refleja la realidad de una Cuba profunda, en los años de la represión castrista. Con unos personajes entrañables, además de la propia Habana, que se convierte en un personaje más de las novelas. Claro ejemplo de la sociedad cubana con alusión a la música y escritos, en muchos casos prohibidos en aquella época.
El decálogo lo constituyen:
1 - Pasado perfecto (1991)
2 - Vientos de cuaresma (1994)
3 - Máscaras (1997)
4 - Paisaje de otoño (1998)
5 - Adiós Hemingway (2006)
6 - La neblina del ayer (2009)
7 - La cola de la serpiente (2011)
8 - Herejes (2013)
9 - La transparencia del tiempo (2018)
10- Personas decentes (2022)
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