viernes, 28 de junio de 2024

CREENCIAS Y RITUALES EN ALTARES Y SANTUARIOS CELTAS DE IBERIA

TEXTOS EXTRAÍDOS DE NUESTRO LIBRO:
 LOS PILARES DE CASTILLA EN LAS RAÍCES CELTAS DE LARA
DE ANTONIO PALACIOS GONZALO, 
EDITORIAR DIWAN IBÉRICA
PRÓLOGO DE MARTIN ALMAGRO GORBEA E IGNACIO RUIZ VELEZ

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La Cerca, en Quintanar de la Sierra, presenta mechinales con posterioridad a los celtas  


    Hoy en día, sin ser geólogos, determinamos el origen de las rocas. Sin embargo, en la mente del hombre prehistórico había fenómenos que le hacían dudar de la procedencia y el sentido de la forma de moles determinadas que, por efecto de la pareidolia, se identifican por semejanza con un ser. La debieron considerar como un hombre tendido boca abajo (arriba) o una cabeza que emerge de la tierra (abajo), algo que se remonta, según Martín Almagro Gorbea, al Paleolítico.

El hombre prehistórico interpretó un ser emergido de la tierra



    Mediante la datación por Carbono-14 y las muestras de ADN (halotipo R1b-P312) en los restos humanos datamos la cultura de los celtas atlánticos en 4.500 años.



 Fuente: Eupedia 


Despliegue radial desde la “galia” atlántica. Halotipo R1b-P312

 

Fuente: Eupedia 


    El pueblo celta sin llegar a ser ágrafo completamente no ha dejado escritos donde se muestre su forma de vida y de pensar. La visión que tenemos nos la proporcionan los geógrafos griegos y romanos en el siglo VI a. C., que no llegaron a pisar el suelo peninsular, determinando sus descripciones de oídas, que trataron a los keltoi y celtici, que en griego podría provenir de “los pintados”, atribuido como bárbaros, de extranjero, desconocido y lejano.


Celtíberos uniformados con escudos y caras pintadas


    En la Céltica al santuario se le denomina nemeton, que se relaciona con nem-os "lugar celeste”, pues originalmente aludía al claro del bosque donde se manifiesta la divinidad y se celebraban los ritos correspondientes, lo que pasó a significar “lugar sagrado” o “santuario”, identificado con el bosque o área donde se celebraban los rituales o ceremonias. El santuario de Peñalba de Villastar (Teruel) es un centro onfálico, lugar de intercambio entre hombres y divinidad más importante según el número de inscripciones.


Medio centenar de inscripciones en Peñalba de Villastar (Teruel)


Detalle de cazoletas 

    Solían localizarse en la cima de una montaña, próximo al agua o en un lugar apropiado para comunicarse con los dioses. Estrabón nos pone en conocimiento con la teología de los pueblos del norte de Hispania, donde se adoraba a un dios indígena, que identifica con el Ares griego de la guerra, al que se le ofrecían sacrificios de caballos, prisioneros y machos cabríos, como hacían los galos.

Concentración de altares. Romería

    Altares localizados astronómicamente a los solsticios y equinoccios, como el santuario de Gastiburu con funciones de calendario para preparar las labores.


Las entalladuras en la roca a modo de peldaños para acceder a la peña nos muestran el interés que desentrañaba el lugar.

     Estos recintos en la parte superior de la roca localizan aljibes circulares artificiales, loculi o laciculi, donde se depositaban las ofrendas, particularmente la sangre que corría por la peña en señal de sacrificio a los dioses, mediante canalillos serpentiformes, se comunican con otros y discurriendo por la roca hasta penetrar en el subsuelo. La peña sirve de mediadora para conectar al hombre con divinidades en lo más alto, hacia el cielo, y el inframundo.

Representación del sacrificio dirigido por la sacerdotisa 

      La cremación de las vísceras de las víctimas se efectuaba en depósitos horadados en la roca para las ofrendas expiatorias a los dioses para eliminar culpas o de acción de gracias por lo extraído en las minas, agroganaderas con las primicias o animales jóvenes.




El altar de la Peña se localiza en las inmediaciones del castro de Pico del Cuerno 


     El omphalos, según la mitología sería la piedra dejada por Zeus en el centro del mundo, se encuentra precisamente en el cambio del llano a la sierra y en la confluencia de las aguas que encauzan cursos de distintos ríos. Precisiones a las que atendieron los celtas.


     Los hombres del roble adoraban a los elementos de la naturaleza y de manera especial a las corrientes acuíferas. Deva, Nabia, Nela y Arl-antia (río Arlanza), a las fuentes sagradas y al Dios prerromano Airón que está considerado como uno de los dioses más antiguos de la Península Ibérica y el guardián del Inframundo. 


Santuario en torno al árbol sagrado celta





 
     Los celtas adoraban a los árboles, fuentes y ríos y también cuevas y piedras o peñas. Rocas particulares que se convertían en altares o santuarios, donde se elige a su rey, se presta juramento y se determinan asuntos importantes como las Leyes de Solón (Plutarco. Solón 25,3). Caprichos geológicos que presentan enormes pedruscos para poder menearse, curiosidad que siempre ha inquietado al hombre y en especial a los celtas, que cuestionaban la legitimidad de las palabras pronunciadas avaladas en si el individuo era capaz de mover una inmensa mole. Los celtas dominaban estas artes y adoraban rocas sacras como numen del bosque. Los vascos denominan Arri-kilinka a un peñasco similar en la línea divisoria entre los valles de Baztán y Aldude; una piedra en el santuario de Nuestra Señora de la Barca, en Muxía (Galicia).

 


Piedra movediza o andadera de Covaleda

 (ángulo inverso)


     La espacios relacionados con el alma de los muertos celtas son tres: el cielo, donde las rapaces portaban al Más Allá a los que morían en combate para encontrarse junto a los dioses; el agua, como entrada hacia el Otro Mundo, a donde nos transporta la diosa Nabia, que se puede interpretar como la barquera; y el inframundo que se encuentra bajo tierra, donde acuden las almas de los muertos.



Altar de Peña del Moro de Gete


 

    La pareidolia de Peña el Moro hizo que lo adoptaran como altar funerario. Se supone que la peña se utilizó en ritos sacrificiales como lugar donde se quemaba a las víctimas para hacerlas pertenecer a la divinidad. Los asistentes celebraban un banquete funerario de acuerdo con un ritual explicado a través de mitos como el de Prometeo. En la mitología clásica se recoge la costumbre de tener que saciar a los dioses y “comer del pan” del muerto para encomendar un buen viaje en la despedida.



     Según el ángulo de visión, la cabeza adquiere apariencias de un ser sobrenatural cambiante, que se asemeja a un bóvido. Debajo de ella hay una pequeña oquedad que se hunde levemente del nivel del suelo. Al igual que los primeros pobladores y nómadas, los transeúntes que tropezamos en el lugar, al asomarnos a la cavidad, nos vemos impresionados por otra cara, esta fantasmagórica, que nos reencuentra con el espíritu de Peña del Moro y que fue considerada la tumba ancestral de la divinidad local. Una roca mágica que se aparta del mundo de los vivos y adquiere propiedades sobrenaturales.





Necrópolis de incineración de la Edad del Hierro 


    Los celtas se asientan en la península durante el Campaniforme. A mediados del S. VIII a.C., se identifica la llegada de una cultura indoeuropea de Campos de Urnas con una nueva lengua, que provienen del Ebro (Iber): keltiberoi o celtiberi, «celtas de Iberia» que adoptan una escritura y parte de la cultura material íbera.

    Las fuentes reflejan una división global de la Celtiberia en Citerior en los valles de Jalón y Jiloca, la parte aragonesa, y Ulterior en altos valles del Duero y el Tajo, serranías de Guadalajara y Cuenca).





Urna de Sigüenza S. IV a.C

  


       Se adaptan a una primitiva cultura de ganadería trastamitante y un sedentarismo con dedicación agrícola, según se deduce de los estudios de su dieta, la explotación del hierro y el trabajo de la cerámica. El abandono de la cultura de tartessos se deduce en los altares de El Carambolo (Sevilla), Cancho Roano (Zalamea de la Serena) y El Turuñuelo en el Guadiana, que son ocupados por celtas con influencias de verracos vettones y dólmenes trashumantes como el de Cuibillejo-Mecerreyes (Burgos).


    

Idolo de barro de Castrillo de la Reina
 
    Los celtíberos serranos se caracterizan por una tradición ganadera, como sugiere el idolillo en barro de Castrillo de la Reina, considerado de la II Edad del Hierro, un exvoto similar a los dioses portátiles donde los celtas imitaban de los griegos, en Telesforo. El aire misterioso por el sagum le hace parecerse a un pastor del bóvido representado en su torso.

    Mediante hospitum, pacto en el que se establecen relaciones con comunidades a larga distancia con intenciones comerciales o políticas, entre las que se presupone la práctica trasterminante, lazos de hermandad que se extendieron desde Clunia a regiones extremeñas de pasto donde también se percibe relación de trato con vetones.

Reproducción de la tésera celta de lobo cenital


    El tamaño de las téseras es reducido y se pueden recoger cerrando la palma de una mano para su fácil portabilidad a lugares lejanos. Es habitual el ensamblaje de las dos figuras coetáneas mediante pernios, como la tésera cántabra de Rabas en motivo de "piel de oso cenital"



     Para algunos autores las figuras serían dioses o divinidades representadas en formas de animales como caballo, toro, suido, pez..., que pudieron ser sacrificados en el acto de hermanamiento de las dos comunidades. En otros casos, se muestran manos entregadas en señal de amistad, como las daríamos hoy en día para sellar un trato o pacto entre las partes contrayentes en la tésera de Botorrita o Contrebia Belaisca. 

     El guerrero celta ofrece la victoria a los dioses y para él era un orgullo morir en combate por lo que no teme a la muerte. A través de la ética agonística, llegar a viejo entre los celtas no se encontraba bien visto y de ahí que cuando un anciano no se consideraba útil optara por el suicidio para no suponer un lastre a la comunidad, por el contrario, la muerte en la batalla era la victoria en la inmortalidad y significaba el sacrificio para el vínculo entre los dos mundos. 



    Los celtas consideraban un honor perder la vida luchando y no aceptaban quemar el cadáver de los guerreros que morían enfrentados por lo que los exponían a los buitres al considerar que las rapaces, como animales sagrados, los portaban al Más Allá, pues creían que su alma remontaba a los dioses del cielo al devolver el cuerpo yacente.

    En un recinto circular de piedras de Numancia se verifica dicho ritual, como se representa en la decoración cerámica, que aparece igualmente en un fragmento de estela en Lara.




    El juramento en devotio con consideración social o guerrera y religiosa de carácter extremo, es un compromiso hasta la muerte, llegando a quitarse la vida si su jefe muere antes en el combate.



Ilustración libro de El rey Arturo


Altares de Tronos 

El triple trono de Gete se asocia con el rey celta local, probablemente como sede de complejos ritos celtas ante su proclamación, como se ha supuesto para las llamadas “Peñas de Coronación” de la Gallaecia. El rey celta o riks procede de una muy antigua institución indoeuropea. El Primer Rey como divinidad jerárquica suprema de las elites gentilicias y rey como representación de los dioses, elegido en asamblea de guerreros, ante el pueblo. Adquiere un carácter mágico y de origen divino para conceder bondad, proporcionar bienes y dirigir a su tribu en la guerra. 



    El altar de los Tres Tronos es una roca sacra que en la parte superior de la roca presenta un lóculi con canaladura que se vincula a la divinidad o numen loci.



Visión desde el lóculo del altar



     Los altares de tronos son similares a los de Ulaca y Cebreros en Ávila, Buendía en Cuenca y a la que se conoce como Silla de Felipe II en El Escorial, que es de procedencia celta. En el mundo anglosajón se corresponde con el asiento donde tuvo lugar la coronación de San Patricio. Pudiera ser que los asientos estuvieran reservados para los dirigentes de las populis vecinas: arévacos, pelendones y vacceos en las celebraciones.



  Los celtas adoraban de manera animista a las fuerzas de la naturaleza, al dios Sol y, según Estrabón los celtíberos y los vecinos limítrofes al norte bailan en las noches de luna llena, rindiendo culto a la puerta de sus casas a un Dios desconocido. Los días de plenilunio no solo se muestra devoción al astro pues también se considera que lo hacen a la agricultura y a la protección de la fecundidad, además del vínculo con ultratumba

Otro árula aparecida en Tierra Lara viene dedicada a Epona, divinidad protectora de los caballos (epos); los bosques y montes, donde surge el eremitorio de San Millán de Lara, en un culto a las deidades que se rinde al hábitat.


Las divinidades mitológicas

La religiosidad celta es animista y politeísta. Los dioses, sin encontrarse representados en figuras humanas, vienen a ser símbolos de la vida natural.

De la mitología celta que ha llegado a nuestros días es posible distinguir concordancias que insinúan un panteón más unificado de lo que a menudo se cree. Se encuentran muy relacionadas las visiones irlandesas con las manifestaciones peninsulares.

En nuestra sociedad contemplamos el mundo a través de la dicotomía de pareja de opuestos, sin embargo, los celtas interpretaban las cosas mediante tríos, en una perspectiva más enriquecedora. La veneración a las “Diosas Madres” potenciada en triadas divinas, tres manifestaciones en las figuras de Macha - Badb - Morrigan, que incorporan los atributos de la sexualidad y la maternidad junto a los de la guerra.

Creían en dioses hacedores del mundo, divinidades relacionadas con la guerra, el vigor físico y la fuerza, y deidades vinculadas a la producción y la abundancia.


La diosa madre Naturaleza
Tríada sagrada en el mundo celta
    
    Las Matres son deidades que representan a la tierra madre mediante la imagen de una mujer mayor de aspecto joven que porta una cesta de alimentos con frutos, panes, cornucopias, monedas y sostiene a un niño en señal de protección de la fertilidad de los campos, la salud y se relacionaban con las aguas. El culto a las Matres se extendió por Britania, la Galia, Germania y el Danubio, perviviendo tras la romanización. La mayor parte de las encontradas en Hispania se localizan en el área celtibérica, especialmente concentradas en Clunia y en Mérida. Se consideran autóctonas y que fueron expandidas por las tropas romanas.
Ara de ofrenda a las matres

        En la mitología vasca se concibe la creencia de la Gran Madre. Mari -también conocida como Maya-, es la representación de las fuerzas naturales que se encuentran en la mujer-madre y su plasmación con culto a la luna en la antigüedad. El numen divino por antonomasia que puede aparecer metamorfoseada en la naturaleza al atribuírsele las fuerzas telúricas que propician los fenómenos creadores.

La tríada Dea Dama, la “Diosa Madre”


Dea Dama o la “Diosa Madre” de todas las deidades celtas e hija del Dios Dagda, que es el ancestro familiar del templo celta. Domina las áreas de la fertilidad, la vida y la muerte.


El altar principal para los celtas es el de la tríada de las divinidades, las fuerzas de la naturaleza a las que fue dedicado. Por ello, la peña cuenta con tres loculos conectados en su parte superior mediante canalillos descendentes por la roca, hasta conectar con el interior de la tierra. La altura es de unos cuatro metros y para su acceso dispone de escalones que posibilitan el ejercicio de la ofrenda.

Destacamos dos tríadas: Taranis (Júpiter), “El Dios Del Trueno”, junto con el dios guerrero Esus y Teutates en Irlanda, conforman la tríada sagrada celta más habitual. Dioses de elementos mentepsicóticos relacionados con la resurrección, la muerte y la noche. Se acompaña de animales como caballo, águila o serpiente y se encuentra vinculado a ruedas solares rituales. El estruendo de un trueno infundía temor entre las personas porque cuando caía un rayo causaba destrucción y se ofrecían al dios sacrificios humanos para calmarlo.


Taranis

 

    Considerado como el Dios protector de los fenómenos atmosféricos y un gran guerrero. En una mano porta la rueda cósmica donde controla los días y las noches. En la otra, lleva la figura de un rayo, por provocar el temor de truenos que se asocia con la destrucción causante de daños a la población en las tempestades. Se equipara con Marte.

    La triple muerte que aparecen en lagos y pantanos de centroeuropa. El cordobés Lucano lo describe: ...y es honrado por ellos (galos) con sangre humana...aplacan así a Teutates (Mercurio): introducen a un hombre boca abajo en un recipiente para que se ahogue en él. Esus es aplacado de este modo: cuelgan a un hombre de un árbol hasta que se desangra. A Taranis-Dis Pater le sacrifican quemando hombres en una estructura lígnea.



Sacrificio a Taranis con quema en estructura de madera y paja,
 Thomas Pennant, 1753


    Belisama, "Reina del Cielo", conforma la tríada más importante en Gales. Relacionada con los lagos, los ríos, el fuego, el trabajo manual y la luz. Julio César la vincula con la Minerva romana, inventora de las artes. Belisama es la Brigantia irlandesa, hija de Dagda y patrona de poetas.


Caldero de plata de Gundestrupde, Dinamarca, S. II a. C.



Panteón de dioses celtas


Los dioses son símbolos de las fuerzas de la naturaleza y las divinidades están vinculadas  a estos fenómenos. Las funciones de estas deidades pueden deducirse de sus nombres, de la localización de sus inscripciones, su iconografía y por la correspondencia con las deidades romanas con las que fueron comparadas.


 - Dagda: “El Dios Bueno”. Dios principal en el pueblo celta, dios de los druidas, señor de los elementos y del conocimiento, jurista y temible guerrero. Dagda es una figura-paterna, un protector de la tribu y el dios del que otras deidades masculinas son su variante. Es el dios de la vida y de la muerte, de las fuerzas buenas y malas. Relacionado con el caldero como elemento de resurrección y equiparado a Minerva.


Caldero donde se sumerge al guerrero. La serpiente guía a la turma, a los jinetes


- Sucellus: “Dios de la agricultura y de la siembra”. Se le atribuye la medicina tradicional celta y la protección de los bosques. Aparece representado con un gran martillo que tiene el mango largo para golpear la tierra y por cada semilla sembrada pueda germinar las mejores cosechas. En la otra mano porta un barril de cerveza como dios de las bebidas alcohólicas de los galos. Es el equivalente romano Deus Pater que se equipara con Vulcano y Neptuno.


- Lugus: “El Dios de la Luz”. A Lugh se le conoce como el gran dios del olimpo Celta con poderes ilimitados hasta en los contrarios pues se manifiesta joven y viejo, hombre y mujer y ejerce muchas funciones. Es el dios de las artes, de los trabajos manuales y, por tanto, de los artesanos. La divinidad solar en la tierra y los efectos beneficiosos sobre bosques y carga de energías a las cosechas para que se den en abundancia. Presente por todo el cantábrico. Su nombre proviene de una palabra indoeuropea que significa "brillar, lucir, luminoso". 


- Morrigan: “La dama de la oscuridad”, conocida como la diosa de la muerte y de la destrucción. Adopta la forma de un cuervo, aspecto con el que incitaba a los guerreros al combate, para poder sobrevolar cada batalla e infundir valor en los guerreros mediante fuerza, la ira y agresividad. La diosa Morrigan forma una triada: siendo una bella doncella, una madre y una mujer viuda. 


- Cernunno, “Dios de la fertilidad y la virilidad”. Se le atribuye el don de la renovación, la abundancia y la regeneración. Es el dios dador de regalos y el señor de las danzas. Se le representa con unos poderosos cuernos de ciervo y serpientes. Tiene la responsabilidad de cuidar los bosques y es el amo de la cacería.

Este dios celta se identifica en otras culturas con la muerte porque conduce las almas hasta el inframundo.


 Cernunno según el  Caldero de plata de Gundestrupde (Dinamarca, S.II a. C.)

- Ataecina, identificada con Proserpina romana, su nombre significa «la Renacida», diosa del Inframundo que estaba relacionada con la fertilidad y la primavera, por lo tanto, impulsa la fertilidad y el renacer vegetal desde el interior de la tierra. Es dueña de los metales y minerales que se ocultan en las entrañas de la tierra, que la vincula a yacimientos mineros, así como a las aguas subterráneas y los manantiales.


Tesorillos con metales votivos sin usar. Similares en Inglaterra y Galia

- Endovelico, identificado con Esculapio romano por sus artes sanadoras plasmadas en el rito de incubatio, según el cual los enfermos encontraban la solución a sus males mediante los sueños, que eran interpretados por un sacerdote.

 



Cerámica numantina. Sacrificio en combate ante un ser divino por ser aviar



Plato de Titulcia. Medusa con cabeza canina es conducido por dos serpientes.

    En la pátera de Titulcia (carpetanos), que se considera utilizado en la práctica de rituales para el sacrificio, con el can y las serpientes que circunvalan la imagen como la estela de jinete zoomorfo de Clunia, reptil apotropaico en representación del numen del ancestro, según conocemos por las fuentes griegas.



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