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EDICIÓN DE LUJO. ENCUADERNACIÓN en terciopelo roja burdeos pasta dura con relieves formando celosía y dorados.
ISBN 8485944739 - ISBN 9788485944736 - PVP. 298,00€ 2 tomos en terciopelo rojo precintados |
Edición de BBVA Patrimonios / Editor Guillermo Blázquez (Ediciones Atlas) - Madrid 2003
Tirada de 5.000 ejemplares numerados, sobre papel hilo verjurado de Guarro Casas, estampados con técnicas artesanales.
GRAN FORMATO: 24 x 33 cm. // 122 páginas en papel de alto gramaje.
Valor de los dos libros nuevos 864,00 € . PVP. 298,00€
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Ilustraciones clásicas con miniaturas que iluminan el códice
RODRIGO DÍAZ DE VIVAR, CONOCIDO COMO EL CID CAMPEADOR
Cantar de mío Cid divulga sus hazañas en 129 versos que difundieron los juglares. Mío Cid (sayyid o “mi señor”) narra el viaje al destierro impuesto por Alfonso VI durante el verano del 1081 por atacar al reino de Toledo y apresar musulmanes, incumpliendo el pacto de no agresión que se tenía con al-Qadir. A mediados del S. XII ya se redactaba una biografía anónima en prosa del Campi doctor (campeador o maestro en las artes de guerra), Historia Roderici, Cantar de Rodrigo o las Mocedades del Cid de Guillem de Castro. Su figura viene recogida en la Crónica Najerense de la segunda mitad del S. XII, en el Chronicon Mundi de Lucas de Tuy (1236), en De rebus Hispaniae (1243) de Rodrigo Jiménez de Rada y en la Crónica particular del Cid Ruy Díaz y Linaje de Rodrigo Díaz el campeador, por lo que podemos advertir la importancia adquirida por su persona.
De procedencia noble, pese a que su abuelo materno Rodrigo Álvarez no mantenía la relevancia del resto de sus hermanos (Nuño Álvarez fue tenente de las Torres de Carazo); mientras, por el otro lado, su abuelo paterno Laín Núñez era un simple infanzón de Fernando I que defendió frontera.
El Cid contaba con diversas portiones de propiedad en aldeas del norte y sur de Burgos, principalmente próximas a Vivar, en la ribera del río Ubierna y también en el Alfoz de Lara: en Contreras y “adito de Tablatiello in villas quas no citant Pennacoba et Frescinosa media”, territorios que había otorgado el rey Sancho a su padre, Diego Laínez, tras la batalla de Atapuerca.
La comitiva del destierro contaría al menos con medio centenar de vasallos que servían en las mesnadas del Cid. El camino ha degenerado en la ruta del “Cid-zag”, que hace turismo por múltiples municipios que olvidan el sentido de humillación con el que partieron desde San Pedro de Cardeña. El recorrido del Cantar se dirige por Modúbar de San Cibrián, Los Ausines, el monasterio de San Quirce, Cuevas de San Clemente, Mecerreyes, Covarrubias -así lo considera Menéndez Pidal-, pasando por Santo Domingo de Silos.
En 1076, El Cid dona al monasterio de Silos la parte de las propiedades que tenía en Peñacoba y Fresnosa, junto con cuatro solares poblados, bienes y heredades con privilegio de inmunidad. Lo entrega para redimir pecados y que se cumpliera su voluntad por encima, incluso, de familiares y reyes que en caso contrario se vieran “perdiendo la vista de ambos ojos, sea excomulgado y sea borrado del libro de la vida”. La carta es el original más antiguo del Monasterio de Silos y se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
El texto del Cantar del Mio Cid que presentamos modernizado en prosa se acompaña de grabados de Gustavo Doré que ilustran la obra y se centra en tres acontecimientos:
Cantar del destierro.
Cantar de las bodas.
Cantar de la afrenta de Corpes.
La épica del Cid le atribuye grandes victorias contra los árabes |
Como colofón la obra se completa con un glosario también ilustrado con imágenes que nos recuerdan las Cantigas de Santa María de Alfonso X, el Sabio, y un índice onomástico.
El Cid falleció en 1099 mientras que las primeras versiones del Cantar datan hacia 1200, en poema anónimo. En un siglo se pudo cambiar mucho la realidad y convertir en legendario lo que los juglares quisieron mitificar en sus representaciones. Por lo que recomendamos los trabajos El Cid, historia, mito y leyenda de F. Javier Peña Pérez y El Cid Histórico de Gonzalo Martínez Díez.
Al Cid se le atribuyen victorias incluso una vez muerto |
Los restos de El Cid reposan en San Pedro de Cardeña aunque fueron expoliados por las tropas napoleónicas en la ocupación francesa de principios del siglo XIX. En el epitafio figura algo que adoptamos y de lo que nos hacemos eco:
"Quién hiciere más que yo, pase adelante"
Si estás interesado en ediciones especiales de clásicos de la literatura española te sugerimos:
LA CELESTINA, EDICIÓN ARTÍSTICA
LOS CUATRO LIBROS DE AMADIS DE GAULA NUEVAMENTE IMPRESOS Y HISTORIADOS, 1533.
Y un desconocido muy importante por ser considerada la primera novela de caballería española:
El Cid histórico con raíces celtas
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