sábado, 9 de enero de 2021

LOS NOVIOS DE ALESSANDRO MANZONI

     Desde su publicación, I promessi spossi (1842) de Alessandro Manzoni ha supuesto ser un referente para los italianos. Cuenta con más de quinientas ediciones en su país pero también ha sido traducida a diversas lenguas como Los novios, al castellano, llevada a la gran pantalla en tres películas, representada en siete obras de teatro, infinidad de estudios y comentarios, un centro de estudios manzonianos en Milán acoge a todo lo que se publica del autor, y sigue siendo la más famosa de las novelas italianas que se constituye cono una de las lecturas obligadas en las escuelas.


    La novela narra una historia de amores en la Lombardía durante el siglo XVII, pero ejerció sobre los patriotas italianos la misma atracción que las óperas de Verdi. La influencia de Virgilio se advierte particularmente en el minucioso estilo descriptivo de los escenarios naturales así como en su amable y humana actitud frente a la vida. Por la combinación de sus afanes religiosos, sus formas románticas y su estilo, Manzoni se encuentra a la altura de los más grandes narradores realistas como León Tolstói o Dickens.
 
     La obra fue corregida en un proceso de creación por el propio Manzoni quien la escribió en tres etapas:
— De 1821 a 1823: la primera versión, en cuatro partes, titulada Fermo y Lucia, nombres de los dos protagonistas, y presenta personajes y episodios distintos de los de la versión definitiva; está narrada en una lengua mezcla de lombardo, toscano, francés y latín. El autor consideró que se encontraba muy vinculada a sus orígenes y pasó a inspirarse en el modelo florentino.

— De 1824 a 1827: segunda versión en tres tomos, Ventisettana por ser publicada en 1827, con el título de Los novios, historia milanesa del siglo XVII, descubierta y reescrita por Alessandro Manzoni que acanzó un gran éxito.


 El autor elabora Historia de la columna infame que es un ensayo que pertenece al mismo contexto de I Promessi Sposi, digresión sobre los eventos trágicos de la plaga de Milán de 1629-31, pero el autor sentía la insatisfacción con su obra, que varias veces revisó porque estaba convencido de que este tipo de paréntesis distraería a los lectores de la novela.

 Esta convicción le lleva a excluir temporalmente la cuestión de la columna infame, con la intención de convertirla en un apéndice histórico que se añade a la tercera edición (la llamada Quarantana). Como el ensayo era demasiado largo para insertarlo en la obra, Manzoni finalmente le dio el título con el que aún se conoce y lo publica en 1842.

— De 1827 a 1842. Entre 1840 y 1842, Manzoni publicó la edición definitiva de Los novios. Una obra que se considera inaugura la literatura italiana moderna. La lengua que utiliza es el florentino, devendrá la lengua literaria a la nueva Italia unificada (1860), y será la base para la creación del italiano estándar actual.
  
  Una novela realista sobre las duras condiciones de vida de la gente sencilla, algo poco habitual en las narraciones de la época, pues sus protagonistas son dos jóvenes de condición humilde dueños de su destino. Renzo pide la mano de Lucia, hija única de una madre viuda. La víspera de la boda el sacerdote es asaltado por una banda de malhechores enviados por don Rodrigo —el señor feudal de la comarca—, que desea a Lucia para lo que amenazan al religioso si contrae el matrimonio de los jóvenes.


  Personajes

La fuerza novelística de Los novios se fundamenta en unos personajes y unos episodios en los que se combinan emotividad y humor, una prodigiosa descripción ambiental donde destacan las páginas que narran la situación durante la peste de Milan: «una miseria que superaba, no sólo las posibilidades de socorro, sino casi diría que las fuerzas de la compasión».

 Los personajes principales son:
- Renzo Tramaglino es bastante ingenuo, pero se va haciendo más hábil. Separado de Lucia e injustamente acusado de ser un criminal.
- Lucia Mondella es una joven campesina, indefensa, sumisa y su única alternativa es la religión y su defensa, el llanto.
- Don Abbondio es cobarde, moralmente mediocre, y proporciona el lado cómico; sin embargo sus defectos morales son retratados con una mezcla de ironía, tristeza y piedad.
- Fray Cristoforo es un fraile valiente y generoso que ayuda a Renzo y Lucia. Fray Cristoforo era un hijo de familia rica y se unió a la orden capuchina después de matar a un hombre.  
- Don Rodrigo es el principal villano de la novela. 
Innominado
- El Innominado es un poderoso y temido criminal que se encuentra dividido entre su feroz pasado y el creciente disgusto que siente hacia su vida. Está basado en un personaje histórico real: según algunos, alguien que vivió en Bagnolo Cremasco en el siglo XVI; según otros, se trataría de Francesco Bernardino Visconti, de quien descendía el propio autor por vía materna: la madre de Manzoni era Giulia Beccaria, hija de Cesare Beccaria, quien, también por vía materna, era un Visconti.
- Agnese es la madre de Lucia; representa la ignorancia y la sabiduría popular.
- Federico Borromeo es un virtuoso y celoso cardenal, basado en el personaje histórico del mismo nombre.
- Perpetua es el ama de llaves y sirviente de don Abbondio.
- La monja de Monza, Gertrudis, es una figura trágica, una mujer amargada, frustrada y ambigua. Se hace amiga de Lucia. Está basada en el histórico de Virginia María de Leyva.


 Estructura  
 
 Los novios parte de la relación amorosa frustrada para adentrarse en los problemas políticos, sociales, económicos y humanos de la década de 1620 en la Italia del norte. Bajo este telón de fondo desfilan todos sus personajes cuyas características humanas —el orgullo y la humildad, la cobardía y el valor, el abuso y la sumisión, la agresividad y la mansedumbre, la fuerza y la debilidad, la violencia y la paz— se enfrentan en constante lucha.

  Manzoni se entretiene creando nuevos escenarios y relatos, abandonando aparentemente el argumento principal, pero recuperando el hilo, manteniendo una admirable unidad y cohesión en la novela. Italo Calvino señaló que Los novios puede ser considerada como una «polinovela», en la que varias novelas se cruzan entre sí.

   Renzo y Lucia son estereotipos. Los personajes creados con meticulosidad son el capuchino Cristoforo y la abadesa Gertrudis. Sus historias son novelas dentro de la novela principal y son una antítesis: mientras uno vive fielmente el espíritu del cristianismo, la otra vive de las apariencias.
De fray Cristoforo, de nombre de Lodovico, narra que es hijo de un exitoso comerciante. En un infortunado encuentro con un noble muere un sirviente suyo llamado Cristoforo a manos del noble. Lodovico venga la muerte de su sirviente y mata al noble. Ingresa en un monasterio de capuchinos para protegerse, adoptando el nombre del sirviente. Allí dedica su vida a la penitencia y se pone al servicio de los débiles, no sólo facilitando el reencuentro de los novios, sino al servicio de los apestados en el lazareto de Milán cuando cunde la plaga.

   Gertrudis ingresa en un convento con el pretexto de que allí aprendería lo que una mujer de su alta condición necesitaba saber para ocupar su sitio en la sociedad. Allí por su rango, es mimada por todas las monjas. En esas manos cae Lucia, buscando refugio a la persecución de don Rodrigo. Al saberla deseada y querida por un hombre se agiganta en Gertrudis la envidia. personaje de gran complejidad psicológica.


 La religión
 
El libro es una aproximación ética a la vida; insiste en el cristianismo porque encuentra en él el camino para una mejor forma de convivencia humana, sin hacer daño al prójimo y sirviéndolo cuando lo necesite. Manzoni reconcilia el cristianismo con los principios fundamentales del humanismo liberal.



   El escritor reivindica los valores cristianos en un momento en que en Europa imperaba entre los intelectuales el libre pensamiento y el anticlericalismo. La vida de Alessandro fue atormentada y difícil, empezando porque era fruto de una relación extramatrimonial de su madre. Manzoni se educó en un ambiente liberal, cuando su madre, separada de su marido, fueron a vivir a París donde vivía con su amante. Manzoni de joven se nutrió de las corrientes anticatólicas del círculo literario de los llamados «ideólogos», movimiento filosófico del siglo XIX, pero una vez vuelto a Italia se convirtió en un ardiente defensor de los valores del cristianismo puro (jansenismo). La conversión de su esposa, calvinista, le marcó definitivamente.

A Manzoni le preocuparon siempre los abusos del poder y el privilegio, las consecuencias del orgullo y la mala educación. Vio claramente las diferencias entre lo esencial y lo superfluo del cristianismo, las consecuencias del mal gobierno, causas del hambre y de tumultos sangrientos. Su sentido de la justicia es insólito para la época.

   La guerra y la peste provocaron la muerte de un millón de personas en Lombardía, Venecia, el Piamonte, la Toscana y parte de la Romagna. Las consecuencias de la guerra quedan reflejadas perfectamente en la novela: campos destrozados, cosechas destruidas, casas quemadas, surgen con el despropósito y la locura de esa guerra. El territorio era el escenario de guerras constantes entre la monarquía hispánica y la francesa por el control de una zona rica y estratégica. De hecho fueron los soldados mercenarios a sueldo del Imperio hispánico, los que propagaron la peste en la Lombardía. La infección empezó a propagarse en Milán otoño de 1629, y los testigos coinciden en que el primer caso fue el de un soldado italiano al servicio de una España, que gobernaba toda la región.


Retrato de la peste milanesa de 1630


   La peste con dimensiones de un personaje principal en la novela. Ni ricos, ni poderosos podían considerarse al margen de su azote; el contagio no sólo era posible por el contacto, sino por las casi inexistentes medidas higiénicas de la población. En este episodio Manzoni usa datos históricos precisos para enriquecer el relato de este singular azote que comenzó a finales de 1629. El número de muertos en el lazareto llegó a tres mil diarios. El realismo de la descripción es estremecedor y dantesco. Se moría de la peste, se moría del hambre; morían quienes ayudaban a los apestados, los que gobernaban, viejos y jóvenes por igual. Toda la ciudad de Milán era una morgue. En medio de la catástrofe se desató la maldad: algunos robaban la ropa infectada para propagar la enfermedad entre sus enemigos y no se perdía la ocasión de vengarse de ellos.

   Como en otras obras del género, se plantea también en Los novios la oportunidad y los condicionamientos de la novela histórica, en la que por subrayar el espacio que se dedica a las descripciones paisajísticas. Muy ricas son las impresiones que Manzoni recoge de los incomparables valles que se extienden entre los lagos de Como y Mayor y que Umberto Eco ha calificado de «cinematográficas».



      Las analogías entre aquella epidemia de peste bubónica y la pandemia actual de Covid-19 muestran cómo la Historia o los comportamientos humanos se repiten.

   La enfermedad se extendió a toda velocidad para que las restricciones fueran insuficientes, su aplicación laxa y sus conciudadanos no las respetaron". La epidemia comenzó en la Lombardía entre Milán y Bérgamo y se propagó por todo el norte de Italia.

   En Milán, en los dos años anteriores, se había producido una tremenda escasez de alimentos, básicamente cereales, y había provocado la clásica hambruna acompañada de revueltas, típica del Antiguo Régimen. Esto debilitó el sistema inmunitario de la población y ayudó a la difusión de la pestilencia. Era ya conocido por los romanos, Pest post famem, cualquiera enfermedad infecciosa recibía el nombre de 
peste que encuentra un campo propicio para su difusión tras una época de subnutrición.

   Los sospechosos de estar infectados eran trasladados a la fuerza, ellos y a menudo su familia, al lazareto, una especie de "hospital" precario afueras de la ciudad, lo que significaba, en un 90% de los casos, la muerte segura en malas condiciones. La falta de coordinación y de suministros básicos en el
lazareto complicaban la situación, hasta que unos padres capuchinos se hicieron cargo del centro.

   El terror de la segregación y al lazareto -explica Manzoni- hacía que la gente intentara evitarlo sin denunciar a los enfermos, se sobornaban los sepultureros y los subalternos del tribunal de la sanidad, enviados para la revisión de los cadáveres, para que declararan en falso lo que ayudaba a la difusión de la peste.



   La imagen superior es representativa del romanticismo dentro del relato. Una de las caras más tiernas entre las terribles descripciones de la tragedia que describe Manzoni. La madre advierte al monato, persona encargada de recoger a los fallecidos, "Que nadie toque ni un hilo", en referencia a su niña de 9 años, a quien viste de blanco ceremonial para depositarla en el carruaje y volver al cuidado de su otra pequeña, también contagiada. Se llegó a un extremo de impotencia que muchas situaciones lastimosas y urgentes no se atendían de ninguna manera. Por ejemplo, una multitud de niños morían por abandono, porque sus madres habían fallecido. Gente que desde las ventanas pedían comida por encontrarse encerradas en cuarentena sin alimento ni quien se lo administrara.

   La reacción psicológica de la población y la actuación de las autoridades públicas hace cuatro siglos atrás, tienen mucho en común con las actuales. En Milán las autoridades municipales minimizaron hasta el punto de ridiculizar el peligro y no tomaron medidas hasta que la peste se había extendido por la ciudad y alrededores. La incredulidad empujó a la gente y las autoridades a negar el fenómeno y en considerarlo "un efecto ordinario de las emanaciones del otoño de los humedales" o en el peor de los casos de "fiebres malignas".

   Los médicos, que trataban de alertar sobre la peligrosidad de la infección, fueron agredidos y acusados ​​de querer beneficiarse de la situación, y las disposiciones dictadas por el Tribunal de la Salud fueron boicoteadas como vejaciones arbitrarias sin motivo ni fundamento de ningún tipo.

   Las instituciones eclesiásticas convocaron una procesión solemne que salió del Duomo y recorrió toda la ciudad, llevando el sarcófago con el cuerpo embalsamado de San Carlos Borromeo, a quien se atribuía el "milagro" de haber liberado la ciudad de la epidemia de peste que había estallado unos cincuenta años antes. Se calculan unos 500 muertos diarios. En pocos meses, cerca de 150.000 personas murieron, la mitad de la población.

   Comienza a propagarse la idea de que se trataba de hechizos maléficos, operaciones diabólicas de conjuro para esparcir la peste mediante venenos contagiosos y malas artes. Los malhechores que esparcían la infección eran "untadores" del acto diabólico de "ungir" puertas, muros, mobiliario urbano, incluso las cuerdas de las campanas del Duomo. Para ser acusado bastaba que te sorprendieran en actos como tocar una pared con las manos o saludar a alguien con efusión o llevar ropa informal como los extranjeros, que vestían diferente. Manzoni atribuye esta locura colectiva a que los ánimos, irritados por la insistencia del peligro, abrazaban con agrado aquella creencia; la rabia aspira a castigar... y le place más atribuir los males a una perversidad humana, contra la que puede descargar sus venganzas, que no a una causa con la que no hay más remedio que resignarse. Contribuía en gran parte la credulidad, la ignorancia, el terror, el deseo de excusarse de haber tardado tanto en reconocer el contagio y pensado en remediarlo.


   I Promessi Sposi fue traducido y publicado por primera vez en España en 1833, con el nombre Prometidos esposos. El traductor, Félix Enciso Castrillòn, tuvo que censurar parte del libro quitando todas las críticas sobre el dominio español que aparecían en el texto. La omisión fue criticada por la prensa liberal de la época.

         

   Sucesivamente hubo otras trece traducciones al español, solo en el siglo XIX, casi todas publicadas bajo el nombre Los Novios. Al igual que las últimas ediciones, de 2015, publicadas por Cátedra y la de Akal que traduce Itziar Hernández Rodilla, profesora de la Universidad Complutense, en cuya edición contempla la variación del callejero de la ciudad milanesa desde la baja Edad Media hasta nuestros días.


 Las valoraciones a posteriori
 
   Se le reprocha a Manzoni el haber puesto más interés en la historia que en la literatura; se le tacha de tener una filosofía extrema que le mueve a interpretar el mundo de forma maníquea, haciendo que sus protagonistas sean buenos o malos. Según Benedetto Croce, la sabiduría del moralista limitó las posibilidades de Manzoni como artista y lo llevó a que en su novela comprimiera la complejidad de las pasiones humanas. Georg Lukács apuntó que Manzoni escribió una verdadera novela histórica en la que Italia a principios del siglo XIX no era muy diferente de las que trata Manzoni a principios del siglo XVII. Lukács señalaba que el amor, separación y reunión de los dos jóvenes campesinos se transformaba en una tragedia general de los italianos que vivían en un estado de degradación y fragmentación. Al estar Italia ocupada por los austriacos cuando Manzoni escribió Los novios, el escritor podía ver la historia repetida y no tuvo que recurrir a tenebrosas invenciones comunes en todos los escritores del Romanticismo.

   La riqueza, la armonía, y la fluidez de la lengua toscana, con sus frecuentes giros de elevado lirismo poético, hacen de la obra de Manzoni un deleite literario. El autor es además, un maestro en la capacidad de entretejer y conectar los elementos para formar una unidad narrativa. 



 
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