Una temática que reconocemos por otras interpretaciones de símbolos y emblemas políticos. Se sale de los libros religiosos o de las novelas de caballería y modas al uso y, a su vez, fue pionero, sirviendo como modelo para otras series que le secundan para transmitirnos la visión del mundo y una moral filosófica, recreadas con alta calidad literaria y estética.
Editorial: Fundación Univeristaria Española. 1981.
BORJA, Juan de [Conde de Mayalde y de Ficallo].
Empresas Morales de Don Juan de Borja.
FACSÍMIL de la de Francisco Foppens, Bruselas 1680,
Edición e introducción de Carmen Bravo-Villasante.
MADRID, 1981.
Encuadernación: Tapa dura en piel con sobrecubierta.
XXXI+461 pp., 16,5 x 22 cm.
Ilustraciones de emblemas b-n.
P.V.P. 38,00 €
BORJA, Juan de [Conde de Mayalde y de Ficallo, 1533-1606].
En el año de 1581 don Juan de Borja publicó en Praga el libro de Empresas morales que don José Bartolomé Gallardo en su Catálogo de Libros Raros y Curiosos.
Empresas morales compuestas por el Excmo. Sr. D. Juan de Borja, Conde de Mayalde y de Ficallo, Treze y Comendador de la Orden de Santiago, Embajador por el Rey Felipe II a la corona de Portugal, y a la Majestad Cesárea, Mayordomo Mayor de la Sereníssima Señora Emperatriz Máría, de los Consejos de Estado y Guerra del Señor Rey Felipe III, Presidente en el Real de Portugal, y Mayordomo Mayor de la Sereníssima Señora Reina Doña Margarita. Sácalas a luz el Doctor Don Francisco de Borja, su nieto, Arcediano Mayor de la S. Metropolitana Iglesia de Valencia, y Capellán Mayor de S. M. en su Real Capilla y Monasterio de las Descalzas Franciscas de Madrid. Dedícalas a la S. C. R. M. del Rey Don Carlos II, Nuestro Señor. En Bruselas, por Francisco Foppens, mercader de libros. 1680.» Vemos, pues, en esta última edición, el libro notablemente ampliado gracias a la diligencia del nieto del autor, que en un breve prólogo dirigido al Rey, explica cómo aumenta el volumen en una segunda parte de Empresas morales que su abuelo dejó manuscritas para dar a la estampa. E insiste en lo acendrado de las virtudes morales y políticas que son tema del libro, al tiempo que hace alusión a su antecesor el Duque de Gandía, San Francisco de Borja, cuyas obras espirituales han podido influir en la concepción de estas empresas.
Y resume en las últimas palabras toda una teoría de la emblemática y de lo empresarial en su relación íntima con el dibujo, cuando se lo recomienda, si «quisiere divertirse a materias, que deleitando la vista (por ser tan varias) den gusto al entendimiento, y no sin fruto». Este párrafo está tomado de la Dedicatoria que hizo el propio don Juan de Borja a su S. C. R. M. y que firma en Praga el primero de julio de 1581, como humilde vasallo y criado, dedicatoria que se ha suprimido en esta segunda edición.
En este prólogo (que antes fue epílogo), don Juan de Borja indica que no ha seguido rigurosamente las leyes de las Empresas: «Aunque las leyes, que han publicado algunos nuevos autores, de la manera de hazer las Empresas, son tan rigurosas, como las han querido hazer; añadiendo unos, y quitando otros a su beneplácito; no por eso me pareció, que obligaban a la observación de ellas. . . » Y si ha dejado de seguir las leyes, es por haber querido en esto imitar a los antiguos.
Vicios y virtudes
Como el propio don Juan de Borja anuncia en su prólogo, en este libro de las Empresas morales se trata de materia de buenas costumbres, por lo que los vicios y las virtudes son el tema principal. Analizadas las empresas una por una se ve que los motivos se centran en los males y vicios de: la vanidad, la ira, la venganza, el engaño, la soberbia, la ingratitud, la mentira, la soberbia, la arrogancia, la codicia, la impaciencia, la crueldad, la calumnia, la ambición, la inconstancia, la temeridad, el engaño, la falsedad, la envidia, la altivez, la sensualidad, la discordia, la inconstancia, la desconfianza, la sospecha, la impiedad. En una palabra, las pasiones.
Al hacer un estudio de las imágenes de los dibujos encerrados en los marcos de las cartelas, se observa casi una total ausencia de la figura humana, con lo cual Juan de Borja parecía seguir los preceptos de los tratadistas que evitaban la representación del hombre.
Algunas imágenes de los dibujos corresponden a motivos de la naturaleza, como el sol, la noche estrellada, el fuego, el viento, un monte alto de nieve, el eclipse de sol, el Etna, un peñasco, una telaraña.
En el primer libro es frecuente el motivo de la mano, la mano con un compás, la mano arrimada a una caña, dos manos, el brazo con la mano con un dedo levantado, la mano escribiendo en la pared, y el motivo del corazón: corazón sobre el fuego sin quemarse, corazón levantado con dos manos, corazón volando. Debemos citar los motivos abstractos, por así decir: las pausas de la música.
Es interesante indicar, por lo que pude suponer de influencia italiana, que algunos de los dibujos de las Empresas morales de Juan de Borja están tomados del bellísimo libro de jerónimo Paradino Symbola heroica (Antwerpiae, 1567), la cuba o tonel con agujeros (Borja. Emb., 52; Pardino, 157), las espigas (Borja. Emb. 106. Par. 254), la telaraña (Borja. Emb. 63. Par.), la camisa con el asta (Borja. Emb. 97. Par. 56), la calavera (Borja. Emb. 100. Par. 268), el arpa (Borja. Emb. 168. Par. 101). En el caso de la camisa en el asta el texto de Paradino también pudo haber servido de inspiración, aunque la anécdota era conocida, pero dada la afición de don Juan de Borja por el tema del desengaño, tanto el dibujo como el comentario puedan provenir del italiano.
En la exposición de la temática de las Empresas morales se nota cierta austeridad, se prescinde de lo anecdótico y de la erudición ; aquellas historias o cuentecillos de otros autores de emblemas y empresas aquí apenas existen. No hay divertimiento alguno, no hay novelería pagana o sagrada. Ni los dioses paganos ni los santos cristianos, ni los héroes o heroínas son material o pasto de invención narrativa
entretenida . Todo es meditación moral, sin necesidad de acudir a la amenidad del relato anecdótico. Aunque la meditación es sencilla y clara. A los animales no se les utiliza en virtud de un fabulario historiado, aunque alguna vez haya una excepción.
Sin embargo, don Juan de Borja algunas veces utiliza la anécdota «cum granosalis» y como de pasada, y entonces es de mayor efecto. A lo largo de las 225 empresas únicamente hemos visto diez o doce anécdotas. Éste es el caso de la Empresa 73 (págs. 146-147) con el lema Talia Feci, Talia Facio, que se vale de la anécdota de Agatocles para demostrar que no se debe olvidar el origen modesto: «Imitando a Agathocles, que siendo hijo de un ollero, por su virtud, y valor llegó a ser Rey de Sicilia, y no menospreciando esto, solía en sus aparadores poner los vasos de barro, junto a los de oro, diziendo a sus combidados, quanto estimava haver merecido por su valor (haziéndolos primero de barro) haver llegado a mandarlos hazer de oro.»
Lo mismo sucede en la Empresa 11, que lleva el lema de Domus optima, donde don Juan de Borja se vale del fabulario clásico, y espontáneamente lo cita, sin rebuscamiento alguno ni deseo de ostentación erudita y recargada. Dice así: «Esto se da a entender en esta Empresa de la Tortuga, con la letra que dize DOMUS OPTIMA, Que quiere dezir, No ay cosa mejor, que la propia casa. La fábula de donde se saca es muy conocida, que dize, que por haver llegado tarde la Tortuga a las bodas de Júpiter, haviéndose hallado al banquete todos los demás animales, siendo ella reprendida de su tardanza, se escusó con dezir, que no havía mejor casa, que la propia : en pena y castigo desto la mandó Júpiter, que nunca saliesse della, y la llevase siempre a cuestas.»
A veces la alusión anecdótica es brevísima, es una referencia ligera a algo ya sabido, como en la Empresa 174 (Libro II), cuando habla de la envidia y dice:
«pues por ella entro la muerte en él; ella mató a Abel, vendió a Joseplh; persiguió a Daniel ; y al fin mató a Christo Nuestro Señor», o en la Empresa 177 (Libro 11), Relinquenda, cuando hace alusión a la Samaritana : «de la misma manera que quien quiere olvidar una mala costumbre, ha de dexar las ocasiones de tornar a caer, en lo que tiene ya dexado, como lo hizo la mujer Samaritana, dexando el cántaro juntamente con la mala vida passada».
Respecto al comentario de las empresas declara haber preferido ser breve a hacer un largo comento, que deja al lector. Al final declara su intención didáctica y moral ; «pues el intento con que se han hecho ha sido de aprovechar en algo al que las leyere, por ser lo que se trata materia de buenas costumbres, que es lo que tanto nos importa».
El libro, muy bello, consta de dos partes, la primera compuesta de cien empresas, y la segunda (donde se indica «primera impresión»), de ciento veinticinco.
En las páginas pares, o sea, a la izquierda, va un lema en latín, que encabeza un comento, o comentario, sin escolios marginales, como luego será costumbre en muchos autores de empresas y emblemas, véase Covarrubias, Soto y Solórzano Pereira. En las páginas impares, o sea, a la derecha, va el dibujo. Por lo general, ya en la mayor parte de los autores, el dibujo siempre precede al comentario, como si éste fuera subordinado a la imagen gráfica. Aquí parece que el dibujo es secundario, una consecuencia del texto, que es lo principal.
El texto, o comento, va precedido de un lema o mote en latín. En la primera parte del libro en el propio comentario lleva la traducción en español, el latín va en letra grande, el español en cursiva. Ejemplo: MERUISSE SATIS. Basta merecerla.
LEVE ET MOMENTANEUM. Liviano, y de boca dura. Los lemas no llevan traducción en el comentario de la segunda parte, la traducción va al final en la tabla de materias.
LEVE ET MOMENTANEUM. Liviano, y de boca dura. Los lemas no llevan traducción en el comentario de la segunda parte, la traducción va al final en la tabla de materias.
En estas empresas morales de Borja desaparecen los versos que solían escribirse usualmente debajo del lema y del dibujo. Queda exclusivamente el comentario en prosa, parece como si el autor prescindiera de los versos como de un adorno superfluo. Hay que reconocer que muchas veces los versos eran flojos y carecían de la dignidad del comentario, aunque por otra parte hicieran más fácil y entretenida la lectura, y hasta sirvieran de ayuda nemotécnica.
Como el propio don Juan de Borja anuncia en su prólogo, en este libro de las Empresas morales se trata de materia de buenas costumbres, por lo que los vicios y las virtudes son el tema principal. Analizadas las empresas una por una se ve que los motivos se centran en los males y vicios de: la vanidad, la ira, la venganza, el engaño, la soberbia, la ingratitud, la mentira, la soberbia, la arrogancia, la codicia, la impaciencia, la crueldad, la calumnia, la ambición, la inconstancia, la temeridad, el engaño, la falsedad, la envidia, la altivez, la sensualidad, la discordia, la inconstancia, la desconfianza, la sospecha, la impiedad. En una palabra, las pasiones.
Contra todos estos vicios, el autor contrapone las virtudes, y señala repetidamente: la paciencia, la prudencia, la grandeza de ánimo, la fortaleza, la cordura, la constancia, la caridad, el valor, la esperanza, la magnanimidad, la firmeza de ánimo, la gratitud, la libertad, la discreción, el recato, la igualdad de ánimo, la verdad, el silencio, la proporción, la armonía, la mansedumbre, la humildad, el menosprecio del mundo, la justicia, la sabiduría, la dignidad, la diligencia, la amistad, la templanza, la austeridad, la clemencia, la liberalidad y la honra. Fuera de esto no hay nada más. Todo está concentrado en vicios y virtudes.
Los dibujos
Unas cartelas o tarjas arquitectónicas con una ornamentación geométrica de volutas o roleos suele repetirse en casi todos los dibujos de los emblemas. La cartela está dividida en dos partes, la de arriba es un rectángulo que encierra el lema, y la de abajo, más amplia, encierra el dibujo, en el que predominan las formas simples y con frecuencia, como hemos dicho, geométricas. Los dos compartimentos están claramente separados. La ordenación suele ser simétrica, los campos de las cartelas muy limpios y claros, con un motivo o dibujo central.
Las cartelas de las Empresas morales de Juan de Borja son casi idénticas que las cartelas del libro de Luca Contile titulado Ragionamiento di Luca Contile sopra la propieta delle imprese (Pavía, 1572). Frente al grutesco naturalista del primer Renacimiento se oponen los ornamentos planos, las molduras arquitectónicas, prescindiendo totalmente de follajes ornamentales y partes zoomórficas. Únicamente en alguna empresa del segundo libro hay excepción muy ligera de introducir cabezas de carnero y algún angelillo.
Al hacer un estudio de las imágenes de los dibujos encerrados en los marcos de las cartelas, se observa casi una total ausencia de la figura humana, con lo cual Juan de Borja parecía seguir los preceptos de los tratadistas que evitaban la representación del hombre.
En la temática de los dibujos se observa que la mitología es escasa . En el primer libro sólo hay cuatro menciones: Atlas, Júpiter, Dnaydas, Tántalo. De una manera preconcebida el autor ha evitado dibujar y nombrar dioses de la gentilidad, ignorando o prescindiendo del paganismo del que estaban bella y peligrosamente impregnadas las obras de los escritores emblemáticos italianos, incluso, más tarde, los mismos españoles que hacían gala de, conocimientos mitológicos.
En las imágenes hay una marcada preferencia por los objetos, por lo inanimado. Estos objetos aparecen dibujados con gran sencillez y sobriedad y, por lo general, exentos. Son: atlas, mundo, eslabón, pedernal, compás, cántaro, vaso, grúa, peso, martillo, rodela, carro, pirámide, bola, máquina, cuba, nao, arco, lámpara, edificio, trillo, espada, libro, rueda, corona, choza, ara, trofeo, candela, laúd, nave, torre, camisa, estatua, insignias, castillo, muela de molino, bola, armas, yugo, reja, cesta, órgano, silla, piedra, cuchillo, pan, grillos, olla, columna, caduceo, harpa, zapato, cedazo, espejo, hacha, altar, muro, saeta, brasero, áncora, honda, relox, jarro de agua, fuente, esfera, sepulcro y obelisco. Los motivos que más se repiten son cántaro, vaso y hacha de fuego. La representación de animales es también numerosísima, y como la de los objetos, suele ser muy clara y definida en su línea, y casi siempre el animal o animales están aislados . No hay animales fabulosos, solamente el cinocéfalo, que es hombre-animal, y el basilisco. Los animales que se repiten con más frecuencia son el águila, el perro, el pájaro y el león. Los animales reproducidos son: tortuga, alción, pescado volador, culebra, mariposa, galápago, ave del paraíso, caracol, rana, cocodrilo, cigarra, elefante, rémora, pescado, golondrina, cangrejo, buey, rinoceronte, milano, aspid, camello, pescado orbe, salamandra, toro, sierpe, escarabajo, raposa, lobo, oropéndola, hormiga y avestruz.
Por cierto, que de esta última hace alusión Covarrubias en su Tesoro cuando dice: «Ay algunas empresas del avestruz, aludiendo a su naturaleza y condiciones. El Dolce tiene una del avestruz, con un clavo en la boca, y por letra, Durfissima concoquit. Otra empresa ay de don J. de Borja del mesmo avestruz con una herradura en el pico, y por letra Sic nutriuntur fortes.
Por cierto, que de esta última hace alusión Covarrubias en su Tesoro cuando dice: «Ay algunas empresas del avestruz, aludiendo a su naturaleza y condiciones. El Dolce tiene una del avestruz, con un clavo en la boca, y por letra, Durfissima concoquit. Otra empresa ay de don J. de Borja del mesmo avestruz con una herradura en el pico, y por letra Sic nutriuntur fortes.
Junto a la fauna, la flora también tiene numerosa representación . Y el motivo repetido es: el árbol, árbol cargado de frutos, árbol desgajado, árbol con segures, árbol seco, árbol ahogado de la hiedra, árbol con nido, árbol con hojas nuevas, árbol sombra, y simplemente árbol. Los dibujos representan: laurel, nuez, vid, espigas, manojo de trigo, adelfa, palma, higuera, cebollas, sauces, olmo, calabaza, zarza, cardo, oliva, viña, helecho, granada, ortiga y ramo de ébano.
En el primer libro es frecuente el motivo de la mano, la mano con un compás, la mano arrimada a una caña, dos manos, el brazo con la mano con un dedo levantado, la mano escribiendo en la pared, y el motivo del corazón: corazón sobre el fuego sin quemarse, corazón levantado con dos manos, corazón volando. Debemos citar los motivos abstractos, por así decir: las pausas de la música.
Hay dibujos en las empresas que se entienden a primera vista, pero otros son ininteligibles, y sólo se deduce su significado de la explicación del comentario. Hay dibujos que pertenecen a la simbología antigua, y basta el dibujo y el mote para comprender todo. Por ejemplo: la culebra mordiéndose la cola, es bien sabido que significa el tiempo, y si el lema dice Omnia vorat, es claro que el tiempo todo lo consume. A Ferendo vincam que quiere decir: Sufriendo vencerá, corresponde el dibujo de un peñasco sufriendo los embates de las olas. La rueda suele representar siempre la fortuna que sube y baja. Domus optima con el dibujo de la tortuga es de significado evidente, como Sterilis labor, con el dibujo de un tonel con agujeros, por donde sale el agua. Sie nutriuntur Portes. Así se sustentan los fuertes con el dibujo del avestruz comiendo hierro, no necesita más explicación para ser inteligible, y lo- mismo sucede con: Hominem te esse cogita. Acuérdate que eres hombre, con una calavera. Pulsa caute, Pruébalo con discreción, acompaña el dibujo de una mano que golpea un cántaro. Arrogantia sine fructu, es el lema del dibujo de un manojo de espigas con fruto dobladas, y sin nada erguidas, y Calumnia morsus es el lema de la calumnia, representada por una serpiente que va a morder.
Hasta qué punto muchos dibujos eran símbolos antiguos fácilmente reconocibles, que se podría asegurar la fácil lectura de las empresas a la manera de los jeroglíficos. Al irse perdiendo esta simbología, a medida que transcurre el tiempo, el lector moderno tiene que acudir al comentario para poder comprender todo. Este lenguaje visual de las empresas y de los emblemas debió de proporcionar
mucho placer a los aficionados a este género literario y artístico.
mucho placer a los aficionados a este género literario y artístico.
Es interesante indicar, por lo que pude suponer de influencia italiana, que algunos de los dibujos de las Empresas morales de Juan de Borja están tomados del bellísimo libro de jerónimo Paradino Symbola heroica (Antwerpiae, 1567), la cuba o tonel con agujeros (Borja. Emb., 52; Pardino, 157), las espigas (Borja. Emb. 106. Par. 254), la telaraña (Borja. Emb. 63. Par.), la camisa con el asta (Borja. Emb. 97. Par. 56), la calavera (Borja. Emb. 100. Par. 268), el arpa (Borja. Emb. 168. Par. 101). En el caso de la camisa en el asta el texto de Paradino también pudo haber servido de inspiración, aunque la anécdota era conocida, pero dada la afición de don Juan de Borja por el tema del desengaño, tanto el dibujo como el comentario puedan provenir del italiano.
En la exposición de la temática de las Empresas morales se nota cierta austeridad, se prescinde de lo anecdótico y de la erudición ; aquellas historias o cuentecillos de otros autores de emblemas y empresas aquí apenas existen. No hay divertimiento alguno, no hay novelería pagana o sagrada. Ni los dioses paganos ni los santos cristianos, ni los héroes o heroínas son material o pasto de invención narrativa
entretenida . Todo es meditación moral, sin necesidad de acudir a la amenidad del relato anecdótico. Aunque la meditación es sencilla y clara. A los animales no se les utiliza en virtud de un fabulario historiado, aunque alguna vez haya una excepción.
Sin embargo, don Juan de Borja algunas veces utiliza la anécdota «cum granosalis» y como de pasada, y entonces es de mayor efecto. A lo largo de las 225 empresas únicamente hemos visto diez o doce anécdotas. Éste es el caso de la Empresa 73 (págs. 146-147) con el lema Talia Feci, Talia Facio, que se vale de la anécdota de Agatocles para demostrar que no se debe olvidar el origen modesto: «Imitando a Agathocles, que siendo hijo de un ollero, por su virtud, y valor llegó a ser Rey de Sicilia, y no menospreciando esto, solía en sus aparadores poner los vasos de barro, junto a los de oro, diziendo a sus combidados, quanto estimava haver merecido por su valor (haziéndolos primero de barro) haver llegado a mandarlos hazer de oro.»
Lo mismo sucede en la Empresa 11, que lleva el lema de Domus optima, donde don Juan de Borja se vale del fabulario clásico, y espontáneamente lo cita, sin rebuscamiento alguno ni deseo de ostentación erudita y recargada. Dice así: «Esto se da a entender en esta Empresa de la Tortuga, con la letra que dize DOMUS OPTIMA, Que quiere dezir, No ay cosa mejor, que la propia casa. La fábula de donde se saca es muy conocida, que dize, que por haver llegado tarde la Tortuga a las bodas de Júpiter, haviéndose hallado al banquete todos los demás animales, siendo ella reprendida de su tardanza, se escusó con dezir, que no havía mejor casa, que la propia : en pena y castigo desto la mandó Júpiter, que nunca saliesse della, y la llevase siempre a cuestas.»
La crónica histórica sirve para la mención anecdótica, como es el caso de la Empresa 93, con el lema Superbia mansuetudine superatur: «Que quiere dezir Que la sobervia con la mansedumbre se vence. Por escrivirse de los Elephantes, que siendo tan sobervios, y fuertes, ninguna cosa más los amansa, que los carneros, y assí huyen dellos ; como se escrive, que lo hizieron los Elephantes de Pirro, Rey de los Epirotas, quando los Romanos en la Guerra, que contra ellos tenían, usando deste ardid de Guerra, de pechar los carneros delante de sus Elephantes, los hizieron huyr, y assí les ganaron la batalla, y alcanCaron dellos la victoria.»
A veces la alusión anecdótica es brevísima, es una referencia ligera a algo ya sabido, como en la Empresa 174 (Libro II), cuando habla de la envidia y dice:
«pues por ella entro la muerte en él; ella mató a Abel, vendió a Joseplh; persiguió a Daniel ; y al fin mató a Christo Nuestro Señor», o en la Empresa 177 (Libro 11), Relinquenda, cuando hace alusión a la Samaritana : «de la misma manera que quien quiere olvidar una mala costumbre, ha de dexar las ocasiones de tornar a caer, en lo que tiene ya dexado, como lo hizo la mujer Samaritana, dexando el cántaro juntamente con la mala vida passada».
O en el caso de la Empresa 161 (Libro II), en que al referirse a la necesidad del favor divino, recuerda: «como lo hizo. mandando a su Pueblo, que hiziesse las trompetas de plata, para que quando peleassen con sus enemigos, las tañessen, y acordassen de su Dios, y él se acordasse de librarlos de sus manos».
En la Empresa 131 (Libro II) se hace alusión a lo sucedido a Milán Cretense, preso en el árbol que quiso desgajar, y en la Empresa 207 (Libro II) se alude a Lysimacho sediento que fue vendido por sus enemigos por el placer de beber un poco de agua.
Don Juan de Borja no era sólo un moralista o un filósofo moral, sino que además era un escritor cuya prosa tenía alta calidad literaria. Algunos comentarios de las Empresas por su tono y su estilo pueden igualarse a la prosa de Fray Luis de León y a la belleza de El cortesano renacentista, traducido del italiano por Boscán. Especialmente preciosas son las citas sobre la música, que es motivo empresarial
que se usa en el primero y segundo libro. No tiene nada de extraño que don Juan de Borja amase la música. De herencia le venía esta afición musical, pues según nos cuenta el Padre Rivadeneira, su padre el Duque de Gandía, luego San Francisco de Borja, amaba la música extraordinariamente . Dice Rivadeneira en el capítulo XI : «Aunque se privaba el Marqués del juego, y semejantes pasatiempos,
no le faltavan otros entretenimientos más honestos, y no menos gustosos. Particularmente dos recreaciones, a que se avía entregado, embebecíanle algunas veces tanto. . . La una era la música de canto de órgano, en la que aprovechó tanto, que no solamente cantava con singular destreza entre escogidos músicos; pero llegó a componer muchas obras, como un excelente Maestro de Capilla.»
Así, pues, los comentos sobre la música, además de ser altamente sentidos, son muy hermosos.
En la Empresa 91, que lleva por lema Interna suavissima, que quiere decir: La interior es la más suave, y el dibujo de un laúd, don Juan de Borja expresa la necesidad de la consonancia y armonía interior, y todo esto lo dice bellamente con su clara concisión v ritmo musical de la frase.
En la Empresa 123 (Libro II), cuyo mote es: Non impedire, y el dibujo un órgano, don Juan de Borja vuelve a insistir en esta concordancia: «mas la mejor música, y más suave consonancia, que ay es, quando la música interior, y exterior están bien concertadas; y esto es, quando las obras, y las palabras concordan entre sí, de manera, que hazen perfecta consonancia. Esta es la verdadera música . . .
quanto conviene, no impedir la música, y consonancia interior, que consiste que las obras sean buenas y las palabras se conformen con ellas; el que esto hiziere vivirá la vida con harmonía, y concierto» .
Don Juan de Borja quiere que no haya escisión, ni dualidad, que se viva de acuerdo consigo mismo, en consecuencia con el propio pensamiento . Y en la Empresa 168 (Libro II), que tiene por lema Vita et Harmonia ex contrarüs, insiste con nueva variación sobre el mismo tema: «de la misma manera la vida, que vivimos es, como una Música, que se compone de adversidades, y prosperidades; el que la supiere templar de manera, que ni las prosperidades le levanten sobre sí, ni las adversidades le derriben ; este tal acertará la verdadera consonancia, en que consiste la perfecta harmonía interior».
El tema de la amistad es otro que se repite con insistencia a lo largo de las Empresas morales, y le inspira las mejores páginas, más bellas, más sinceras y más emocionadas. Como un estribillo obsesivo repite el autor varias veces que: «no hay cosa más de estimar que un buen amigo» .
Ya en la Empresa 35, se elogia el bien de la amistad bajo el lema de Amicitiae bonum, El bien y el provecho de la amistad, y en la Empresa 47, con el lema Amicitia absque virtute, Tal es la amistad sin virtud, el autor afirma con un con vencimiento muy expresivo en la comparación, sin duda nacido de la experiencia: «Siendo más necessarios los amigos, para passar la vida, que el fuego, y el agua:
y teniéndose con razón, por la mayor riqueza, que ay, el tenerlos buenos . . . »
En la Empresa 57, Ámicitiae post mortem, Amistad aún después de muerto, se repite otra vez: «No ay cosa en la vida más para estimar, que un buen amigo», y en la Empresa 129, Solo nomine amicus, Amigo solo en el nombre, se dice: «No ay~ cosa más de estimar, que un buen Amigo, pues del, que es tal, se dize, que es otro yo, y que es salsa, para poder tragar todos los desgustos, y desabrimientos
de la vida, y que es más necesario que el fuego, y el agua para vivir; al fin se dize,
que es un alma en doscuerpos . . . »
Tanto las Empresas 133, con el lema Amicitiae /oecunda, La amistad es provechosa, como la 148, Ne frangitur, No le partas, que quiere decir que en ningún caso se ha de romper ni quebrar con los amigos, como la 151, con el lema Amicorum discrimen, La diferencia de amigos, son intensas meditaciones sobre la amistad, que se expresan con la breve intensidad característica de don Juan de Borja.
Ahora bien, si tuviésemos que escoger entre todas las empesas sobre la amistad y el bien de los amigos, a nuestro parecer, la mejor es la Empresa 145, Heu, heu, ;Ay, ay!, con el dibujo de un pájaro que se le va de las manos. El dolor de la pérdida del amigo va unida a la idea del desengaño, tan predilecta de don Juan de Borja, y a una maravillosa desesperación encubierta en resignada renuncia . Aunque el lector podrá leer el comento, no renunciamos a copiarlo aquí entero:
«Heu, heu. Quien supiere, quanto es de estimar un buen Amigo, y quan gran thesoro ha hallado el que le tiene, sabrá también juzgar, quanto es de sentir el perderle, pues con él se pierde el alivio de los trabajos, y el solacio, y contento que dan los placeres (si algunos ay en esta vida). Y aunque del amigo, se dize, que es la mitad del Alma de su amigo, y encareciéndolo más, le llaman otro yo, pero
con todo esto, ay más con que encarecerlo, que es, con dezir, que el verdadero Amigo, vive más en su amigo, que en sí mismo : siendo esto assí, como se podrá encarecer, lo que se siente, el perderle, sino con suspirar, y callar, como lo hace esta Empresa del Pájaro, que se va de las manos, que significa Amigo ydo, y que no se ha de cobrar, con la Letra: Ay, ay .»
Únicamente va dedicada al mal amigo la Empresa 147, Longe fuge, Huye lejos, con el dibujo de un toro bravo embistiendo a la carrera, que significa que hay que saber apartarse del mal amigo, y que hay amistades de que se debe huir como de un toro bravo.
Depende de la situación personal, que es la que determina la preferencia. Sea el asunto de que se trate, es de señalar que don Juan de Borja manifiesta poseer un conocimiento del mundo y del ser humano, verdaderamente sorprendente. Las reflexiones morales de sus comentos dan idea de la honda sabiduría
del autor, de la profunda reflexión, así como de la nobleza moral de su alma. A la belleza de su expresión hay que unir la verdad de lo expresado.
En un tiempo en que la meditación y la vida interior se nutrían de libros religiosos y de lecturas edificantes, las Empresas morales de Borja son como un manual para el conocimiento del mundo y para el comportamiento humano, por medio de lemas, dibujos, comentos, que al mismo tiempo puedan solazar . Suponemos que el libro podría abrirse al azar, y que el caballero o la dama leerían una
Empresa o dos, según el gusto del día o el estado de ánimo, y si estaban en tertulia cortesana, al comento del autor se unirían otros comentarios. Sabemos por el escritor francés Claude-Frano;ois Menestrir, que escribió La Pbilosophie des Images (1632) y La science et l'art de devises (1686), que
había personas muy entendidas y exigentes respecto a las divisas y los emblemas, que solían ser lectura de la Corte. Don Juan dedica las Empresas morales al Rey Felipe II para que cuando quiera
descansar del gran peso y carga que trae consigo el gobierno de la mayor parte del mundo, se divierta y solace con ellas.
Las Empresas morales pueden considerarse dentro del «ars moralia» de la época, que tantos tratados dio a la literatura. Muy útil sería su lectura al Rey para el conocimiento del mundo, cuando leyese aquel lema Aut multum, aut nihil, O mucho o nada (Emp. 2), y el comentario: «El tratar con floxedad, y tibieza lo que cada uno está obligado a hazer, es una fuente de donde no manan, sino ruynes sucessos
. . . pues sin duda es mucho peor, y de mayor inconveniente, el proceder floja, y tibiamente, en lo que se emprende, que si del todo se dexasse de hazer.»
Para el lector reflexivo, bien fuese político, cortesano o religioso, para el hombre que desease la meditación sobre los sucesos de la vida diaria y gustase del análisis de sus propios sentimientos, la lectura de las Empresas morales suponía una fuente de meditación y un consejero permanente . Qué gran verdad es el lema de la Empresa 9, que dice: Bis pereo, Doblado siento la muerte, y el comentario:
«Ninguna cosa se siente más, que verse uno herir, y maltratar con sus propias armas; agora sea por haver descubierto el ánimo a quien, con saber su secreto, se aprovecha desto, pareciéndole, que le tiene sujeto .»
Y el lema In portu pereo, En el puerto perezco (Empresa 55), que es una admonición desengañada de los aparentes logros del mundo: «Aunque es muy grande el contentamiento, que se recibe, quando se alcanza, lo que mucho se ha deseado, y trabajado: es mucho mayor el pesar, y dolor, que se siente, si luego, después de alcanzado, se pierde . . . »
En la tradición senequista hay más de un consejo. Cuando en la Empresa 28 el autor dice «State, Estad en pie, para que no hagan leña del árbol caído», hay un deseo manifiesto de contención estoica, y cuando en la Empresa 34, Retinere nequeo, No puedo encubrirlo, don Juan de Borja demuestra conocer el alma humana y el comportamiento psicológico . Dice: «Es tán dificultosa cosa encubrir, y dissimular qualquier grande afición, o passión, que' estuviere muy drraygada en el ánimo . . . y quanto el ánimo es más noble, tanto mayor trabajo padece en fingir, o, dissimular lo que siente.» Y lo mismo en la Empresa 46, Sic animi affectus, Así hacen las pasiones del alma.
El consejo moral por medio de las Empresas tenía mayor efecto. La afición a las divisas, a los emblemas y a las empresas durante el siglo xvi y xvii fue tan grande, que, muy pronto los mismos teóricos tuvieron que clasificarlas, ya que la vida entera estaba llena de sus signos . Ruscelli, Juan de Orozco, el hermano de Covarrubias y muchos otros las clasificaron . Menestrir, en La science et l'Art des Images, dice: «II y en a plusiers espetes, De sacrées, D'Heroiques, Des Militaires,
Des Academiques, Des Passionées, Des Politiques, Des Morales, Des Burlesques, Des Satyriques.»
En las fiestas, en los funerales, en las nupcias, había divisas y empresas. Añade el mismo autor: «II parut une vingtaine de Devises aux festes qui se firent pour les notes de Cósme de Medicis et Marie Magdelaine Archiduchesse d'Autrichel'an 1608», y también recuerda cuando se celebró la recepción de la Reina de Suecia . Posteriormente: «L'an 1622 on ne vie dans toute 1'Italia dans la France, dans 1'Espagne et dans le Pays-Bas que divers recuils des Devises qui avoient serviaux solemnitez de la canonitation des Saints Ignace de Loiola, Frano;ois Xavier-Philippe de Neri, Isidore, et Therese de Jesus . On a vú depuis la meme chose pour les canonitations de S. Frangois de Sales, des Saints Caétan de Tienne, Louis Bertrand, Frano;ois de Borja, Philippe Benisi, et Rose de Luna .»
Muchos años después Jacobus Boschius en su Symbolographia (1702) hace una clasificación de las Empresas más pormenorizada . Dice que hay: empresas sacras, heroicas, éticas, satíricas, pontificia, regia, polémica, equestria, genethliaca, erótica, ephitalámica y funebria. El mundo de los signos cada vez se complicaba más, en las últimas manifestaciones de un barroquismo desorbitado, que refleja magníficamente las formas de la emblemática y la heráldica. Sin intérpretes y comentaristas
había el peligro de que todos estos signos pudiesen quedar en formas anquilosadas ininteligibles. El mismo mundo pictórico del xvi y el XVII quedaría mutilado en la simple visión si no se comprendiera y explicara toda la profunda simbología que encierra.
Con el tiempo es evidente que las empresas, divisas y emblemas fueron tema de juego de ingenio. Cuando el propio Menestrier escribe La vie du Roy en divises, que comprende 200 divisas, está haciendo alarde de ingeniosidad suma, de ahí que cite a los españoles con admiración y sobre todo a Gracián. Celebra mucho a Juan de Borja, y sobre todo las divisas que se hicieron a la canonización de
San Francisco de Borja en Avignon.
Juan de Borja fue el primero en España en publicar un libro de Empresas, cuando la ingeniosidad todavía no era el objetivo principal de la literatura. É1 está en los inicios de un género -anteriormente muy difundido en Italia-, que durante un siglo en España va a tener continuadores. Diez años después de él publicará Juan de Horozco y Covarrubias sus Emblemas morales (Segovia, 1591). La lista es larga: Hernando de Soto publica las Emblemas moralizadas (Madrid, 1599); Sebastián Covarrubias, Emblemas morales (Madrid, 1610) ; Luis Tribaldos de Toledo, Emblemata (1610); Francisco de Villava, Empresas espirituales y morales (Baeza, 1613); Cristóbal Pérez de Herrera, Proverbios morales (Madrid, 1618); Pedro Bivero, Sacrum Oratorium Piarum Imaginum (Antwerpiae, 1634); Diego Saovedra Fajardo, Idea de un Príncipe político-cristiano representado en
cien Empresas (Milán, 1642)...
Introducción incompleta de Carmen Bravo-Villasante
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