Mesa redonda: ¿Hacia dónde va la novela negra en español?
Modera: M.ª Carmen de Bernardo Martínez
Participan: Lorenzo Silva y Miguel Barrero
Para Miguel Barrero la novela negra, como todo lo que hacemos en la vida, se encuentra revestido de ideología. El periodista matiza que el punto de vista, hasta en el ensayo o la memoria, siempre es subjetivo.
El autor distingue entre la novela ambientada en un acontecimiento, que se desarrolla en un momento histórico y la que trate la Historia. Un tema recurrente en las sesiones que interesó por dedicarse gran parte de los asistentes a la docencia. En la mesa llegó a cuestionarse cómo se puede sustituir en el programa de la ESO una novela como El manuscrito de piedra de Luis García Jambrilla, cuyo protagonista es Fernando de Rojas, por la lectura de La Celestina.
Nos quedamos también con una gran reflexión de Barrero, que considera que aquel relato basado en la memoria no deja de ser ficción, sin olvidar que la ficción miente, pero no daña.
Espejo
La existencia de Dios
En los primeros compases del siglo IX, Alfonso II El Casto viajaba desde su corte en Oviedo hasta uno de los confines más remotos del Reino de Asturias para contemplar con sus propios ojos el sepulcro donde, según el obispo Teodomiro, yacían los restos del apóstol Santiago. Aquella fue la primera peregrinación jacobea documentada y el inicio de un fenómeno que perdura en nuestros días y atrae hasta el antaño temido finis terrae a miles de personas de los cinco continentes.
El escritor Miguel Barrero recorre el Camino Primitivo con el ánimo de averiguar las razones que mueven a gentes de diversas razas, creencias y nacionalidades a abandonar sus casas y caminar por las sendas por las que nuestros ancestros perseguían los secretos del crepúsculo. El itinerario seguido por el monarca asturiano en aquel periplo inaugural, reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco en julio de 2015, es hoy un punto de fuga en el que se dan cita creyentes y agnósticos, viajeros y turistas, héroes y canallas. Una larga cadena tejida a lo largo de los siglos que recorre la distancia entre Oviedo y Compostela atravesando parajes tan hermosos como inquietantes: esas tierras en las que una vez estuvo el último límite de la cristiandad y donde nuestros antepasados más lejanos ubicaron los exactos dominios del fin del mundo.
La tinta del calamar
Una enigmática carta abre el camino hacia uno de los grandes enigmas de la literatura universal: ¿Quién fue realmente Fernando Pessoa, aquel escritor genial que se multiplicó en varias decenas de heterónimos mientras mantenía una existencia rutinaria por las calles de Lisboa? Quizá haya que buscar la respuesta en un complejo entramado donde las glorias marítimas del viejo imperio portugués se funden con la leyenda de Dom Sebastião, el Rey Durmiente, para destilar una rara alquimia en la que las identidades se forjan al compás del aliento inexacto de los sueños.
"El viaje a Lisboa de un profesor especialista en Fernando Pessoa se convierte en un laberinto de invocaciones históricas y en un thriller de conspiradores y fantasmas, sin que llegue a saberse quiénes son los unos y quiénes los otros. Pero quien se dedica profesionalmente a tratar con seres que no existen corre el peligro de contagiarse de su fantasmagoría.» Antonio Muñoz Molina.
Autor de las siguientes obras:
Espejo
KRK Ediciones, 2005
Premio Asturias Joven.
En los primeros años de la posguerra, un niño evoca lo que hasta entonces ha sido su infancia en la cuenca minera asturiana sin saber que durante el resto de su vida deberá hacer frente a los fantasmas nacidos en esos tiempos poblados por la penuria y la desolación. Espejo indaga en cómo un individuo puede no conocer su propia vida hasta el final de sus días, en cómo los estigmas del pasado pueden conducir a un presente oprobioso; pero también sobre el fracaso, la derrota o la importancia del ser humano ante el lento, inexorable paso del tiempo.
La vuelta a casa
En los primeros años de la posguerra, un niño evoca lo que hasta entonces ha sido su infancia en la cuenca minera asturiana sin saber que durante el resto de su vida deberá hacer frente a los fantasmas nacidos en esos tiempos poblados por la penuria y la desolación. Espejo indaga en cómo un individuo puede no conocer su propia vida hasta el final de sus días, en cómo los estigmas del pasado pueden conducir a un presente oprobioso; pero también sobre el fracaso, la derrota o la importancia del ser humano ante el lento, inexorable paso del tiempo.
La vuelta a casa
KRK Ediciones, 2007
«Esta forma de mirar, sencilla y sesgada, quizás sea la más exacta definición de Arte. Y, definitivamente, Miguel Barrero la posee. Es un estado casi de santidad, que procede directamente de la infancia, una inocencia que no acepta los juicios preestablecidos y que crea realidades abiertas a cada vistazo. Una sabiduría que Miguel utiliza con tiento a la hora de contar la historia de su protagonista, que no es más que la historia de una huida, tanto más intensa cuanto más pretende el regreso. En dicha huida al autor no le interesan demasiado los adjetivos de la situación, los porqués, los cómo, no quiere oír demasiadas explicaciones acerca de su protagonista, sino sólo lo esencial, y después deja trabajar la prosa, permite que la emoción surja de dentro de las palabras, sin apoyaturas retóricas ni subrayados externos». [Del prólogo de Ignacio del Valle]
Los últimos días de Michi Panero
«Esta forma de mirar, sencilla y sesgada, quizás sea la más exacta definición de Arte. Y, definitivamente, Miguel Barrero la posee. Es un estado casi de santidad, que procede directamente de la infancia, una inocencia que no acepta los juicios preestablecidos y que crea realidades abiertas a cada vistazo. Una sabiduría que Miguel utiliza con tiento a la hora de contar la historia de su protagonista, que no es más que la historia de una huida, tanto más intensa cuanto más pretende el regreso. En dicha huida al autor no le interesan demasiado los adjetivos de la situación, los porqués, los cómo, no quiere oír demasiadas explicaciones acerca de su protagonista, sino sólo lo esencial, y después deja trabajar la prosa, permite que la emoción surja de dentro de las palabras, sin apoyaturas retóricas ni subrayados externos». [Del prólogo de Ignacio del Valle]
Los últimos días de Michi Panero
DVD Ediciones, 2008.
Premio Juan Pablo Forner
«Quizá Jaime Chávarri no sabía, mientras rodaba El desencanto, que estaba poniendo imágenes al comienzo más celebrado de la historia de la literatura: «Todas las familias felices se parecen unas a otras; cada familia desdichada lo es a su manera». Al menos para el escritor Ricardo Estrada, protagonista de Los últimos días de Michi Panero, la vivisección de los Panero, su exposición a corazón abierto ante los ojos de la España de 1976, supuso no sólo una de las puertas de ingreso en la Transición, sino también la exhumación del cadáver de la institución familiar, institución que durante el franquismo se había convertido en depósito de privilegio de sus pretendidas virtudes. Novela de fracasados –pues cómo, si no es desde la constatación de la derrota como territorio afectivo, explicar la fascinación de Estradapor un Bartleby literario como fue el benjamín de los Panero, alejado del talento de sus hermanos, Juan Luis y Leopoldo María, y opaco ante la incandescencia de su progenitora, Felicidad Blanc–, Miguel Barrero levanta con esta historia de un ídolo improbable, que no es ni panegírico ni catilinaria, sino crónica forense, el mapa de un país, España, en perpetuo proceso de reinvención y, a la vez, el mapa de un hombre, el propio narrador, en perpetuo proceso de demolición».
[Ricardo Menéndez Salmón]
«Quizá Jaime Chávarri no sabía, mientras rodaba El desencanto, que estaba poniendo imágenes al comienzo más celebrado de la historia de la literatura: «Todas las familias felices se parecen unas a otras; cada familia desdichada lo es a su manera». Al menos para el escritor Ricardo Estrada, protagonista de Los últimos días de Michi Panero, la vivisección de los Panero, su exposición a corazón abierto ante los ojos de la España de 1976, supuso no sólo una de las puertas de ingreso en la Transición, sino también la exhumación del cadáver de la institución familiar, institución que durante el franquismo se había convertido en depósito de privilegio de sus pretendidas virtudes. Novela de fracasados –pues cómo, si no es desde la constatación de la derrota como territorio afectivo, explicar la fascinación de Estradapor un Bartleby literario como fue el benjamín de los Panero, alejado del talento de sus hermanos, Juan Luis y Leopoldo María, y opaco ante la incandescencia de su progenitora, Felicidad Blanc–, Miguel Barrero levanta con esta historia de un ídolo improbable, que no es ni panegírico ni catilinaria, sino crónica forense, el mapa de un país, España, en perpetuo proceso de reinvención y, a la vez, el mapa de un hombre, el propio narrador, en perpetuo proceso de demolición».
[Ricardo Menéndez Salmón]
La existencia de Dios
Trea, 2012
¿Cómo se rememora una amistad perdida cuando ya es demasiado tarde para recuperarla? ¿Qué claves aporta la lectura del pasado desde el presente? ¿Es posible reflexionar sobre uno mismo, sobre lo que se es en el momento actual, a partir de aquello que se fue? La identidad, el distanciamiento y la pérdida, entre otras cosas, se dan cita en esta novela en la que lo biográfico se confunde con la ficción para retratar esos momentos en los que empezamos a dejar de ser inocentes.
Camposanto en Collioure
¿Cómo se rememora una amistad perdida cuando ya es demasiado tarde para recuperarla? ¿Qué claves aporta la lectura del pasado desde el presente? ¿Es posible reflexionar sobre uno mismo, sobre lo que se es en el momento actual, a partir de aquello que se fue? La identidad, el distanciamiento y la pérdida, entre otras cosas, se dan cita en esta novela en la que lo biográfico se confunde con la ficción para retratar esos momentos en los que empezamos a dejar de ser inocentes.
Camposanto en Collioure
Trea, 2015
Prix International de Littérature de la Fondation Antonio Machado
Los lugares conservan intacta la memoria de cuanto ocurrió en ellos, por más que a simple vista sea difícil discernir las huellas del pasado. Un viaje a Collioure planeado con el único fin de visitar la tumba de Antonio Machado se convierte en un recorrido que sigue los pasos extraviados de un paisaje a la deriva. El calvario de los republicanos obligados a exiliarse a través de los Pirineos, el trágico final de Walter Benjamin en un cuarto de hotel de Portbou, las sombras en torno a un pintor valenciano del que apenas queda noticia, los desengaños de George Orwell tras recalar en una España en guerra, el desconcierto de Robert Capa ante el campo de concentración de Argelès-sur-mer, la tensa conversación entre dos hermanos al pie de una sepultura o la probable peripecia de un soldado desconocido del que únicamente se conserva una carta en la ciudad de Salamanca confluyen en unas páginas que son a la vez evocación y presente, revelación e incógnita. Una constatación de que, sea con la vida o con la muerte, siempre hay que terminar pagando cara la derrota.
Las tierras del fin del mundo
Los lugares conservan intacta la memoria de cuanto ocurrió en ellos, por más que a simple vista sea difícil discernir las huellas del pasado. Un viaje a Collioure planeado con el único fin de visitar la tumba de Antonio Machado se convierte en un recorrido que sigue los pasos extraviados de un paisaje a la deriva. El calvario de los republicanos obligados a exiliarse a través de los Pirineos, el trágico final de Walter Benjamin en un cuarto de hotel de Portbou, las sombras en torno a un pintor valenciano del que apenas queda noticia, los desengaños de George Orwell tras recalar en una España en guerra, el desconcierto de Robert Capa ante el campo de concentración de Argelès-sur-mer, la tensa conversación entre dos hermanos al pie de una sepultura o la probable peripecia de un soldado desconocido del que únicamente se conserva una carta en la ciudad de Salamanca confluyen en unas páginas que son a la vez evocación y presente, revelación e incógnita. Una constatación de que, sea con la vida o con la muerte, siempre hay que terminar pagando cara la derrota.
Las tierras del fin del mundo
Trea, 2016
En los primeros compases del siglo IX, Alfonso II El Casto viajaba desde su corte en Oviedo hasta uno de los confines más remotos del Reino de Asturias para contemplar con sus propios ojos el sepulcro donde, según el obispo Teodomiro, yacían los restos del apóstol Santiago. Aquella fue la primera peregrinación jacobea documentada y el inicio de un fenómeno que perdura en nuestros días y atrae hasta el antaño temido finis terrae a miles de personas de los cinco continentes.
El escritor Miguel Barrero recorre el Camino Primitivo con el ánimo de averiguar las razones que mueven a gentes de diversas razas, creencias y nacionalidades a abandonar sus casas y caminar por las sendas por las que nuestros ancestros perseguían los secretos del crepúsculo. El itinerario seguido por el monarca asturiano en aquel periplo inaugural, reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco en julio de 2015, es hoy un punto de fuga en el que se dan cita creyentes y agnósticos, viajeros y turistas, héroes y canallas. Una larga cadena tejida a lo largo de los siglos que recorre la distancia entre Oviedo y Compostela atravesando parajes tan hermosos como inquietantes: esas tierras en las que una vez estuvo el último límite de la cristiandad y donde nuestros antepasados más lejanos ubicaron los exactos dominios del fin del mundo.
La tinta del calamar
Trea, 2016
Premio Rodolfo Walsh
Gijón, madrugada del 19 de abril de 1976. Un incendio en el Campo de las Monjas se salda con la aparición del cadáver de un hombre semidesnudo cuyo cuerpo presenta múltiples heridas de apuntalamiento. El crimen conmociona al viejo barrio de pescadores de Cimadevilla, donde el difunto era una figura verdaderamente popular, y se convierte en el punto de arranque de un enigma que permanecerá grabado a fuego en el subconsciente de los vecinos. La fría estadística dirá que esa noche se registró el asesinato de Alberto Alonso Blanco. En el imaginario popular, la fecha pasará a la historia como el día en que mataron a Rambal.
¿Quién fue el culpable? La pregunta, aún sin respuesta, lleva planeando desde entonces sobre un Gijón que convirtió pronto la figura del desdichado protagonista de esta historia en una especie de mito. Las primeras investigaciones policiales, los interrogatorios infructuosos, los pasos en falso, la aparición de un enigmático joven al que nadie supo identificar y la convicción generalizada de que intereses ocultos y nunca confesados impedían que se arrastrase a los criminales terminaron tejiendo alrededor de la memoria de Rambal una leyenda que se ha hecho recurrente a la hora de explicar la vertiente más íntima de una ciudad acostumbrada a reinventarse. Un relato sugerente e inconcluso en torno a un hombre que vivió con alegría y murió de la peor forma posible cuando el mundo al que pertenecía empezaba a desaparecer.
Un ensayo sobre la misteriosa muerte de Rambal un lumpen local gijonés. Lo que atrajo al autor es la forma en que murió asesinado a cuchilladas sin que nunca se llegara a detener al culpable, pese a la abundancia de testigos y testimonios en la época.
El rinoceronte y el poeta
Gijón, madrugada del 19 de abril de 1976. Un incendio en el Campo de las Monjas se salda con la aparición del cadáver de un hombre semidesnudo cuyo cuerpo presenta múltiples heridas de apuntalamiento. El crimen conmociona al viejo barrio de pescadores de Cimadevilla, donde el difunto era una figura verdaderamente popular, y se convierte en el punto de arranque de un enigma que permanecerá grabado a fuego en el subconsciente de los vecinos. La fría estadística dirá que esa noche se registró el asesinato de Alberto Alonso Blanco. En el imaginario popular, la fecha pasará a la historia como el día en que mataron a Rambal.
¿Quién fue el culpable? La pregunta, aún sin respuesta, lleva planeando desde entonces sobre un Gijón que convirtió pronto la figura del desdichado protagonista de esta historia en una especie de mito. Las primeras investigaciones policiales, los interrogatorios infructuosos, los pasos en falso, la aparición de un enigmático joven al que nadie supo identificar y la convicción generalizada de que intereses ocultos y nunca confesados impedían que se arrastrase a los criminales terminaron tejiendo alrededor de la memoria de Rambal una leyenda que se ha hecho recurrente a la hora de explicar la vertiente más íntima de una ciudad acostumbrada a reinventarse. Un relato sugerente e inconcluso en torno a un hombre que vivió con alegría y murió de la peor forma posible cuando el mundo al que pertenecía empezaba a desaparecer.
Un ensayo sobre la misteriosa muerte de Rambal un lumpen local gijonés. Lo que atrajo al autor es la forma en que murió asesinado a cuchilladas sin que nunca se llegara a detener al culpable, pese a la abundancia de testigos y testimonios en la época.
El rinoceronte y el poeta
Alianza, 2017
Una enigmática carta abre el camino hacia uno de los grandes enigmas de la literatura universal: ¿Quién fue realmente Fernando Pessoa, aquel escritor genial que se multiplicó en varias decenas de heterónimos mientras mantenía una existencia rutinaria por las calles de Lisboa? Quizá haya que buscar la respuesta en un complejo entramado donde las glorias marítimas del viejo imperio portugués se funden con la leyenda de Dom Sebastião, el Rey Durmiente, para destilar una rara alquimia en la que las identidades se forjan al compás del aliento inexacto de los sueños.
"El viaje a Lisboa de un profesor especialista en Fernando Pessoa se convierte en un laberinto de invocaciones históricas y en un thriller de conspiradores y fantasmas, sin que llegue a saberse quiénes son los unos y quiénes los otros. Pero quien se dedica profesionalmente a tratar con seres que no existen corre el peligro de contagiarse de su fantasmagoría.» Antonio Muñoz Molina.
Siempre de paso
Pez de Plata, 2021
"De paso, siempre de paso", parafraseando la canción de su amigo Luis Eduardo Aute, recoge una selección de artículos publicados en Zenda , web de escritores de El País. Historias reales y ficticias, experiencias ajenas y propias, rumorologías y leyendas... Un extraordinario libro de viajes. Un asombroso viaje de libros. De paso, siempre de paso, escribiendo, viajando, leyendo, viviendo, Miguel Barrero se adentra en las marejadas de la Historia y de la Literatura para iluminar territorios de penumbra. Y así, de paso, tras los pasos de Ana Ozores nos muestra la relación extrañamente bipolar entre Vetusta y Oviedo; de paso recorre una Disneylandia esotérica, morada de secretos y cuna de herejías; de paso sigue los pasos perdidos de Valle-Inclán y recuerda su esperpéntico entierro; de paso bebe por Toledo con Luis Buñuel y sus cofrades, vislumbra lo que pudieron ver los ojos de Goya en Burdeos, imagina el acontecimiento más decisivo de nuestra andadura colectiva y festeja los Sanfermines de Hemingway; de paso se cruza con escritores como Cunqueiro, Benet, García Márquez o un tal Montaigne, y también con los Reyes Magos, Carlos Gardel y Los Suaves, porque en el viaje literario y humano de Barrero todo cabe: los Panero, el gozo y el dolor, la dicha y la desgracia, los versos de Valente, el lugar donde cantó Rosalía de Castro, el hombre que buscó a Federico García Lorca. De paso, siempre de paso, como la canción de Aute, y caminando con Machado, este libro de Miguel Barrero comienza en Colliure, donde resplandece el fulgor de los soles de la infancia, y termina en Soria, bajo el reflejo de las luces y las miserias del mundo. Un viaje extraordinario.
La otra orilla
Galaxia Gutemberg, 2023
Un escritor español imparte en Buenos Aires un taller sobre las relaciones entre la realidad y la ficción. Allí conoce a un anciano, Horacio Llana, que le cuenta que busca en la Commedia de Dante un mapa para recorrer el Más Allá y encontrar el alma de su esposa una vez muerta, igual que Dante encontró el alma de Beatrice. Explica que un profesor español, Adrián Gallinar, compartió con él la lectura de la obra y desapareció en el curso de unas investigaciones que llevaba a cabo sobre el texto dantesco. El escritor, atrapado por la curiosidad que le genera este relato, empieza la búsqueda de Adrián. La indagación lo lleva a tener noticia de diversos personajes, desde una cantante de jazz, Bárbara Soto, a un millonario italiano emigrado, Luis Barolo, que intentó preservar en el Nuevo Mundo la semilla intelectual de un continente europeo arrasado por las guerras mediante la construcción de un rascacielos, el Palacio Barolo, de cuyo diseño se ocupó un enigmático arquitecto llamado Mario Palanti. Nada ni nadie es lo que aparenta. El escritor se enfrenta a un laberinto donde cada paso que da parece desmentir el anterior. ¿Es Horacio Llana quien dice ser? ¿Qué buscaba Adrián Gallinar? ¿Bárbara Soto cuenta la verdad? ¿Qué pretendían, en realidad, Luis Barolo y Mario Palanti con la construcción del Palacio Barolo?
Un giro en la obra del autor donde nos plantea lo que somos, lo que queremos que los demás piensen sobre nosotros y la idea que estos realmente tienen de uno. De todo ello trata una obra de personajes con el palacio Barolo, que se diseñó inspirándose en la obra de Dante y se construyó en 1923 y por ello se encuentra en la sombra, sin aparecer en la portada del libro.
En Alcalá de Henares, cuna de Cervantes. Foto Daniel Mordzinski
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