miércoles, 26 de diciembre de 2018

ESTAMPA DE CASTILLA Y LEÓN (1928-1936)



   Edición de José Manuel Fraile Gil que publica la Diputación Provincial de Salamanca. 
282 pp. 29 X 40 cm.
ISBN 10: 8487339638 / ISBN 13: 9788487339639
 

   Facsímil con una selección de los artículos etnográficos y costumbristas que aparecieron en la revista gráfica Estampa, ordenados por provincias, según el momento de su aparición y, además, de los genéricos de toda la región

 Tres ediciones: 1986, 1995 y 2001.


 








    Estampa de Castilla y León muestra un centenar de trabajos hasta el inicio de la Guerra Civil que imposibilitó la continuidad de una publicación que lideraba las ventas en el género reportajes con una tirada de 2.000 ejemplares semanales. 

             




            Entre los precedentes a la revista Estampa se encuentran las de finales del siglo XIX, La ilustración Española y Americana (1869-1921), de carácter literario y artístico con el atractivo radica en su gran formato 24 x 30 cm, que retoma Estampa y lo supera para igualarse al tamaño de los diarios grandes que hemos conocido, dando mayor juego para la variedad de las composiciones con las ilustraciones y las tipografías. Y la influencia de Blanco y Negro, que aparece a finales del siglo XIX, como álbum ilustrado. Otras publicaciones importantes fueron la Revista de España, La Revista Europea y La Revista Contemporánea.



            Estampa se engloba dentro de la reacción que surge contra la Restauración, donde se sitúan el krausismo y el pensamiento liberal del que surge la Institución Libre de Enseñanza y los esfuerzos antropológicos de recuperación de la memoria histórica por el Ateneo de Madrid como el que aborda lo tradicional en De la vida, el amor y la muerte en la encuesta de 1901-1902. 


    La publicación iba dirigida a un público femenino. La formación cultural y la educativa fueron constantes preocupaciones de Estampa para impulsar a un país anclado en el pasado. 

   Las Misiones Pedagógicas llegaban a pequeños municipios aislados, acercando el cinematógrafo con el que mostraban los avances de la civilización en los medios de transporte que ya no se movían tan solo en carros de dos ruedas tirados por uno o dos mulos. 
                      
Los reportajes ocupan entre dos y cinco páginas y les mostramos sesgados
                                 
     Se publica un periodismo de altura. Manuel Chaves Nogales comenta en Estampa (1928):
 "Contar y andar es la función del periodista. Araquistáin, en su reciente viaje a las repúblicas americanas, Luis Bello, en su visita a las Escuelas de España, Álvarez de Vayo y algunos otros que no reclaman la atención del lector si no es con un motivo: contarle algo, informarle de algo".

     Entre los colaboradores de la publicación se encuentran los "corresponsales" M. Martín Agacir y José Ignacio de Arcelu en Salamanca, Luis González de Linares y Josefina Carabias por la provincia de Ávila; Eduardo Ontañón en la provincia de Burgos y, en menor medida, la soriana; Ignacio Carral por la provincia de Segovia aunque también se recorre Ávila y Soria; Vicente Sánchez Ocaña, Cesar González Ruano, F. Martínez Corbalán...
     
                                     
Descubrir España: la tierra y sus gentes, cómo visten y quiénes son sus habitantes


           Donde no llegaron los políticos estuvieron los periodistas de Estampa para comprobar cómo votaba la mujer por primera vez en España, que por ende era en la mayor parte del mundo.

El voto de la mujer en Bohoyo, Ávila
                         
             Salamanca, anfitriona de esta publicación, a donde llegamos desde el aire para contemplar una visión general de la ciudad que cuenta con dos catedrales y el paso del río Tormes, donde el Lazarillo fue bautizado por el ciego de un testarazo. 
                     


             A la ciudad universitaria salmantina llegaban los estudiantes que tildaron a sus habitantes de charros por su compleja manera de hablar y de vestir.
                                            



              Uno de los mayores atractivos de la capital provincial es su plaza mayor que se reconoce doblemente monumental. 

                            

            La salmantina es tierra de toros y de fama por sus embutidos. El cerdo y la producción de la 
matanza ha sido la despensa contra las hambrunas en Castilla y León. Se dice que: "De la gocha se aprovecha todo", 
"nos gusta hasta sus andares". Entre los que alcanzaron mayor gloria se cuenta el chorizo segoviano de Cantimpalo.


                  

            Burgos es la Caput Castellae o cabeza de Castilla. Los danzantes se encuentran acreditados desde tiempos de lsabel la Católica.




           El corazón de un pueblo se siente en el tañer de sus campanas, muy particular en cada una de las localidades castellano leonesas: la voz de llamada que proclama fiesta o celebración de vida y, también, ponen en alerta de calamidades o peligros ante fuego, el pedrisco o el fallecimiento de un miembro de la comunidad.
                            



              El habla de cada lugar, la cadencia del paisano en cada frase. El trato amable hacia los reporteros con un "majo/a" -aunque eso, se lo dirán a todos/as- que no es para camelar. Pero, cómo se llama a los lugareños: "tííío" y luego el nombre, su apodo, o el de la familia con emoción, presencia o musicalidad. Todo desde el sumo respeto. No es privativo del pueblo de Contreras y tampoco exclusividad de la provincia de Burgos. La explicación que le damos es que generalmente en los pueblos todos se conocen y se encuentran emparentados y, por defecto, se le otorga a todo mayor el "tío" como si se tratara de un respetuoso usted y no el vulgar que emplean los jóvenes cuando terminan una frase con su "colega".
                 

                  

            "Celebraciones pseudohistóricas" que nada tienen documentado como la fiesta de Los Jefes en Frías y Silos, o la que rememoran las picas de Flandes en la pinochada de Vinuesa (Soria), de solteras contra casadas, las mujeres sobre los hombres que se dejan azotar con las ramas durante ese día, damos fe.
                                


                  "El hábito no hace al monje" y tampoco concede historicidad.



      La fiesta que otorga la autoridad a la mujer concediéndole el cetro de mando concuerda en el día de santa Águeda que las condecora como alcaldesas en Zamarramala (Segovia). 


            La mujer era el puntal para el sustento familiar: Cuida de los hijos, recoge la casa y realiza buena parte de las faenas del campo. No sólo las sencillas pues se ve obligada también a enfrentarse a las más duras ante la marcha de los hombres dedicados a la carretería, la trashumancia o de marchante con recuas para dar salida a la producción de sus excedentes.
                     


            La fiesta de las móntivas, las cien doncellas que había que entregar como dote al califa moro ante la derrota en tiempos de Abderramán III y que se erradicó en la batalla de Clavijo. San Pedro Manrique tenía que "acorpar"(aportar) tres muchachas para la dote. El sombrero que portan las jóvenes en la ofrenda no presenta desperdicio y parece una tarta a base de arbujuelos, ramas recubiertas de pan. El periodista Ignacio Carral en el reportaje interpreta la representación como una ofrenda celta al sol que sería cristianizada durante la Edad Media cuando se muestra bastante imprecisa.
                          

             Sin abandonar San Pedro Manrique en Soria, al caer el sol se prende el mítico fuego que ilumina en la noche cerrada. Las chascas o luminarias sirven de localizador en la distancia. Acogedoras en los gélidos inviernos y en paraje serrano. La fe se reencuentra en ascuas.
                                 

                                            

             En Castilla se habla un dialecto propio. Aparte del castellano arcaico con las corruptelas de en "pa toos" o "haiga" (sic. haya); qué podrá querer decir: "man, moroza, sieva, pitoche, pautra, gazo o garlear". En el pueblo segoviano de Cantalejo se habla una jerga particular que solo ellos entienden para blindar el trato en la venta de los aperos de labor. Los cantalejanos se especializaron en la producción de menestrales y especialmente cribas y trillos para Tierra de campos. El reportaje de Ignacio Carral no tiene desperdicio para mostrar el hermetismo de un idioma encriptado para ser entendido tan solo entre sus pobladores.



                        

         El mercado o azogue -en árabe del lugar de encuentro para comerciar-, terreno de la picaresca y para el engaño de los "charlatanes". El de Segovia se celebraba los domingos ante el acueducto para los suburbios y los pueblos próximos que tenían por los arcos su entrada a la ciudad. Y para los del interior en la plaza, frente al ayuntamiento y la catedral, donde se continúa realizando los jueves.


                           

























   


            Las apreciadas prendas y sábanas de lino y las mantas de lana palentina, más pesadas, sucumbieron ante el calor sofocante que producía la industria de las fibras sintéticas.






           Los despoblados como Siero o el paradójico yermo de Castellanos demuestran que el abandono no es algo nuevo. Si antaño se podía explicar acogiéndose a motivos geográficos y de incomunicación, la situación resulta más preocupante ahora por manifestar una envergadura generalizada. 

     En determinadas circunstancias los abandonos fueron forzados, provocado ante el sacrificio por el progreso que exige la creación de embalses como en Riaño. Estampa quiso recoger el testimonio de los últimos moradores sorianos de Muedra que tuvieron que dejar sus casas por la construcción del pantano que se iba a construir en Cuerda del Pozo.



                          
             No sólo se están perdiendo los poblados, también los sistemas de producción en el campo, los que perduraban arraigados desde los pobladores celtíberos de los pueblos prerromanos, anteriores a nuestra era. 

    

         
         No encontraremos vestigios de la trashumancia de ganados en busca de los pastos invernales y tampoco jóvenes que ejerzan de zagales. Los escasos animales son transportados ahora directamente en camiones.


                     

          El enigma es básico para crear tensión y atraer al lector. A pesar de que los lugareños ya tuvieran la solución es cuestión de crear suspense e intriga para vender bien el reportaje.
                           

                  





             Las escapadas no creemos que fueran sugeridas para los campesinos y ganaderos que tienen el calendario repleto de faenas agropecuarias. Una propuesta para los ociosos urbanitas a quienes se les propone el ascenso al pico más alto de la Sierra de Gredos: el Almanzor.




           No podíamos olvidarnos de las canciones populares que tienen en el segoviano Agapito Marazuela al cazador de coplas y jotas castellanas para la recuperación del folklore. El autor tocaba la tradicional duzaina que no faltaba en ninguna fiesta castellana junto al tambor y la pandereta o la botella estriada de anís "El mono", el cincel y el almirez.  
     
                 El pueblo también es señal de alegría y fiesta por todo lo alto, que se prodiga durante varios días, al igual que las bodas. Entre las diversiones y juegos que practicaron los pobladores de Castilla se cuenta las galopadas a caballo para coger con una lanza las anillas encintadas o degollar los gallos pendidos en una soga. En carnaval se hacía una cucaña en la que el verdugo, con los ojos vendados, debía atizar con un palo al animal semienterrado que asoma por el pescuezo. Este evento se ha dejado de practicar por mostrarse tan salvaje y falto de sensibilidad ante la vida de los animales.            


      
















       Los juegos limpios que siguen vigentes son la gincana en la que hay que subir al tronco izado y la práctica de los juegos de la tuta, la calva y los bolos leoneses. 
                      
                      



Y el toro... que se escape para que campee... libre. 






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