miércoles, 24 de julio de 2019

NUEVAS APORTACIONES AL CONOCIMIENTO DE LOS CELTAS EN GETE (BURGOS)

 ROCAS SACRAS Y CREENCIAS RELIGIOSAS

    Los nombres del politeísmo celta para venerar a la naturaleza aún perduran en la toponimia de las tierras serranas de Burgos-Soria-Rioja, como el río Arlanza, las montañas de Neila y Karazo. En nuestra nueva publicación Los pilares de Castilla en las raíces celtas de Lara mostramos nuestras conclusiones y las pervivencias de la cultura celta en nuestros días. 


           La misma identidad en los habitantes de un espacio geográfico a lo largo del tiempo se muestra cuando los autóctonos presentan una continuidad en las tradiciones culturales como pueden ser de carácter simbólico o religioso. El lugar es de quien lo ocupa pero es importante conocer si esos pobladores tuvieron conciencia comunitaria para un territorio más amplio como el peninsular o, incluso, más allá de las fronteras nacionales. Manifestaciones similares en la manera de ver la vida y en las creencias, siguiendo unos mismos ritos y costumbres que les permitieran tener una cosmovisión personal del mundo.

  Según las últimas interpretaciones, la génesis de lo celta se remonta hasta el tercer milenio antes de Cristo con la cultura del vaso campaniforme -constatado por ADN- y los celtíberos, quienes se introducen con la cultura de los campos de urnas y las lenguas indoeuropeas en la Edad del Bronce, segundo milenio a. C. La cultura celta surge en el Atlántico (Islas Británicas, Galia, Galicia, Lusitania) desde donde se expande a centroeuropa, hasta los tracios en los Balcanes y los gálatas de Turquía.

   Los celtas fueron pobladores nativos de la península y llegan a vincularse en el mundo tarteso donde parece ser que los aborígenes también manifiestan inscripciones aunque pudiera ser después del siglo VI a.C., cuando los fenicios con quienes comerciaron tartesos se hundieron en una profunda crisis. La hidronimia aporta topónimos ancestrales en lingüística como la adoración celta al río dur en Duero y Duruelo, y los vascos que cuentan con cauces fluviales de nomenclatura celta como Nervión o Deva, atribuible a la diosa, que no se limitan a Vizcaya y Guipúzcoa. 

                              
Mapa localizador de los yacimientos de peñas sacras en Gete (Burgos)   
Foto: http://www.pinilladelosbarruecos.es/content/rutas-altares-celticos


    En el término de Gete se han catalogado al menos cuatro santuarios celtas (río Gete, término con sentido de orilla, límite o frontera, etimológicamente procede del árabe, al igual que otros acuíferos de la comarca sirven para denominar a las poblaciones) que se localizan precisamente en la confluencia de las aguas que encauzan cursos bien distintos por el río Saelices al Arlanza; en tanto que el próximo río Lobos desemboca al Duero por el Eresma.


   Rocas Sacra Saxa o altares sagrados aparecidos en Gete. Aunque se reconozcan más, vamos a centrarnos en las más específicas y donde se han dispuesto paneles informativos para ser visitables:

1. La Peña

 


Las entalladuras en la roca a modo de peldaños para acceder a la peña 
nos muestran el interés que tuvo el lugar

        Para ubicar un altar, los celtas eligen rocas en gran altura que les ascienden a los dioses y, por otro lado, se encuentran incrustadas en la tierra. "La Peña" de Gete  -a 300 m del poblado actual- es un promontorio con orientación en los solsticios de invierno y de verano. Mediante entalles en la roca se facilita el acceso por peldaños a la cumbre donde se sitúa un altar con cuatro loculi o laciculi en el que se derramaba la sangre en sacrificio a los dioses, lo que ha dejado resquicios en las crónicas del S XIV, como recoge el profesor Martín Almagro Gorbea en el Libro de Linages de Pedro de Barcelos. Un altar tipo Lácara (Mérida, Extremadura)
             
El altar de la Peña se localiza en las inmediaciones del castro de Pico del Cuerno 


Representación de cómo se celebra el sacrificio dirigido por la sacerdotisa, pues el druida no es tan corriente en la península
Foto: http://www.pinilladelosbarruecos.es/content/rutas-altares-celticos
Ilustración de José Ramón Almeida

                           
   Forman un conjunto de cuatro espacios rehundidos dispuestos en dos niveles.
 El lóculo más importante en tamaño está situado en lo más alto y queda remarcado por un espacio casi cuadrado de nido debido a una acción antrópica intencionada, que permitiría relacionarlo con el concepto cosmológico del nemeton o santuario celta. Mide 196 por 189 cm. Está orientado en sentido norte-sur y en el lado sur es donde se encuentra un canal amplio de 42 cm de ancho. Tiene unos diámetros de 89 cm (N-S) y 74’5 cm (EO). Su profundidad es de 35 cm.
A un nivel inferior, de unos 20 cm, se encuentran tres lóculos situados prácticamente en el mismo plano. El nº 2 es de forma ovalada y sus ejes (E-O) miden 91 y 68 cm. Los lóculos 2 y 3 son dependientes del nº 1. El nº 4, también de forma alargada, es independiente y su canal cae sobre el lado sur. El nº 1 es debido totalmente a acción humana, pero es probable que los otros tres aprovechasen un vaciado natural ampliado para sus propósitos. Al final de la escalera hay otro laciculus, con su correspondiente canal de desagüe, cuyo origen pudo ser natural pero se encuentra remodelado por la acción humana.

  Es un altar de finales de la Edad del Bronce. La interpretación de este recinto sagrado de origen pagano que posteriormente es cristianizado, manifestado mediante una cruz, como lugar de sacrificio de animales a los dioses. Por canaladuras la sangre del animal recorre la roca hasta introducirse en la tierra. Una posterior celebración intercomunitaria en la que se consumían los animales sacrificados, pues los celtas propiciaban estos encuentros para el intercambio de relaciones familiares que evitaran la consanguinidad.


2. Trono de tres asientos, próximo a la cañada.
    Roca sacra de los tres tronos considerada de la Edad del Hierro en la octava centuria anterior a nuestra era.
             
Foto: Juan Carlos Palacios. Ignacio Ruiz Vélez, doctor en Arqueología, visualiza por primera vez el altar de los Tres tronos


      En la parte superior de la roca se presenta un lóculo de 120 cm de diámetro con canaladura.


      Este altar se muestra como un mirador situado en la antigua cañada que fue paso natural de animales, controlado en el paleolítico desde las cimas, que pasaría a ser cañada Galiana desde Huerta de Rey a Salas de los Infantes, delimitados entre montes de Pico Gete hacia Silos y la peña Carazo donde se rinde un culto pagano al sol.
   
Estela medieval de Carazo, evocando al Sol, de inspiración celta  
                     

  Estos tronos se han interpretado con una función de coronación de "reyes". Se datan en la segunda Edad del Hierro a partir del 450 a.C.

 
    Sin embargo, en Iberia peninsular el mundo celta no se encuentra regido por una monarquía sino por un consejo de ancianos quienes nombran al caudillo que dirigiría las operaciones militares. El número de asientos solía ser impar para evitar empate en las deliberaciones. El guerrero era considerado un modo de vida que ocupaban la cúspide de la pirámide social y que derivan en clanes gentilicios hereditarios. En un nivel inferior se sitúan artesanos y comerciantes y, abajo, los esclavos. En Lara tenemos constancia de que se alistaron como mercenarios y adoptaron influencias en la vestimenta y en las tradiciones, como en el banquete funerario.



 La Edad del Hierro

  A mediados del S. VIII a.C. se inició en la cuenca del Duero la Edad del Hierro. Los celtas se asentaron en castros, habilitando chozas circulares como en Peñalara, que pasaron a adoptar una estructura rectangular en su inmediación, La Muela.

  La diversidad de etnias y su continua transformación divide a los autores por ser nuestro territorio un área fronteriza que trasciende a los límites provinciales vigentes.
     
 Reparemos en conocer las distintas tribus que habitaron por las inmediaciones de este espacio geográfico:
                     
Turmogos, también conocidos como murbogos o turmódigos, cuyo nombre proviene de turmas agere o tropa de caballería y, por extensión, guiar o conducir el ganado o pastorear. Se establecen entre los ríos Pisuerga y Arlanzón. Se considera que pueden llegar hasta el castro de Peñalara.

 Pelendones poblaron el territorio durante el primer hierro y se considera que fueron una tribu pacífica dedicada básicamente al pastoreo, igual que los turmogos. La denominación goza de gran popularidad pese a encontrarse en entredicho por las contradicciones de los geógrafos romanos y griegos que no llegaron a pisar la península, determinando sus descripciones de oídas. Según Ptolomeo sus ciudades fueron Visontium (por cacofonía se consideraba a Vinuesa, aunque no se encuentra probado), Savia y Augustóbriga, que ha pasado a identificarse con el castro de Peñalara. El sufijo “briga” indica altura y fortaleza, que al romanizarse su población se ubicó en el llano y pasaría a denominarse Nova Augusta.

 Se desprende de las fuentes romanas que adoran a las fuerzas de la naturaleza y, en las noches de luna llena, rendían culto a la puerta de sus casas a un Dios desconocido. En el castro Belendi, cultura Landas, su dios es Belenos, al que se vinculan los “pelendones”, como prueba el árula “Boiogena[e] Numerius” (ABASOLO, J. A. inscripción nº 39).  El calendario celta se basa en ciclos lunares de 28 días con equinoccio de Mabon, de otoño (21 de septiembre) que es donde se orientan los altares de Gete.

 Vacceos se ubicaron en Tierra de campos, adentrándose hasta Peñas de Cervera. Cultura del soto. Edad del Bronce a la Primera edad del Hierro. Poblamientos de 5000 habitantes que ocupan 500 km cuadrados, como en Pintia. Se asentaban en planicies elevadas, páramos o cauces fluviales. Según el colectivismo agrario de Diodoro Sículo los campos se dividían en suertes para trabajar la tierra y la producción se repartía dependiendo de las necesidades. La ocultación de la cosecha era penada con la exclusión y hasta la muerte. No obstante, la sociedad se encontraba jerarquizada y practicaban la esclavitud.

 Arévacos de are-, próximo; y -vaccei, vacceos orientales. Según Apiano lo era Numancia. Por Plinio y Ptolomeo las poblaciones más importantes fueron Clunia, Uxama con ceca Arcailicos, en Burgo de Osma, Termes en Tiermes, Secontia (Lakas), que por la ceca Secotiaz Lacaz se identifica con Langa de Duero, Segovia se encuentra en duda, pese a tener nombre celta, al límite de la Celtiberia y linda con los vacceos y Peñalara (Nova Augusta) en Lara de los Infantes, considera de los turmogos, de pelendones y que según algunas fuentes romanas fue arévaca y lo pudo llegar a ser finalmente.

Vettones más lejanos en la distancia, donde en el santuario de Ulaca (Ávila) presenta el sacrifico de animales con vertido de sangre. La cultura de los berracos que localizan en zonas de pasto crítico, a modo de dehesa, señalizando su ocupación con la imagen pétrea.

                                                   
De nuestro libro Viaje al condado de Lara,
ídolo donde se aprecia vivían de la ganadería
 
     Los pueblos celtíberos son receptivos al foráneo que trajina para tratar con su mercancía, como se deduce de las inscripciones de las téseras que muestran la hospitalidad hacia los mercaderes. Mediante hospitum o pacto establecieron relaciones con comunidades a larga distancia por necesidades comerciales o políticas, entre las que se presupone la práctica trasterminante. La vinculación de estas téseras confirma una posible trashumancia en la Antigüedad desde el Alto Duero a la zona sur de Extremadura.
                 
     Los celtíberos se caracterizaron especialmente por una tradición ganadera como sugiere el idolillo en barro cocido procedente del yacimiento de La Llana (Castrillo de la Reina), un exvoto de aire misterioso por vestir un sago o sagum celtíbero que parece portar el/la “pastor/a” cuidador/a del bóvido representado en su torso y que sería protector contra las alimañas. También tenemos consignado en la comarca mediante un árula el culto a Epona (diosa protectora de los caballos).


Desde el altar de los Tres tronos se divisa el castro de Pico del Cuerno de Gete. próximo a la mesa de Carazo -segunda por la derecha en la foto- , vegetación de robles que atravesaban los animales migratorios y la cañada trashumante de la Mesta 

    Los topónimos locales recogen cultos celtas y el vocablo kar´ aparece en las téseras como abreviatura de hospitum que asigna a la montaña sagrada, de donde podría provenir kar-azo, puesto que "cario" significa piedra en el sentido de peña. No olvidemos que en el alto aparecen inscritos grabados con siluetas esquemáticas humanas y un templo al Sol. Mons Dercetius fue la designación de Estrabón para Sierra de la Demanda y se correspondería con una divinidad a la que se venera por estas cimas con sentido de visión o aparición; los hombres del roble adoran a los elementos de la naturaleza y de manera especial al agua en Nela y Arl-antia (río Arlanza) y al Dios prerromano Airón (laguna de Aldea del Pinar).


           
La Cerca, en Quintanar de la Sierra, presenta mechinales  posteriores a los celtas para techumbre al igual que La Peña de Gete
   

   Estas peñas o grandes rocas ponen al hombre celta en conexión de cielo y el interior de la tierra para lo que se sirven de un ritual de ofrenda con la sangre del animal de mediadora.
               
Loculi en la cima de La Cerca
         Los dioses se presentaban a nuestros antepasados celtas en las peñas sacras como las de Gete. La localización de estos altares con loculi laciculi no son novedad en la comarca del alto Arlanza al encontrarse veneración en poblados altomedievales de Quintanar de la Sierra: fortaleza de La Cerca, este con su canaladura en un recinto previo de la edad de piedra -manifestación de cazoletas y representaciones desaparecidas de las que se tiene constancia- y con posterioridad en necrópolis medieval. No encontramos restos celtas por la ausencia de enterramientos aunque los rituales bien pudieron celebrarse en estos lugares con libaciones mediante canales serpentiformes que seguían una costumbre que prohibió el II Concilio de Braga (572).

                              
La Cerca y La Peña de Gete son altares paganos
cristianizados

 
       Los altares de los tronos tenemos que trasladarlos comparativamente a Ulaca y Buendía en Ávila y a la mismísima silla de Felipe II en El Escorial que también son celtas y, en el mundo anglosajón, a la coronación de San Patricio. En Extremadura se localizan estas talladuras en peña lo que no podemos desdeñar por la vinculación de estas tierras mediante la trashumancia de animales (vínculos establecidos por Gómez Pantoja entre la epigrafía de las estelas de Clunia con las de Cápara y la semejanza en los tipos de dolmen extremeños con el de Cubillejo). Pudiera ser que los asientos estuvieran reservados para los dirigentes de las tribus vecinas de arévacos, pelendones y vacceos en las celebraciones correspondiente con miras a poniente en el equinoccio de otoño.


Si quieres conocer mejor el mundo celta recomendamos la entrada al blog sobre nuestros libros:




BIBLIOGRAFÍA: 

ALMAGRO GORBEA, M., ESTEBAN ORTEGA, J., RAMOS RUBIO, J.A. y O. DE SAN MACARIO SÁNCHEZ

Berrocales sagrados de Extremadura. Orígenes de la religión popular de la Hispania celta. Fondo de Educación y Promoción de Caja Rural de Extremadura, 2021. pp. 23-82.

 

ALMAGRO GORBEA, M., I. RUIZ VÉLEZ y M.ª V. PALACIOS PALACIOS 

Las "peñas sacras" de Gete, (Pinilla de los Barruecos, Burgos): sobre religiosidad céltica en el Alto valle del río Arlanza, Arqueología en el Valle del Duero, Del Paleolítico a la Edad Media, VI Jornadas de Arqueológicas Oporto, 2018, pp. 217-240)


BENVENISTE, E

Vocabulario de las instituciones indoeuropeas. Ed. Taurus,1983.

 

CHALMETA GENDRÓN, P.  

“Simancas y Alhándega”, Hispania, nº 36, 1976, p. 409 s.

 

DELIBES DE CASTRO, G., y M.A. ROJO GUERRA (1988) 

"En torno al origen del foco megalítico del oriente de la Meseta: de nuevo el sepulcro de Cubillejo de Lara". Boletín del Seminario de estudios de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, v. LIV, p. 5-23. ISSN: 0210-9573.

 

DELIBES DE CASTRO, G. Á. ESPARZA, E. GARCÍA, J. R. LÓPEZ y MARINÉ, M.

La Colección arqueológica del padre Saturio González en Santo Domingo de Silos. Diputación de Burgos, 1988. 

 

ESCALONA MONGE, J.

Sociedad y territorio en la Alta Edad Media. British Arqueological Reports International, Oxford 2002.


PALACIOS GONZALO, A.

Viaje al condado de Lara. Trashumando por la cultura. Promoción turística de Alcalá, Alcalá de Henares, 2010.


RUIZ VÉLEZ, I. y C. SERRANO GÓMEZ 

Los petroglifos de "Puente Vallarena" de Carazo (Burgos). Boletín de la Institución Fernán González nº 234, 2002, pp. 215-230

 

 RUIZ VÉLEZ, I y M.ª V. PALACIOS PALACIOS

"Sacra saxa en tierras burgalesas, estado de la cuestión". En Sacra saxa II. Las piedras sagradas de la península ibérica. Actas del II coloquio internacional celebrado en Huesca en 2019. Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2021.



  Si quieres conocer mejor la zona de la que hablamos recomendamos la entrada a nuestro blog sobre nuestro libro:


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