jueves, 6 de febrero de 2020

ALCALÁ ARZOBISPAL

                                   
  De Palacio a Casa de los Arqueólogos 
Pasado y futuro del Palacio Arzobispal


       Una exposición del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid reconstruye la historia de un edificio emblemático de Alcalá de Henares como señorío de la Mitra toledana, hasta el 12 de abril de 2020.


Museo Arqueológico - ISBN  9788445138281 - 25,00 €

        Alcalá de Henares presenta yacimientos prehistóricos en fondos de cabaña a orillas del cauce fluvial que distingue a su nombre; los pobladores celtas la denominaron Iplaceaen época augusta Complutum, como confluencia de aguas, y otorga el gentilicio a sus futuros pobladores; en periodo visigodo Campo Laudable, que merece ser alabado, y en plena Edad Media, siglo XII, con la reconquista del castillo, conocida por Burgo de Santiuste por la iglesia que rinde culto a sus mártires Justo y Pastor, patronos de la ciudad, y Alcalá de Santiuste. Alcalá de Henares refiere en antroponimia árabe a su fortaleza a orillas del río en el que se cobija. En la reconquista Bernardo de Sedirac de Toledo comandaba las tropas que arrebataron la fortaleza a los musulmanes y, en 1129, el rey Alfonso VII donó a su sucesor el arzobispo Raimundo de Sauvetat la villa y tierras complutenses a los prelados toledanos, por lo que el castillo restaurado en Alcalá la Vieja por Pedro Tenorio se mostraba como estandarte de su señorío hasta que tuvo que  entregárselo a los Reyes Católicos como tributo por ser el arzobispo Carrillo partidario de Juana la Beltraneja.

   Para muchos complutenses la ciudad podría ser reconocida como la Alcalá de Cisneros en cuanto a lo que el prelado hizo para que la ciudad sea Patrimonio de la Humanidad hoy en día pero la labor de la Universidad tiene su germen en unos Estudios Generales y el nombre debiera aplicarse a una Alcalá Arzobispal.

                             
Prelados toledanos más activos en la construcción del Palacio Arzobispal
  
       En tiempos de Rodrigo Jiménez de Rada los miembros del cabildo catedralicio adquieren las casas en las inmediaciones al templo de los Santos Niños que terminan en poder del arzobispado por donaciones. Rada, además de cronista histórico, fue el responsable del cambio de ubicación del castillo a la estancia como fortaleza, donde se sitúa el Palacio Arzobispal.

      Alfonso de Fonseca levantó el patio renacentista que concluye Juan P. de Tavera.

     El edificio que albergaba su dominio ha visto restauraciones en el amurallado por Contreras y Tenorio.    
             
Reconstrucción del Palacio. Acuarela y tinta del diseñador Javier Darío
www.javierdario.es


          Desde Toledo en el siglo XIII los arzobispos mantendrán en Alcalá su dominio y residencia de descanso. En 1257 en la ciudad se celebra un concilio catedralicio donde la toga capitalina invita a los obispos de Palencia, Segovia, Osma, Sigüenza y Cuenca a instancias de 
Sancho de Castilla, por contar instalaciones y aposentos apropiados. En 1293 Sancho IV otorga los Estudios Generales que dieron germen a la que fuera Universidad Complutense de Cisneros, a finales del siglo XV. 
                         


Artesonado del salón de Concilios 1917 arriba) y reconstrucción (abajo)
          
                 Las cortes de 1348 se celebraron en Alcalá y de ellas surgió el Ordenamiento que entre otras cosas establecía las delimitaciones entre los lugares.

     El 20 de enero de 1486. Cristóbal Colón mantuvo su primer encuentro para financiar el viaje que promovió el descubrimiento del Nuevo Mundo con Isabel la Católica, de quien el Cardenal fue su confesor y llegó a ser regente. La vista no se celebró en la Casa de la Entrevista, como mantienen muchos, sino en el Salón de Concilios del Palacio Arzobispal.


Litografía coloreada basada en el cuadro de Vaclac Brozik, 1884. Canadá.

        Los reyes en su tránsito pernoctaban habitualmente en el Palacio de la archidiócesis episcopal, o bien acudían a actos litúrgicos como venerar las reliquias de San 
Diego, que veneraba Carlos III. Tanto es así, que Juan I sufriría un trágico accidente cuando partió con su caballo tras atravesar la Puerta de Burgos.
                    


          La bella imagen romántica dio paso a la triste desolación de la miseria del convulso siglo XIX provocada por los contratiempos que acarreó Napoleón al rebotar al clero francés, que tuvo que ser acogido en nuestro país con hasta dos centenares de hospedados en Palacio, y la rapiña de papel para hacer cartuchos las tropas galas, y los vaivenes de las guerras carlistas. Hechos históricos documentados que narran perfectamente Arsenio Lope Huerta y Gustavo Chamorro Merino en el libro.

          A consecuencia de las desamortizaciones del siglo XIX los edificios religiosos como el Palacio y la misma Universidad, -que se traslada a Madrid y de ahí la usurpación del nombre-, sus edificios se ven convertidos en canteras y se expolia el patrimonio eclesiástico.                                     
                             
Archivo General Central. Foto M. Vicente Sánchez Moltó

   En 1858 el palacio volvió a manos del arzobispado quienes se acogieron en el gobierno de O´Donell a la reorganización de archivos y bibliotecas para crear el Archivo General Central. El arzobispo de Toledo fray Cirilo Alameda ofreció el Palacio al Ministerio de Fomento como sede que cedió en 1859 y tras reformas de restauración empezó en su función pública el 1 de febrero de 1861. La custodia ascendía a 139.974 legajos, en 1926                                    
                               
Vista aérea de 1928. Fundación Pablo Iglesias.

                                 
Salón de la reina Isabel, 1930

   Lo que no destruyó la Guerra sucedió el cálido 11 de agosto de 1939, el Archivo padeció la mayor catástrofe que puedan sufrir los documentos históricos, pues a la combustión del papel se sumaron como catalizadores las explosiones del armamento que se encontraba en el edificio y que estallaron como un polvorín. En el juicio se inculpó a unos muchachos que se encontraban jugando aunque es más probable que fuera provocado, según la vox populi, para que no se desvelara el estraperlo con el que se había trapicheado en la armería.   
               
Vista desde la torre de la magistral, 1860 ca. Biblioteca Nacional de España
Se aprecia, 
a la izquierda, la desaparecida fachada del Ave María 



         Funestas pérdidas en la fachada Ave María, el patio renacentista y gran parte de la fábrica del Palacio que fueron pasto de las llamas. Aunque quedaron en pie gran parte que pudiera haber sido reconstruido, terminaron siendo demolidos. El trabajo de reconstrucción se ha convertido en un puzzle arqueológico. Columnas del Palacio Arzobispal se encuentran en el patio de la Casa de Cervantes, mientras que el Arzobispal cuenta con sillería de la iglesia de Santa María, sita en la Plaza de Cervantes, arruinada en los bombardeos de la Guerra Civil.


Artesonado de la Escalera de Covarrubias del Palacio Arzobispal. Dibujo de Javier de Mingo, 2019.




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