André Kertész es un reconocido fotografo por sus composiciones y su esfuerzo para establecer y desarrollar el ensayo fotográfico. En vida estuvo poco valorado pero su contribución a las vanguardias fue muy importante hasta el punto de ser reconocido como maestro de los grandes Henrí Cartier-Bresson, Capa y Brasaï. En España, Periferia y Errata Naturae han publicado Leer en un formato pequeño. Ofrecemos un libro de importación en italiano y de gran envergadura: Un autoritratto: André Kertész.
Arti Grafiche Friulane Società Editrice - 25 x31 cm. ISBN 8885893112 - 58,00€ |
André Kertész (Budapest, Hungría, 1894 - Nueva York, Estados Unidos, 1985). Se inició en la fotografía con unos manuales que encontró en el ático de su casa y con los primeros ahorros se compraría una cámara, a los 18 años. Estudió Comercio por imposición de sus padres y terminó trabajando en la Bolsa de valores de su ciudad sin que le apasionara su trabajo.
Si jugaran a las cartas sería un cuadro de Van Gogh pero beben, y son felices. |
Comienza fotografiando paisajes y retrata a sus paisanos con sus animales domésticos y dando de comer a los gansos. En la Primera Guerra Mundial, André se alista al ejército sin abandonar la fotografía y los militares constituyen una buena figuración para sus estampas.
Soldados en la letrina esperando que corra el aire en dirección contraria |
Continua capturando instantáneas de todo lo que le llama la atención, imágenes que en su gran mayoría fueron destruidas en la Revolución Húngara de 1919.
Expresionismo parisino y torre Eiffel al fondo,1935 |
En 1925 emigra a París donde contacta con la élite de artistas de la localidad de Montparnasse como Alexander Calder o Piet Mondrian. Durante esta época realiza retratos con su Leika y produce la parte más conocida de su obra.
Distortions es una de sus series más apreciada, capta cuerpos femeninos distorsionados por espejos deformantes, resaltando cierto erotismo no carente de sensualidad.
En 1936 es contratado en los Estados Unidos aunque no le dan grandes oportunidades y quiere regresar a Europa pero se queda atrapado entre la segunda guerra Mundial.
Michael Langford en su libro La fotografía paso a paso destaca a una docena de fotógrafos que desarrollan un estilo propio y entre ellos figuran Ernst Haas: creatividad en color; Henri Cartier-Bresson: el momento decisivo; Bill Brandt: El volumen y la luz; y André Kertész: lo inesperado. En esta gran obra, texto oficial de las escuelas de fotografía, se dice de Kertész que "busca la belleza en situaciones cotidianas. Su obra está presidida por la espontaneidad y por el talento innato para el diseño formal, así como una extraordinaria vista para captar detalles inesperados. Fue el primero en adoptar el momento decisivo de Cartier-Bresson que siendo este más naturalista y expresivo en la acción, Kertész se muestra más flexible pero menos realista. Nuestro protagonista se recrea en el paso del tiempo y su obra resulta más personal y menos periodística".
Se interesa por los cuerpos cubiertos por reflejos luminosos, juega con las distorsiones e inventa perspectivas aumentadas y nada reales como en su aplicación en encontrar variables de las sombras y sobre todo en ricos contrastes, que todas ellas marcan las pautas que definen su particular estilo fotográfico.
Su origen húngaro le cierra puertas laborales al pertenecer al bloque soviético en plena guerra fría y la caza de brujas Macartista.
El puente de Manhattan. Nueva York, 1937 |
Michael Langford en su libro La fotografía paso a paso destaca a una docena de fotógrafos que desarrollan un estilo propio y entre ellos figuran Ernst Haas: creatividad en color; Henri Cartier-Bresson: el momento decisivo; Bill Brandt: El volumen y la luz; y André Kertész: lo inesperado. En esta gran obra, texto oficial de las escuelas de fotografía, se dice de Kertész que "busca la belleza en situaciones cotidianas. Su obra está presidida por la espontaneidad y por el talento innato para el diseño formal, así como una extraordinaria vista para captar detalles inesperados. Fue el primero en adoptar el momento decisivo de Cartier-Bresson que siendo este más naturalista y expresivo en la acción, Kertész se muestra más flexible pero menos realista. Nuestro protagonista se recrea en el paso del tiempo y su obra resulta más personal y menos periodística".
Chimeneas expresionistas |
Paris, 1929 |
París, 1929 |
Se interesa por los cuerpos cubiertos por reflejos luminosos, juega con las distorsiones e inventa perspectivas aumentadas y nada reales como en su aplicación en encontrar variables de las sombras y sobre todo en ricos contrastes, que todas ellas marcan las pautas que definen su particular estilo fotográfico.
El Surrealismo. Distorsiones, 1933
Que mejor manera de describir al maestro que cerrar, volviendo a recuperar a Langford como lo hizo en la obra antes citada:
"Kertèsz es de los fotógrafos que mejor ha resistido a la prueba del paso del tiempo. Su obra ha evolucionado desde las escenas ingenuas del París de los años 20 y 30 hasta las composiciones más severas de sus últimos años, pasando por series de desnudos deformados por espejos. El nexo de unión es su talento para captar la vida bajo todas sus formas, con humor y delicadeza".
Para cerrar hemos escogido esta instantánea del muchacho doblemente feliz. Nos evoca cuando las madres preguntan al niño que se le ha antojado un libro en nuestro puesto si prefieren un libro o un helado, de menor coste económico, que pidieron antes. Hay excepciones pero los niños suelen decantarse por el polo y éste muchacho se ha echo con los dos premios.
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