miércoles, 19 de septiembre de 2018

LA CENTENARIA "BIBLIOTECA SELECTA" DE SOPENA JUVENIL


         Los libros infantiles junto con los culinarios se encuentran entre los que suelen aparecer más deteriorados al haber sido expuestos a situaciones de riesgo a su integridad con su uso. 
      Los ejemplares que mostramos han sido de los mismos propietarios y podemos determinar que títulos fueron los que resultaron más atractivos a la familia a pesar de que los gustos sean particulares al igual que los accidentes sean fortuitos sobre un volumen. También influye su antigüedad pues hay ediciones centenarias, de 1917 cuando aparece la colección infantil y juvenil de Sopena, que padecieron la contienda; mientras que otros fueron publicados para la generación siguiente, en 1943.


          El tamaño es importante para la colección Biblioteca selecta por ser un formato más atractivo para los benjamines de la casa al encontrarse al alcance del tamaño de sus manos. La serie mantiene el formato 12,5 x 16,5 cm.



                                  

           La colección consta de 72 títulos diferentes aunque media docena de ellos se corresponde con títulos presentados en volúmenes dobles como en Miguel Strogoff  (nº 41-42), Los Hijos del capitán Grant (nº 62-63) y los Cuentos de Andersen (nº 10-11)autor del que conocemos tres libros más donde se recoge la diversidad de sus obras.

                       



    El artífice de Biblioteca selecta es su editor Ramón Sopena, a quién consideraremos el abuelo. Otro de los autores reconocibles de la criatura es el ilustrador, a  tratar como el "tio-abuelo" y padrino de toda la colección, quién otorga cierta identidad a la serie, el zaragozano Luis Palao Ortubia (1863-1933).  

        



           El ilustrador trabajó a principios del siglo pasado para Santiago Calleja y con Sopena publicó como artista en nómina que no siempre firma su trabajo por lo que es muy difícil consignar la bibliografía de sus publicaciones. En la Biblioteca para niños la portada de Leedme, las láminas en color de Niños de todas clases y de Cuentos del abuelito o la totalidad de los grabados de Las famosas aventuras de Don Quijote y a él se debe las ilustraciones de la edición para adultos de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1931).          
      

















           
 



          Las obras, debido a la disparidad de los autores y temas tratados, son bien distintas con clásicos consagrados como Julio Verne con Strogoff y los números del 68 a 72, entre otras menos difundidas del autor como Un experimento del Doctor Ox (nº 23), El maestro Zacarías (nº 59),  junto a títulos menos conocidos de otros autores.





                 






















          

           El pintor aragonés da uniformidad para la identificación y reconocimiento de los títulos de la serie. Sus imágenes presentan gran calidad a pesar de que se aprecien los cambios en los gustos estéticos con el paso del tiempo. 

 






















    Su estilo resulta pictórico, demasiado académico y  repetitivo -portadas de los primeros números y las ilustraciones que mostramos-, y falto de dinamismo expresivo. Una "pausa" sin la evocación que el estilo publicitario y el cómic imprimen a la ilustración actual. Presenciamos cuadros faltos de planos cortos más insinuantes.






         







       Rompamos una lanza sobre el ilustrador que se vio obligado a dar la imagen tópica de la novela rosa o romántica dirigida al público femenino a quien se ha bombardeado con las "estampas floridas" en colores saturados.




                     


            Los valores morales no provienen específicamente de la posguerra al tratarse de publicaciones previas que potenciaron una visión piadosa muy vigente en nuestra cultura tradicional desde tiempos remotos. Prueba de ello es que el autor de las ilustraciones falleció antes del estallido de la Guerra Civil.




               
 



        





    


 




      Hay temas en los que las ilustraciones de Palao se encuentran plenamente conseguidas. Para 1917 se convierten en predecesoras del mundo fantástico de Walt Disney con las que los infantes alucinan viendo como el elefante baila vestido de faralaes, los perros ofician de policías y todos los animales hablan y se entienden entre ellos, por igual que los humanos los conejitos tienen muebles en sus madrigueras. Historias que aparecen en Juego y hazañas de animales (nº 9) y El teatro de los animales (nº 14).





                                             


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